La Salve rociera para despedir a la Reina Fabiola, en un multitudinario funeral

El féretro blanco en el suelo, como señal de humildad y cubierto con una simple bandera belga. Este ha sido el último guiño de la Reina Fabiola en sus propios funerales. Después de ser trasladados desde el castillo Stuyvenberg , donde murió el pasado viernes a la edad de 86, a la capilla del de Laeken , y después el miércoles al gran palacio de Bruselas, los restos de la viuda del quinto Rey de los Belgas han sido transportados esta mañana bajo una fuerte lluvia, escoltados por la guardia real a caballo, hasta la catedral de San Miguel y Santa Gudula. En este escenario solemne se ha celebrado el funeral de estado en presencia de la familia real belga, todos vestidos de negro, incluidos los niños. Ninguno de los asistentes ha osado un gesto como el que la propia Fabiola se permitió en los funerales de su esposo el Rey Balduino, vistiendo de blanco en señal de esperanza en la resurrección.

Más de un millar de personas han asistido a la ceremonia en el interior de la Catedral y gran número también en el exterior entre ellos muchos españoles. En la ceremonia ha habido también guiños al país de origen de la reina, con la interpretación de la salve rociera por parte del coro de Vilvoorde, en la que participó tocando las castañuelas la marquesa Blanca de Ahumada, prima de la Reina Fabiola, y la presencia de una de sus sobrinas que habló en español en los ruegos después de la homilía. El primero de sus familiares en hacerlo fue la princesa heredera de Bélgica, Isabel.

Después del funeral, el féretro ha sido trasladado a la cripta de la capilla del palacio de Laeken, donde se encuentra enterrado su esposo el Rey Balduino.