Un día sin noticias

«Un grupo de periodistas sin informaciones para «vender» y una pequeña crisis internacional, ¿salvados?»

Un día sin noticias c.m.cH.

carlos manso chicote

No, no había noticias en aquella luminosa jornada de mediados de Agosto de 2013. Afuera los turistas tomaban fotografías del Palacio de la Magdalena, en Santander, que orgulloso se erguía sobre la península del mismo nombre. El cielo se extendía como si se tratara de una alfombra de un azul algo pálido , por un sol aparentemente inclemente. Además, si uno se asomaba a alguno de los miradores junto a la antigua residencia real, podía observar como la Playa del Sardinero estaba invadida por bañistas y cubierta de sombrillas . Vamos, la típica estampa de veraniega.

Dentro del Palacio, entre suelos de mármol y de madera añeja, se venían desarrollando los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP): algún seminario sobre farmacología, unos admiradores del español del Medievo, una escuela de Teología sobre el legado del Concilio Vaticano II, un taller sobre fotografía paisajística o un curso magistral sobre la Semana Árabe. Si en la oficina de prensa, uno echaba una ojeada a la programación de la jornada, la conclusión era la misma: « Nada que pueda interesar a los periodistas ».

Uno de los fotógrafos, que trabajaban para la dirección de Comunicación, ojeaba la prensa del día sentado sobre una de nuestras mesas y verbalizaba un sentimiento, que todos los presentes teníamos en mente: « Creo que hoy cerramos pronto », y con toda intención paseó una mirada cómplice.

En estas que entraron varios de los periodistas que cubrían habitualmente la UIMP, y Marta de Radio Nacional, la veterana entre las veteranas del grupo que nos bloqueaba la puerta de acceso al despacho , hizo de portavoz:

-¡Chicos! Nos han llamado a todos de Madrid, porque ha habido más de 600 muertos en Egipto , tras disolver una acampada masiva en las plazas de Nahda y Raba al Adawiya y están como locos, para encontrar a algún portavoz oficial del país. Ya sabéis, que hace 15 días los militares dieron un golpe de Estado y creo que está todo revuelto… Vamos, que quizás haya alguien en lo de la Primavera Árabe.

-¿Pero no han encontrado a nadie en Madrid? Supongo que la embajada, preguntó uno de nosotros.

-¡Pues no! Nadie responde al teléfono … Ni el embajador, ni el agregado de prensa. Tengo a los de Internacional desesperados, porque encima al enviado especial que teníamos lo acaban de mandar a Líbano para un reportaje… En fin…El que se atropellaba al hablar era Alberto, uno de los becarios que mandaban los medios durante el verano.

-¿No había alguien de la Embajada de Egipto en España en lo del curso de la Primavera Árabe?, me ordenó mi jefa.

-Mm… ¡Si! Mohammed Al Iyad, agregado cultural… Pero su conferencia fue ayer… Mm… Quizás no esté…, repuse recordando levemente a un hombre de mediana edad , con gafas de pasta e impecable traje de chaqueta corbata, intentando explicar el complejo escenario político de su país.

-Pues entonces, bastante complicado…, añadió una de mis compañeras.

-Estaría genial, porque seguro que lo coloco en Madrid… Lo de Egipto está de actualidad, añadió Isabel de COPE.

-Ja, ja, ja… ¡Olvidaos! ¡Todos a la playa! ¡Hace un día cojonudo!, resumió el fotógrafo que había dejado de ojear la prensa y observaba la escena divertido.

-¡Perdonadme! -alcé la voz tímido- A lo mejor está todavía aquí… Estuve en su conferencia de la tarde y creo habérmelo cruzado hoy.

-¿Le conoces? Porque yo creo que aquí nadie le pondría cara- Marta (RNE), Isabel (COPE), Alberto (EFE), Clara (Europa Press) y los demás me miraban con cara de póker.

Y me vine arriba :

-Si está montamos un canutazo donde siempre y ya podéis «vender» algo a Madrid…, expuse imaginándome la escena, la apertura del telediario, nuestra productora pasando las imágenes a Antena 3 u otro canal.

- Puede ser una solución . Tampoco sé quién es porque sólo estuve en la primera sesión del curso, pero si tú le conoces, me apoyó la directora de Comunicación y mi responsable.

-¿Qué cargo tenía ese tal ese Mohamed?, intervino Isabel

-Es agregado cultural de la embajada, a efectos prácticos un portavoz de la Embajada egipcia en España en este momento, intenté resultar lo más persuasivo posible.

-¡Por mi de acuerdo! ¡Te esperamos donde los canutazos en 10 minutos! Voy a llamar a Madrid a ver si me dan el «Ok» definitivo, zanjó la veterana periodista de RNE, que junto a los demás regresaban a sus cabinas en busca de sus grabadoras y micrófonos para luego subir al lugar en el que los ponentes ilustres solían hablar con los medios.

El «canutazo» fantasma

Por mi parte, salí disparado hacia el Aula del curso, que respondía al nombre de Bringas. Cuando irrumpí me encontré con que estaban en una suerte de clase magistral, con un experto disertando acerca del futuro de la Libia post Gadafi:

-Como ustedes podrán comprender resulta esencial que la Comunidad Internacional se implique en el proceso de tránsito hacia la democracia en Libia, y que evite el enfrentamiento entre facciones: Como ya saben las corrientes más islamistas están a punto de hacerse con el control de Trípoli …., una exposición salpicada de nombres de políticos, milicias y de alguna referencia geográfica.

