Isabel Preysler deja su encierro para acudir al concierto de Enrique Iglesias

Arropada por sus hijas Ana y Tamara, ha sido el primer acto público al que acude tras enviudar de Miguel Boyer

Isabel Preysler deja su encierro para acudir al concierto de Enrique Iglesias De san bernardo

beatriz cortázar

Con el pelo recogido en una coleta, más delgada de lo habitual, pendientes de aros y chaqueta negra, Isabel Preysler (63 años) abandonó ayer su domicilio de Puerta de Hierro para acudir al concierto que su hijo Enrique Iglesias(39) ofreció en el Palacio de los Deportes, una de las paradas de la gira europea que está realizando. Era la primera vez que la viuda de Miguel Boyer salía a un acto social. Lo hizo acompañada por dos de sus hijas, Tamara Falcó (32) y Ana Boyer (25); los hijos de su hermana Beatriz, ya fallecida; y sus íntimas amigas Nuria González (43) y Elena Benarroch (59). Al grupo también se unieron el tenista Fernando Verdasco (31) y el empresario sevillano Enrique Solís Tello (24). Todos ellos estuvieron pendientes de Isabel, quien está viviendo en la intimidad y en silencio el luto por la muerte de su marido , el ex ministro socialista que falleció el pasado 29 de septiembre, a causa de una embolia pulmonar.

Los cercanos a Preysler aseguran que la presencia en Madrid de Enrique ha sido la única alegría que ha recibido en las últimas semanas. Desde la muerte de Boyer, ha estado arropada por Tamara y especialmente por Ana, que a fin de cuentas es quien ha perdido a su padre. Isabel echa mucho de menos a la mayor de sus hijos, Chábeli (43), que vive en Estados Unidos con su marido y sus dos hijos, así como a Enrique, instalado en Miami aunque con una agenda de trabajo tan intensa, o más, que la de su célebre padre, Julio Iglesias (71). En esta ocasión faltó el otro varón de la familia, Julio José (41), dedicado al nuevo trabajo discográfico que presentará en Navidad.

Sin sentimentalismos

Tras salir de casa, los Preysler llegaron al Palacio de los Deportes para ocupar la zona que tenían reservada. Consciente de que muchas miradas estaban pendientes de cada paso que daba, Isabel estuvo muy serena y tranquila durante el concierto. Además, el único guiño que Enrique hizo a su familia fue cuando comentó, desde el escenario, la ilusión que le hacía tener a los suyos tan cerca esa noche. No dejó lugar a sentimentalismos. Cuando acabó el espectáculo, no hubo visita a los camerinos. Isabel regresó junto a sus amigas a su residencia de Puerta de Hierro, mientras el resto de invitados se quedaban a disfrutar de la resaca de la actuación.

Ya en la intimidad, fuera de los focos, madre e hijo pudieron abrazarse y hablar con tranquilidad, pese a que suelen comunicarse por teléfono casi todos los días. Incluso en la distancia, Enrique es uno de los grandes apoyos de Isabel. Por ello, no tienen fundamento quienes aseguran que la situación de Preysler sin Miguel Boyer es complicada desde el punto de vista económico, a la hora de mantener la casa y otros gastos. Con la adoración que Enrique siente por su madre, está claro que las decisiones que Isabel tome contarán siempre con el respaldo de su hijo, quien ahora ha vuelto a la soltería tras poner fin a su noviazgo de más de 13 años con la tenista rusa Anna Kournikova .

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