De Eduardo VIII a Amadeo de Bélgica, las renuncias al trono por amor

Han sido muchos los herederos legítimos de diferentes casas reales quienes se han despojado de sus derechos sucesorios para poder casarse con sus almas gemelas

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abc.es

Amadeo de Bélgica, el sexto lugar en la línea de sucesión al trono belga, ha anunciado que renuncia a sus derechos sucesorios (aunque la posibilidad de que la corona tocase su cabeza era remota) para poder disfrutar de una vida tranquila con su esposa en Nueva York. Su caso, que ha sido calificado como una renuncia al trono por amor, no es el único en la historia de las casas reales, que ha tenido episodios más sonados. Hacemos un repaso por alguno de los herederos que prefirieron la vida de un civil «normal» a una de carácter Real.

Eduardo VIII de Reino Unido

La historia de Eduardo VIII de Reino Unido es una de las más sonadas en cuanto a renuncias por amor. Desde la página oficial de la casa real británica relatan que en 1930 , cuando tenía 236 años, el entonces Príncipe de Gales había sido protagonistas de numerosas aventuras amorosas, hasta que conoció y cayó rendido a los pies de Wallis Simpson, una estadounidense casada. Eduardo empezó una relación con la señora Simpson, levantando preocupación en la Casa Real y en el gobierno.

En 1936, Simpson consiguió el divorcio y quedó claro que la relación con Eduardo, heredero al trono de Inglaterra era seria y tendría sus inconvenientes. El rey Jorge V murió el 20 de enero de 1936, y por derecho, Eduardo fue asignado como Rey. Nunca llegó a ser coronado. Sus ansias de casarse con la mujer de su vida contradecían lo aceptado por la realeza, ya que la mujer en cuestión se había divorciado dos veces.

El 10 de diciembre de ese mismo año, Eduardo VIII anunció su abdicación al trono con la firma de una declaración que lo excluía a él y a sus vástagos de optar por la Corona. En 1937 fue nombrado duque de Windsor y contrajo matrimonio con Wallis . Estuvieron juntos hasta la muerte de él en 1972, a los 77 años. Ella murió 14 años después y fue enterrada junto a su amor.

Johan de Holanda y su novia «gángster»

El príncipe holandés Johan Friso, segundo en la línea sucesoria, renunció en el año 2003 a su derecho al trono al señalar que se casaría con su novia, Mabel Wisse Smit, aunque no obtuviese la aprobación del gobierno. El Primer Ministro holandés en ese año, Jan Peter Balkenende, anunció que no respaldaría tal unión después de que ambos reconocieran que la prometida había tenido una relación intensa con un gángster que no había desvelado correctamente.

AFP/ Johan Friso y su mujer, Mabel, en día de su boda

Dos meses después de anunciarse el compromiso, Wisse Smit emitió un comunicado en el que señalaba que cuando había sido estudiante estuvo cerca del gánsgter Klaas Bruinsma durante unos meses pero cortó la relación tras conocer los asuntos en los que estaba involucrado. En 2003 se desató un escándalo gracias a las declaraciones de un guardaespaldas del mafioso dijo que Smit había sido amante de de Bruinsma. En una reunión con el Primer Ministro, Smit confesó que tuvo una relación muy cercana de 18 meses con el mafioso pero negó implicaciones románticas o empresariales.

Estas declaraciones, según el Primer Ministro, había dañado la confianza del gobierno, por lo que no dio su aprobación. Johan Friso renunció entonces al trono y se casó con Smit en 2004 . Vivieron felices y tuvieron dos niñas. Friso sufrió un accidente en 2012 mientras esquiaba. Su cuerpo quedó sepultado por una avalancha de nieve y murió debido a las heridas y complicaciones de salud en 2013.

Más casos en la casa real de los Países Bajos

En la familia real de Holanda, cuyo regente es Guillermo Alejandro de los Países Bajos, han ocurrido otros casos de renunica a derechos sucesorios por amor. Los hermanos Pieter Christiaan y Floris también se despojaron de sus remotas posibilidades de aspirar al trono al no pedir permiso al gobierno para sus casamientos. Ambos son hijos de la princesa Margriet de Holanda, octava y última en la línea de sucesión al trono.

La japonesa que dejó de ser princesa

Los casos de renuncia no ocurren solo en las casas reales de Europa. En Japón, las mujeres no tiene derecho a subir al trono pero si pertenecen a la Familia Imperial de Japón ostentan títulos de honor. Sayako Kuroda, la tercera hija del emperador Akihito y la emperatriz Michiko, decidió renunciar a todos sus títulos para poder c asarse en 2005 con un funcionario de gobierno, el urbanista Yoshiki Kuroda . Hasta el 15 de noviembre de 2015, Sayako fue conocida como «Su Alteza Imperial, la princesa Nori de Japón» . Tras el matrimonio, ella tomó el apellido de su esposo, el primer plebeyo no aristócrata en casarse con una princesa imperial. Por Ley, ella debía cambiar su estatus, ya que un mandato de la Casa Imperial de 1947 pedía a las mujeres de la Familia Imperial que renunciaran a sus títulos de nacimiento, la membresía oficial y al subsidio por parte del Estado. La otrora Princesa Sayako fue la primera en «abandonar» el estatus real desde el matrimonio de la Princesa Masako de Mikasa, en 1983.

AFP/ Sayako Kuroda en su foto oficial de compromiso

Desorden en la casa real sueca y 30 años de espera

En la década de 1940, el caos reinaba en la familia real sueca. En ese momento, l a corona sueca no gozaba de mucha popularidad y reinaba Gustavo Adolfo VI , cuyo hijo, de mismo nombre, era el primero en la línea sucesoria. En 1947, el heredero murió en un accidente aéreo y su hijo, Carlos Gustavo, siguiente en la línea sucesoria era muy pequeño para llevar la corona. Por lo que se abrió un debate sobre quién debía llegar al trono cuando el regente, Gustavo Adolfo VI, muriera o decidiera abdicar.

En ese caos salió el nombre de Bertil de Suecia , hermano del príncipe fallecido en el accidente. Él no pensaba gobernar porque antes tenía a un hermano tres años mayor, Sigvard. Pero resulta que Sigvard ya había renunciado a sus derechos sucesorios al casarse con la plebeya alemana Erika Patzek. El hermano menor de Bertil también había renunciado para casarse con otra plebeya, situación que le dejó en un aprieto.

Bertil hizo lo contrario a los ejemplos que hemos visto hasta ahora y esperó. Bertil debía renunciar a sus derechos si se casaba con la modelo galesa Lilian Davies, quien se había divorciado previamente, pero en su lugar, le pidió que vivieran juntos en secreto hasta que se confirmara que él no debía «subir» al trono y el primero en la línea cumpliera la mayoría de edad. Y así fue. La relación se hizo pública con los años y la pareja fue aceptada por la casa real y el pueblo, quien le tomó afecto a Lilian.

En 1973, murió el padre de Bertil y fue coronado Carlos Gustavo, que ya tenía edad suficiente para reinar. Al llegar al trono prometió modernizar las reglas de la corona y permitió que su tío Bertil se pudiese casarse con el amor de su vida. La pareja, sin hijos, se casó en 1976.

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