Las ocho musas de Óscar de la Renta
El malogrado modista se balanceó entre mujeres que lo adoraron y lo empujaron al éxito
La vida transcurría en calma para la familia de Óscar de la Renta en la República Dominicana. Casas luminosas y bien decoradas, un servicio impecable, las mejores cenas y un gusto exquisito por el detalle. Pero, rodeado de seis hermanas y del aburrimiento de la «pax» caribeña , el joven e inquieto Óscar sentía la necesidad de seguir sus sueños.
Su madre. Maria Antonia Fiallo, con un árbol genealógico de artistas, entendió el interés del joven por estudiar Bellas Artes en Madrid. Consiguió «neutralizar» a su marido, empeñado en que se quedase en la empresa de seguros familiar. Ya en Madrid, la afición de Óscar por ir bien vestido y disfrutar de la vida le hicieron buscar un modo de aumentar el estipendio que su padre le enviaba. Sus bocetos y figurines de moda fueron el invento para sacar un dinero extra y entrar como aprendiz en el taller de Balenciaga.
Françoise de Langlade. Tras el Madrid de los tablaos de flamenco que tanto influyeron en sus diseños, Óscar se trasladó a París, donde entró en Lanvin y conoció a la mujer que le abrió la puerta grande del mundo de la moda: la editora de «Vogue París». Ella le ayudó a marcharse a Nueva York y se convirtió en su esposa.
Diana Vreeland. La inquietante directora de «Vogue USA» le orientó sobre sus posibilidades profesionales, que estaban entre colaborar con Dior o ayudar a Elizabeth Arden a crear su casa de modas.
Elizabeth Arden. Le otorgó su gran oportunidad en la escena mundial. Encantada con la creatividad y delicadeza de Óscar, le dio carta blanca para sus colecciones de moda y para coordinar el estilo de sus productos de belleza.
Jackie Kennedy. Fue una de sus primeras clientas de fama universal y consiguió que otras reinas del estilo mundial siguieran a De la Renta.
Annette Reed. Al morir Françoise de Langlade, Óscar se casó con una amiga común, la millonaria, chic e influyente Annette Mannheimer, que a través del matrimonio de su madre con el magnate Charles W. Engelhard y del suyo propio con Samuel P. Reed se había convertido en eje central de la vida social neoyorquina. Ella le convenció de que aceptara la dirección creativa de la casa francesa Balmain.
Eliza Reed. Hija de Annette, ha sido en los últimos años un gran apoyo para el diseñador. Su marido, Alexander Bolen, consiguió convencer a Óscar para abrir tiendas por todo el mundo. La empresa queda en sus manos.
Sarah Jessica Parker. Merece capítulo aparte, entre todas las modelos, actrices y socialites en torno a De la Renta. A través de su personaje de Carrie Bradshaw en «Sexo en Nueva York» revitalizó la imagen del creador, que se consolidó como el icono de la elegancia latina que hoy reina en todo el mundo.
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