sobrina de manuel pertegaz
Dione Pertegaz: «A mi tío no le hemos dado la importancia que se merecía»
«La marca Pertegaz sigue y seguirá existiendo», asegura la sobrina de Manuel Pertegaz. El Museo del Traje de Madrid rinde este miércoles un homenaje al genio de la alta costura
![Dione Pertegaz: «A mi tío no le hemos dado la importancia que se merecía»](https://s3.abcstatics.com/Media/201501/28/dione-pertegaz--644x362.jpg)
Dione Caus Pertegaz nació en el taller de su tío, en el número 490 de la Avenida Diagonal de Barcelona. También tomó su primera comunión y se casó vestida de Manuel Pertegaz. «No lucí un vestido suyo en mi puesta de largo porque no tuve puesta de largo. Preferí celebrarlo con él yendo al Liceo», recuerda la sobrina del genio de la alta costura, con el que trabajó durante 40 años. Esta semana se cumplen cinco meses del fallecimiento de la Aguja de Oro y el Museo del Traje lo recordará este miércoles con un homenaje en el que participarán el empresario Enrique Loewe, el fotógrafo Antoni Bernard, el diseñador José María Fillol y la propia Dione, que asegura: «Mi tío ha muerto, pero la marca Pertegaz sigue y seguirá existiendo».
En efecto, el emporio Pertegaz goza de buena salud. La firma comercializa más de 600.000 complementos para hombre y mujer al año, además de relojes, marroquinería y fulares cien por cien «hechos en España». La enseña dispone de 12 licencias que todas juntas facturan unos 9 millones de euros anuales. Se venden cerca de medio millón de prendas con el nombre del diseñador, siendo la colección masculina una de las líneas al alza. «El éxito inesperado de la marca Pertegaz es la colección para hombres, que está funcionando maravillosamente bien», explica Dione, que trabajó con el maestro desde los 17 años y pasó por todos los departamentos: sombreros, taller, tienda, diseño.
«Dejé la firma en los años 80, cuando tuvimos que cerrar las tiendas por culpa de un impuesto al lujo que fue canino», se lamenta. Su hermana, Sionín Caus Pertegaz, sigue trabajando en la empresa bajo las órdenes de Ángel Tribaldos, socio histórico del diseñador. «Ellos dos están en todo. Yo solo compro cuando me dan permiso», dice entre risas. Ahora le cuesta reconocer el negocio en el que trabajó durante cuatro décadas. «Se ha perdido el vestido de día pequeño y con chaqueta, o el vestido con abrigo. La moda ha cambiado muchísimo: antes se hacía ropa para que una mujer de cualquier edad luciera mona. Se pensaba en la mujer. Ya no hay moda...»
Pionero de las licencias
La inmortalidad de las licencias de Pertegaz no son una novedad para sus herederos. «Mi tío, inspirado en el ‘‘boom’’ de las licencias de Pierre Cardin, lanzó las suyas a comienzos de los años 70. Fue uno de los primeros en asociarse con el grupo Puig para crear los perfumes ‘‘Diagonal’’ y ‘‘Muy Pertegaz’’», evoca su sucesora desde el salón de su casa de Madrid. La empresa incluso cuenta con un jugoso acuerdo de franquicias en México vigente desde hace 40 años. «Él veía todo lo que se firmaba con su nombre: las fragancias, los pañuelos, los bolsos... Y sino le gustaba algo, no salía a la venta. Ahora, Ángel y mi hermana continúan realizando esta tarea monumental».
Dione está encantada con que se sigan rindiendo homenajes a su tío, pero reconoce que el mejor de todos se le hizo en vida. «En España tenemos la manía de rendir tributo a los genios cuando ya han muerto, pero él tuvo su retrospectiva en el Museo Reina Sofía en 2004 y el vestido de novia de Doña Letizia fue el colofón de su gran carrera. No se puede pedir más», admite.
Solo lamenta una cosa: «Como familia no le hemos dado a mi tío la importancia que se merecía. Pertegaz era ‘‘tito’’ Manolo y ya está. Era muy sencillo y discreto. Jamás habló mal de una clienta. En este trabajo se puede ser muy cotilla o muy sacerdote. Pertegaz era un monje y su taller era el confesionario», dice esta elegante mujer que vio cómo su tío vestía a Carmen Polo, Aline Griffith, María Teresa Salisachs y un sinfín de damas de la alta sociedad. Varios editores se han acercado a ella para ofrecerle escribir un libro con los secretos y confidencias que se contaban entre costuras. «Y siempre digo que no. El legado de la casa Pertegaz está a salvo».
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