La tía rica de Isabel Sartorius deshereda a su única hija, Andrea Cabeza de Vaca

Carroll Petrie, XI marquesa de Portago, acaba de morir. Dejó por escrito que su fortuna de más de 90 millones de euros vaya a parar a obras de caridad

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martín bianchi

Los ricos muy ricos son diferentes al resto de los mortales. Sus testamentos suelen ser más extensos y, sobre todo, más engorrosos. Ahora mismo no hay herencia más controvertida que la que ha dejado Carroll Petrie (90), viuda del aristócrata español Alfonso Cabeza de Vaca y XI marquesa de Portago. La tía segunda de Isabel Sartorius (49) falleció el pasado 22 de enero en su fabuloso piso de la Quinta Avenida dejando por escrito una última voluntad que está haciendo las delicias de las malas lenguas neoyorquinas.

«Millonaria de Manhattan deja de piedra a su hija en una sucesión de 100 millones de dólares», tituló esta semana el «New York Post» una historia que tiene como protagonista a la fallecida marquesa (casada en primeras nupcias con el primo carnal de Vicente Sartorius) y a su única hija viva, Andrea Cabeza de Vaca (64). Según ese periódico, Petrie, que tras enviudar del marqués de Portago se casó tres veces -la última con el magnate americano Milton Petrie-, estipuló que su fortuna de más de 90 millones de euros vaya a parar a las arcas de la Fundación Carroll and Milton Petrie y a otras obras de beneficencia. Cabeza de Vaca solo recibirá unos 10 millones de euros (antes de impuestos) y su sobrina mayor, Theodora, hija de su hermano Antonio, otros 10 millones.

«En su testamento hay muchos beneficiarios: amigos, empleados, instituciones benéficas, hospitales... y también hay muchos impuestos que pagar. La larga lista de beneficiarios recibirá más de 40 millones de euros», explica a ABC Harvey E. Corn, abogado de Andrea Cabeza de Vaca. «Estamos estudiando el testamento. Aún no podemos decir si vamos a solicitar algún tipo de impugnación. Antes de que se ejecute tenemos un margen para investigar versiones antiguas de su última nota, registros médicos y otros documentos. En dos semanas habrá novedades», adelanta el letrado.

En esta guerra, ajena a la rama española de los Cabeza de Vaca, están en juego joyas, obras de arte, antigüedades, la Medalla de Honor de la Orden de Isabel la Católica que la marquesa recibió de manos de Don Juan Carlos y hasta su piso en el mismo edificio donde viven Rupert Murdoch, Harold Prince y varios Rockefeller. «Isabel (Sartorius) no tenía relación con su tía ni con su prima. Viven en EE.UU. y ni siquiera hablan español. Solo vinieron una vez de visita, pero nunca más volvieron», explica una pariente lejana.

Queridísima mamá

La prensa neoyorquina especula con que Andrea Cabeza de Vaca, musa de Andy Warhol en los años 70 y exmujer del multimillonario alemán Mick Flick, ha contratado a Harvey Corn para iniciar un juicio testamentario. Corn es un as en pleitos de este tipo y ha defendido a Anthony D. Marshall, hijo de la rica Brooke Astor, en uno de los casos de herencia más escandalosos del último siglo (Marshall terminó entre rejas por manipular el testamento de su madre y robarle varios millones).

«Le puedo confirmar que Carroll Petrie y su hija estaban distanciadas. Tenían una relación difícil y no se veían desde hacía años. Mi clienta intentó verla antes de morir pero le dijeron que ni se acercara», confirma Corn a ABC. Según amigos de Petrie, madre e hija no se veían desde hacía cinco años. ¿Se sorprendió Cabeza de Vaca cuando se abrió el testamento? «Solo puedo decirle que ‘‘sorprendida’’ no es la palabra adecuada». Quizá sea «resignada».

La marquesa y su hija nunca se llevaron bien. Tras la muerte de Alfonso de Portago en un accidente automovilístico en 1957, la aristócrata envió a su hija al internado de Heathfield, a las afueras de Londres, y a su hijo Antonio a Ludgrove School. Años después, Andrea se fue a vivir a Nueva York para estudiar ballet con George Balanchine, mientras su madre se volvía a casar en Hong Kong. «Carroll jamás fue una madre para sus hijos», confesó una amiga de la familia a Charlotte Hays, autora de «Los cazadores de fortunas», un libro en el que se desmenuzan las intrigas de los Cabeza de Vaca.

La muerte de Antonio de Portago en 1990 terminó de dinamitar la complicada relación. Según Hays, el único hijo varón de los marqueses falleció de sida y su madre, que nunca quiso reconocer la tragedia, asistió al funeral vestida de púrpura, motivo por el que Andrea habría dejado de hablarle durante años. La pugna por el título nobiliario habría sido el colofón de esta tragedia. Tras la muerte de Antonio, Andrea solicitó y obtuvo el marquesado pero en 2013 su sobrina Theodora lo reclamó y, favorecida por la Ley de 2006 que suprimió la preferencia del varón sobre la mujer en la sucesión de títulos, ganó el pleito.

Refutar la última voluntad de la difunta marquesa de Portago no será fácil. El abogado que elaboró el documento es William Zabel, conocido como «el mago de los embrollos sucesorios». El letrado estadounidense, autor del libro «Los ricos mueren más ricos y usted también puede hacerlo», consiguió que uno de sus clientes recuperara 2.600 millones de dólares robados por Bernard Madoff y representa a peces gordos de las finanzas como George Soros. Ahora él será quien defienda la última voluntad de la «queridísima mamá».

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