El diseñador Miguel Palacio, en la quiebra, pero «animado y descansando»

El modisto ha cerrado su tienda acosado por las deudas. Laura Ponte, su eterna musa, explica a ABC las causas de la maltrecha economía del creador bilbaíno que vistió a Carolina de Mónaco

El diseñador Miguel Palacio, en la quiebra, pero «animado y descansando» gtres

martín bianchi

Miguel Palacio, arruinado: cierra tienda con deudas», tituló esta semana «Vanitatis». La exclusiva sobre la quiebra del negocio de uno de los diseñadores fetiche de la alta sociedad pilló por sorpresa a muchas de sus clientas e íntimas «royals», entre las que figuran Laura Ponte, Simoneta Gómez-Acebo y Beatriz de Orleans. Hace menos de un año, el creador bilbaíno dejó su trabajo en Hoss Intropia para asociarse con unos amigos y abrir local propio en el elegante número 26 de la madrileña calle del Monte Esquinza, en el corazón de Chamberí. Ahora, el modisto, que comenzó su carrera en los años 90 con Fernando Lemoniez y luego dio el salto a París, ha tenido que cerrar la tienda acosado por una deuda millonaria. Palacio, que también ha vestido a iconos internacionales de la moda como Carolina de Mónaco o Arielle de Rothschild, ya ha saldado sus deudas con los bancos. Ponte, su eterna musa , explica a ABC cómo se encuentra su amigo y estilista de cabecera.

—¿Cómo está Miguel?

—Está bien, en un momento de catarsis. Las dificultades se pasan como uno puede, pero está animado, descansando y viendo cómo enfocar el día de mañana. Es un crack y nada le va a faltar.

—¿Por qué ha tenido que cerrar su tienda?

—Porque, como me ocurrió a mí, su asociación no ha sido todo lo buena que esperaba y no todo depende de él. Él es un creativo y no puede estar encima de todo. Además, hemos pasado por una crisis muy gorda, hemos tenido que recolocarnos. El mercado de Miguel es pequeño por el tipo de costura que hace. No es para todo el público. Cuando estuvo con Hoss se acercó más al gran público. Podría hacer ropa o cualquier cosa para Zara, tiene un estilo increíble y sabe el mecanismo para hacer ropa low cost sin perder su sello.

—¿Es imposible hacer moda sin la ayuda de un gran grupo textil?

—Es muy difícil. Tienes que abaratar costes y para una empresa pequeña eso es muy complicado. La producción en España es cara y el mercado es el que hay. Y llevamos cinco años de crisis. Para salir fuera se necesita una inversión muy grande y tardas mínimo cinco años en posicionarte en el extranjero. Digamos que se necesita un tenderete importante.

—¿La moda española sigue en crisis?

—Sigue, pero no solo la moda. Lo que ocurre es que el español se recupera rápido y nunca pierde el ánimo, la gente sigue saliendo a la calle y disfrutando con una caña. Pero en la moda está todo muy complicado. Y los grandes grupos, como Zara o Mango, no necesitan de un gran nombre porque viven de no aliarse con creadores famosos o reconocidos. Y los diseñadores famosos tampoco quieren perder su identidad a la sombra de un gran grupo.

—¿Ve a Miguel diseñando para Zara?

—Lo veo y se lo digo a él. Ha llegado hasta donde le ha dado la gana, ha hecho todo lo que ha querido, ha vivido fenomenal, ha mostrado su ropa por todo el mundo, ha vestido a mujeres maravillosas. Ahora, con 50 años, tiene que recolocarse. Como hacemos todos. Le digo que hay que jubilarse bien, en paz.

El diseñador Miguel Palacio, en la quiebra, pero «animado y descansando»

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