Eché la vista a derredor, pero no encontré a nadie que respondiera a la imagen que había almacenado en mi cerebro sobre el alto funcionario del país de los faraones. Me fui otra vez . Al fondo del pasillo, los periodistas me esperaban micrófono en ristre junto a uno de los fotógrafos de la Universidad y la cámara de nuestra productora colocándose sobre un trípode. Aquello era un canutazo, pero fantasma:

-¡Uy! ¡Perdone!, me di de bruces con un hombre trajeado, de tez oscura, gafas de pasta y aspecto de no ser de Santander. ¿Es usted Mohamed Al Ayad ?

Sí, soy yo, le reconocí enseguida

¡Mire! Mi nombre es David y pertenezco al gabinete de Comunicación de la Universidad… Y tengo a unos periodistas que quisieran hablar con usted, le indiqué hacia donde ya estaban preparados toda la tribu periodística de la UIMP. Será sólo cinco minutos, no le entretendrán mucho …, redondeé con una sonrisa profiden, que quería transmitir confianza.

-¿Sobre qué quieren preguntarme?

-Bueno… Supongo que será sobre la situación de su país, la transición a la democracia y, bueno, sobre los últimos incidentes.

-No sé…Quizás no sea conveniente…, dudó un momento.

-Pero creo que en este caso, tras lo sucedido en los últimos días, puede ser una buena oportunidad para que el público español sepa lo que está pasando.

-Si quiere hablamos después del curso, el director me ha dicho que en 10 minutos harán un descanso…., concedió tras un par de segundos interminables.

-Creo que sería muy importante que supieran la versión de algún representante del país, sobre todo, porque se están vertiendo muchas críticas hacia su nuevo gobierno , insistí.

Se volvió a introducir en el aula y regresé al lugar donde estaba la prensa para darles una versión optimista de lo que acaba de ocurrir:

-Pues espero que al final acceda, porque me lo han pedido urgentemente para meter en una noticia de reacciones- me comentó Xaime inquieto.

-En Televisión Española quieren que les mande imágenes, por si lo usan para el Telediario… Espero que le convenzas, porque si no me ahorcan en Madrid.

-¡Puf! ¡Tú presiona! ¡Qué me lo han «comprado» en la emisora! Además lo quieren para el boletín de las 14 horas, el de nivel nacional y queda menos de una hora.

Isabel había hecho su aparición micrófono en ristre. Regresé al aula del curso, para cerrar el círculo y convencerle de una santa vez. Ahora era el turno de preguntas, unas breves y otras una ponencia en sí mismas:

-«Quisiera felicitar al ponente por su excelente exposición sobre el caso libio, pero creo que debería haber hecho referencia a la convulsa historia de este país y, especialmente, la etapa monárquica que nos hubiera permitido conocer mejor el origen del régimen de Gadafi. También quisiera aprovechar la ocasión para realizar varias reflexiones», el alumno se agarraba al micrófono, e incluso, se permitía responder las afirmaciones de otros compañeros.

Me acerqué al diplomático egipcio, para insistirle en que saliera:

-¡Disculpe que insista! Pero los medios están prestando mucho atención a lo sucedido en El Cairo, y quisieran conocer la opinión de algún representante oficial… - le abordé por detrás, mientras el director del curso intentaba moderar un debate crispado a cuenta del islamismo.

-¡Ah! El del gabinete de prensa…

-Sí, mire tengo a TVE , Europa Press, Efe, COPE o ABC esperando poder hablar con usted… Sólo cinco minutos y le dejamos en paz…- intenté que aquello no sonora a súplica.

-Mm…-no parecía muy por la labor- ¡De acuerdo! En cuanto termine el turno de preguntas les atiendo , volví con los periodistas.

-¡Bah! A saber, los turnos de preguntas son muy pesados…- así reaccionó Marta, de RNE, que estaba probando si la grabadora cogía bien el sonido.

-Me da la impresión de que te está dando esquinazo, plantearon Alberto de EFE y los demás.

Ante el escepticismo general decidí que media hora se me antojaba demasiado para retener a tanto informador ávido , así que entre en el aula una vez más. En esta ocasión nadie se inmutó con mi irrupción:

-¡Perdone! Soy el del antes, David, el del gabinete… Los periodistas se van a ir y es una pena, porque estaría muy bien que tuvieran un testimonio directo de lo que ha sucedido, un punto de vista más amplio.

-¡Está bien! ¡Vamos! ¡Condúzcame!, soltó Al Ayad, quien se levantó y me acompañó a donde estaban parte de los periodistas acreditados.

El agregado cultural de la Embajada de Egipto se colocó en medio , con todos los micrófonos y grabadoras apuntando. Se encendió el foco de la cámara y a una señal, comenzó el «canutazo», lo que en jerga periodística denominamos a unas declaraciones rápidas de algún personaje relevante. Habló y salió en algunos medios. Además, respondió a todas las preguntas…

Un día sin noticias

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