Mireia Belmonte «A veces nado estilo perrito, pero nunca me tiro de bomba»
Es la mejor deportista española. Para ello, a sus 24 años ha renunciado a muchas cosas... y dejaría el amor si eso la desconcentrara
Mireia Belmonte aparece en las oficinas de OHL en Torrespacio treinta minutos antes de la hora de la entrevista. Está perfectamente maquillada, viste unos tacones de vértigo y una capacidad de posar ante el fotógrafo más de modelo que de nadadora. La noche anterior se ha acostado a las dos de la madrugada y cuatro horas después, a las seis, ya estaba de pie. Tenía que entrenar, como todos los días de su vida, menos cinco el pasado verano y cinco durante estos días de vacaciones. E incluso en esos días nada por su cuenta. Su vida y sus logros se consiguen a base de sacrificios. Lleva doce años renunciando a cosas cotidianas. Tantas que ya apenas las reconoce.
-¿Cuál es su comida favorita?
-Pues es que no lo sé, porque tampoco es muy variado lo que como. Pero las formas de hacer macedonia de frutas o algún flan, los postres combinados… Pero es que no salgo mucho de la dieta.
Es la mejor deportista de nuestro país, la mejor Marca España, ha batido cinco récords del mundo en dos años... Todo gracias al esfuerzo. «He renunciado a la familia, a los amigos, a la vida social de una adolescente de mi edad, pero creo que he ganado muchas cosas. A veces sí que me gustaría irme de fiesta con mis amigos... pero al día siguiente tengo que entrenar», reflexiona.
Belmonte no deja de sonreír mientras habla. Se mira las uñas. Esas uñas, a veces hechas con gel, otras, simplemente esmaltadas. Ha hecho de las uñas su talismán, el único que puede llevar en el agua. «Siempre pienso cómo me las hago y tengo que planificarlo mucho en base al tiempo que tenga entre entrenos. Pero me gusta mucho pensar qué me voy a hacer y cómo. Y también me pongo rimmel cuando compito», asegura.
Mireia es la deportista más coqueta. Pero también el deporte le impide hacer gala de su coquetería. «A mí me encantaría ir todos los días en vestidos y con tacones, pero como no puedo… La verdad es que las galas me encantan por ir con vestidos y me lo paso muy bien», confiesa. Vestirse con algo más que un traje de baño se convierte en una fiesta para Belmonte. De joven también soñaba con ser princesa: «Luego creces y te das cuenta de que son cuentos».
Por las limitaciones de su vestuario y por su gusto por la moda tiene un sueño: «Me gustaría hacer una línea de bañadores, tengo muchas ideas pero como no sé dibujar...». Sin embargo, tiene claro que en verano «hay que ponerse biquini, blanco para presumir de moreno, y que tenga lentejuelas».
Esos días en los que puede cambiar el bañador por el biquini, y las piscinas por la playa -cinco el pasado verano-. Le gusta tirarse al sol «sin hacer nada», pasear por la orilla, y nadar. «El agua me llama, a veces incluso nado estilo perrito, pero nunca me tiro a bomba, siempre de cabeza».
Alérgica al cloro, tiene que tomarse una medicación cada vez que entra en el agua -«si no me tomo la medicina, lo noto en cuanto me meto»-, y cuidarse la piel forma ya parte de su entrenamiento. «En cuanto cojo vacaciones lo primero que hago es ir a la peluquería y pedir la mascarilla más hidratante que tengan para tener el pelo bien por lo menos en vacaciones. Además, me pongo crema diaria en la cara y dos veces a la semana una mascarilla facial especial». El cuidado «es fundamental porque hay veces que acabas de entrenar y tienes la cara como si te estuvieran estirando hacia atrás».
El pasado verano, Mireia dejó de salir en las páginas deportivas para aparecer en las de crónica social. Sus fotos, practicando paddle surf en compañía de Javier Hernanz demostraban que estaba enamorada. Con él fue a la Proclamación de Felipe VI y a su lado pasó sus cinco días de vacaciones.
-¿Cómo lleva ser un personaje?
-Es una cosa nueva para mí, no lo se
-¿Qué pide a alguien para enamorarse?
-No lo sé, me tiene que llamar a primera vista, pero no tengo un prototipo.
-¿Le da miedo que el amor le desconcentre?
-No, creo que el amor tiene que ser un apoyo, no una distracción. En el momento en que empiece a ser una distracción creo que… es como cuando un adolescente está estudiando y nadando, si se complementa bien, genial. Si no, creo que hay que dejar una de las dos cosas.
-¿Podría salir con alguien que no fuera deportista?
-No lo sé (risas).
Tampoco sabe si le apetece ir a un concierto porque «nunca» ha ido. Ni si le gustaría cocinar, porque no tiene tiempo para disfrutar de los placeres del paladar. « Sé que si me como una tarta de queso eso no me va a ayudar en el agua , se va a transformar en grasas y no me es bueno para el músculo. Cuando sabes que si comes pasta y proteína a la plancha te encuentras mejor en el agua, pues ves que [otras comidas] no las necesitas».
Hablar con Mireia Belmonte es ver que los logros se consiguen con esfuerzo. Un tópico que se entiende al escuchar sus renuncias, de las que ella es consciente, aunque le merecen la pena.
-¿Si tuviera un hijo le gustaría que se dedicase al deporte?
-Yo creo que un niño haciendo deporte adquiere muchos valores. Sería bonito que hiciera deporte para adquirir esos valores, pero dedicarse a esto... No lo sé.