El grito de socorro de una «médica desbordada» de Guipúzcoa
Ina Idarreta explica su día a día en una carta en la que denuncia la fuerte carga de trabajo y la ausencia de efectivos
La fuerte carga de trabajo y la ausencia de efectivos asfixian al centro de Salud de Tolosa . Ante esta situación, Ina Idarreta, una de las facultativas, ha realizado una llamada de socorro a través de una misiva que ha conseguido captar la atención de la Red. El texto se titula «Carta de una médica desbordada» , y en él cuenta las dificultades a las que tiene que hacer frente en su día a día para atender a los pacientes del municipio guipuzcoano.
Noticias relacionadas
«Hoy es un día de trabajo como cualquier otro de los últimos años en el que faltan varios médicos por diferentes razones –comienza Idarreta–, Concretamente, hoy faltan tres de los ocho de turno de mañana y ninguno está sustituido». Asimismo, destaca que, de los otros cinco, tres se han incorporado recientemente de sus vacaciones y tienen «acumulación del trabajo pendiente no resuelto en su ausencia porque también han sido pobremente o nada sustituidos».
Sin tiempo
Según explica la especialista en su carta, la jornada laboral comenzó a las ocho de la mañana «con una agenda completa con diez minutos por paciente». Para las nueve y media ya había atendido además tres consultas extras urgentes que precisaron más tiempo «aún con la inestimable colaboración de la enfermera del equipo». Cuando llevaba ya un retraso de 45 minutos, le apuntaron otra cita extra.
«En el resto de consultas atendidas durante la mañana, se repite lo que cada vez es más frecuente –continúa–. Es decir, que cada paciente consulte por varios motivos así como tener cita para uno pero “de paso” consultar por otro/otros familiar/es o suplir una tarea correspondiente a un especialista pero que hoy está ausente».
Por otro lado, y «como también es habitual», tampoco faltaron consultas por motivos burocráticos: «Hoy me ha tocado hacer un informe para una profesora que precisa justificar la dependencia de su madre para poder ayudarle y paliar así sus limitaciones . Otro día, por ejemplo, puede ser el justificante de una ausencia al trabajo solicitada por la empresa cuando el propio encargado lo envió a casa por un malestar por el que ni siquiera le has visto u otros despropósitos burocráticos que suponen una pérdida de tiempo medico que debería dirigirse a otras actividades más propias de nuestra profesión», lamenta.
Una vez terminada la consulta, Idarreta acudió al domicilio de dos pacientes de 87 y 89 años : «Me ha llevado bastante tiempo porque una de ellas se niega al ingreso hospitalario planteado por no responder según lo esperado al tratamiento por descompensación de su enfermedad respiratoria avanzada», sostiene. De vuelta al centro de Salud, la llamaron para otro aviso domiciliario. Eran las 14.30 horas, recuerda: «Al verla creo que ha llegado a la fase final de su vida . Plantear la terminalidad a la familia y atenderla a domicilio con la calidad que se merece no siempre es fácil y desde luego requiere tiempo y destreza».
Al límite
Idarreta alega además que, «como muchos otros días», no pudo «sacar tiempo para estudiar» algunos de sus casos, por lo que se llevó el trabajo a casa. Asimismo, tampoco pudo leer las alertas bibliografías a las que está suscrita «para estar al día».
« Os aseguro que quiero trabajar –afirma–. Que me gusta mucho mi profesión; que quiero ser verdadera puerta de entrada al sistema; que quiero respetar el deseo de no ingresar y morir en casa , plantear la terminalidad y atenderla, escuchar los problemas que causan esa ansiedad por la que consulta una persona, estudiar y procurar estar al día, reunirme con los compañeros para sesiones clínicas o para mejorar la gestión, hacer un buen seguimiento de los tratamientos y un largo etcétera».
Sin embargo, también quiere dejar de hacer tareas que muchas veces «no corresponden ni al sistema sanitario». «Hoy me he sentido especialmente desbordada y me ha surgido la necesidad de escribir esto para que se conozca la situación», concluyó.
