Alejandra Romero, nieta de Adolfo Suárez, ya es duquesa
Ella es la legítima heredera al ducado y así lo ha confirmado este miércoles 3 de diciembre el Boletín Oficial del Estado
![Alejandra Romero, nieta de Adolfo Suárez, ya es duquesa](https://s1.abcstatics.com/Media/201412/03/alejandra-romero-nieta-adolfo-suarez--478x500.jpg)
La nieta mayor del primer presidente de la democracia, Alejandra Romero Suárez (Madrid, 1990), ya es duquesa de Suárez. El Boletín Oficial del Estado publica hoy la Real Carta de Sucesión a su favor tras el fallecimiento de su abuelo, Adolfo Suárez.
Alejandra solicitó el pasado septiembre al Ministerio de Justicia poder utilizar el título de duquesa de Suárez que el Rey Don Juan Carlos concedió a su abuelo en 1981 con carácter perpetuo para él y para sus descendientes, en reconocimiento a su labor durante la Transición.
El ducado de Suárez habría correspondido a Adolfo Suárez Illana, hijo mayor del expresidente del Gobierno, si no se hubiera modificado la ley que establecía la preferencia del varón en la sucesión de títulos nobiliarios. Sin embargo, el cambio normativo aprobado el 30 de octubre de 2006, que igualaba a hombres y mujeres en esta materia, convirtió a la hija mayor de Suárez, Mariam, en la heredera del título y, como ésta había fallecido dos años antes, el ducado debía pasar a su primogénita, Alejandra.
En 2009, Adolfo Suárez Illana solicitó por escrito al Rey que interviniera a su favor para que pudiera heredar el título, en lugar de su sobrina Alejandra, e incluso invocó las Leyes de Toro de 1505, derogadas por la legislación posterior. Desde el Palacio de La Zarzuela se le trasladó la imposibilidad de incumplir una ley.
Superado ya este episodio, Alejandra se siente orgullosa de poder llevar el título que Don Juan Carlos concedió a su abuelo y que también habría utilizado su madre si el cáncer no le hubiese arrebatado la vida a los 42 años.
Estudiosa, responsable, discreta y muy trabajadora, la nueva duquesa de Suárez se licenció en Derecho y Empresariales por Icade. Habla inglés y francés y, a sus 24 años, trabaja como abogado en un reconocido bufete internacional que tiene sus oficinas en el paseo de la Castellana de Madrid. Aunque es una gran admiradora de la obra de su abuelo y, de hecho, es miembro de la Asociación para la Defensa de la Transición, Alejandra nunca ha tenido vocación política. Siempre se decantó por la abogacía.
Noticias relacionadas