Kardam de Bulgaria, un Príncipe moderno y «manitas»

Kardam de Bulgaria fue un Príncipe moderno. Estaba atrapado por la Historia en su condición de Príncipe de Tírnovo, el título de los Herederos al trono de Bulgaria, y bajo la dirección de su padre obtuvo una formación seria y firme en materias prácticas como agricultura y economía. Algunos de sus íntimos amigos lo definen como un gentleman & scholar, y lo era. Y además, políglota: hablaba seis idiomas con fluidez. Pero era también un hombre práctico. Y un «manitas» a la hora de emplear una caja de herramientas. Gustaba tomar el pelo a sus amigos cuando tenían que llamar a un electricista o un carpintero. Él resolvía esos asuntos en casa sin necesidad de requerir la participación de profesionales.

Una de las pasiones de Kardam era la música. O quizá sea más exacto decir algunas músicas. El 24 de septiembre de 2003 Miriam y él acudieron al concierto del Centenario de ABC que se celebró en la plaza de toros de Vistalegre. Ese día actuaba Carlos Santana, del que Kardam era un fiel seguidor. Y esa noche se llevó a su casa la firma del mítico guitarrista estampada en sus vaqueros. Menos de un año antes, el 2 de diciembre de 2002, celebró su 40 cumpleaños con una fiesta en la discoteca Joy de Madrid. Acudieron amigos de todo el mundo, compañeros de estudios, de trabajo en diferentes países y colegas de su «gremio» como Reza Pahlevi, Príncipe Heredero de Irán. El afán de Kardam era agradar.

En la vida institucional no era fácil para él encontrar el lugar exacto. Era invitado a muchas celebraciones de las familias reales de todo el mundo por ser un Príncipe búlgaro. Pero un búlgaro con pasaporte español. Cuando en el verano de 2002 el Rey Mohamed VI festejó su matrimonio con Salma Benani, hacía sólo unas semanas que se había producido el choque entre España y Marruecos por Perejil. Los únicos españoles que asistieron a la celebración fueron Kardam y Miriam . Y tenían que estar. Hassan II y Simeón II se trataban como hermanos, y como primos muy próximos se tratan sus hijos.

El 16 de abril de 1997, meses después de su primera vuelta al país en junio del año anterior, Simeón II hizo una nueva visita a su patria para hacer un manifiesto en la ciudad de Veliko Tírnovo, la antigua capital del país, que da nombre al título del Heredero. Tan pronto terminó el acto político en la ciudad, y camino de un monasterio que el Rey quería visitar, llamó a su hijo Kardam para contarle cómo había sido la visita a «su» ciudad. Una ciudad de la que se sentía orgulloso sin dejar de ser nunca un Príncipe moderno y «manitas».