entrevista

Sybilla: «He cumplido sueños, pero extrañaba vivir entre telas y colores»

La diseñadora acaba de recibir la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Esta semana abrirá su nuevo salón de ropa a medida y novias

Sybilla: «He cumplido sueños, pero extrañaba vivir entre telas y colores» félix valiente

martín bianchi

Hace 27 años Sybilla Sorondo recibía de manos de los Reyes el Premio Cristóbal Balenciaga a la mejor creadora novel. Por aquel entonces la cosmopolita diseñadora (hija de un argentino y una polaca, nacida en Nueva York y criada en Madrid) tenía solo 25 años, aunque ya llevaba casi una década hilando fino su carrera (comenzó con 17 en el taller de Yves Saint Laurent en París). El lunes pasado volvía a aceptar un galardón con pompa real. Otra condecoración, otros Reyes. La Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, otorgada por Don Felipe y Doña Letizia, llegó en un momento dulce para ella, el del retorno al taller.

La vuelta de Sybilla se ha hecho esperar, casi diez años. Es de justicia aclarar que se lo pusieron difícil. Tuvo que luchar para recuperar su nombre, una marca que llegó a venderse en las mejores tiendas de Londres, París, Milán, Nueva York y Tokio. Ahora el relanzamiento es discreto y elegante, como sus diseños. La próxima semana abrirá su nuevo salón de ropa a medida y novias en la madrileña Plaza de la Villa de París. También está ultimando la presentación de su colección en una galería de arte de la capital francesa. «Quería que fuera un espacio privado, solo para clientas», adelanta a ABC con ese fascinante hermetismo que hace décadas le valió para que «Women’s Wear Daily» la comparara con «una madre superiora encerrada en un convento de monjas».

Su primera gran colección estará nutrida de vestidos de noche y muchos básicos. «Me hace ilusión crear un lugar donde una mujer pueda encargarse varias prendas para la temporada: pantalones y faldas que la favorezcan y hechas especialmente para ella», dice. «Por el momento esta es la fórmula que me interesa, tiendas efímeras por el mundo y el salón de medidas en Madrid hasta que encontremos el momento y el lugar para una tienda propia que no sé si llegará».

Una exposición retrospectiva en el Museo Palais Galliera de París, «el Louvre de la moda» , también sobrevuela su reaparición. «En ello estamos...», reconoce. Hace unos meses el museo parisino compró muchas piezas de Sybilla para su fondo y tres de ellas se exponen ahora en «Fashion Mix: moda de aquí, creadores de otro lugar» , una muestra en la que los trajes de la española conviven con otros de Azzedine Alaïa, Mariano Fortuny, Issey Miyake y Cristóbal Balenciaga.

-La Medalla de Oro llega coincidiendo con su vuelta a la moda. ¿Cómo vive este momento profesional?

-Con ilusión y muchas ganas. Estamos volviendo a montar el equipo, intentando que tenga la excelencia del pasado, con gente de antes y muchos jóvenes. No es fácil pero sí muy excitante. Son otros tiempos. Durante estos años alejada de la moda he hecho muchas cosas que soñaba, que me quedaban pendientes, he cumplido sueños y vivido cosas maravillosas, pero extrañaba vivir entre telas y colores. He seguido haciendo moda en Japón y haciendo cosas para mí, probando cosas nuevas, haciendo inventos y la verdad es que estaba deseando compartirlos.

-¿Cuándo podremos ver estos nuevos «inventos»?

-La mayor ilusión está siendo la apertura del salón de ropa a medida y novias en Madrid. Volver a hacer ropa para mujeres reales, conociendo su cuerpo y sus necesidades. Esta es la parte que más disfruto de mi trabajo. La colección de primavera llegará en abril a España. La venderemos en una tienda efímera. Vamos poco a poco ya que nos producimos nosotros mismos.

-El galardón que acaba de recibir premia su aporte a la moda. ¿Cuál cree que es esa contribución?

-Empecé a hacer ropa muy joven porque no encontraba lo que buscaba y ahora me vuelve a pasar lo mismo. Ese es mi gran incentivo. Imagino que aporto mi manera particular de ver y sentir, partiendo de mi experiencia como mujer que utiliza la ropa para expresarse, esconderse, jugar o seducir. Siento que mi trabajo es dar «instrumentos» a las mujeres que les ayuden a brillar. En otros aspectos debo aportar mis obsesiones y manías, el hambre de color, los detalles y el trabajo de volumen y patronaje que no surge de un método, escuela o época y que es bastante propio.

-¿Cómo ve la moda española del siglo XXI?

-No sigo mucho lo que se hace. Hay cosas muy interesantes y mucha oferta. Es un momento especial, me interesa lo que se está haciendo en impresión 3D, creo que es realmente novedoso. En España vi hace poco el trabajo de Etxeberría y me gustó mucho.

-¿Veremos sus creaciones en una gran pasarela como la de París?

-Por el momento no. Tiendo a hacer las cosas de manera más pequeña y discreta.

-Hablando de clientas, ¿le gustaría vestir a Doña Letizia?

-Me haría ilusión vestir a la Reina, aunque por el momento vamos sobrados de responsabilidades y desafíos.

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