De ser arrastrados por la crisis de Fagor a levantar un pequeño imperio con sus propios ahorros

Sareteknika, impulsada por extrabajadores de la empresa de electrodomésticos, se ha convertido en un referente del sector

Adrián Mateos

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La quiebra de Fagor sacudió en 2013 el tejido industrial vasco. Antigua «joya de la corona» de Mondragón, la dramática caída de la firma de electrodomésticos dejó en el aire el futuro de cerca de dos millares de personas. De las cenizas del gigante, sin embargo, un grupo de extrabajadores puso en juego sus propios ahorros para impulsar una compañía nueva e independiente . Se trata de Sareteknika , grupo que, en apenas tres años, se ha consolidado como un referente de su sector.

Surgida en octubre de 2014 de la mano de una veintena de exempleados de Fagor, la cooperativa vizcaína se integró casi desde el primer momento en la Corporación Mondragón . Su apuesta se basó en prestar servicios globales de posventa en la reparación y mantenimiento de electrodomésticos de línea blanca y confort. Un proyecto que, no exento de dificultades, logró salir adelante gracias a la visión empresarial y el conocimiento del mercado del grupo. Hoy, Sareteknika da trabajo a cerca de 800 personas y posee una red franquiciada de 140 centros repartidos por España, Portugal y Andorra.

Un éxito que, en palabras del gerente de Sareteknika, Kepa Unzilla , es consecuencia también de la «credibilidad» que rodeó a la compañía desde sus inicios. La misma confianza que demostraron sus trabajadores al renunciar a ser recolocados por Fagor e invertir en el nuevo plan la mayor parte de sus ahorros: «Si no lo logramos, mi mujer me mata -ironiza-. Pero ella veía mi ilusión, y me animó a seguir adelante». Los buenos resultados disiparon, en cuestión de meses, cualquier duda de la viabilidad de la firma, que en su primer trimestre de actividad facturó cinco millones de euros.

Arduo camino

No faltaron obstáculos en el proceso de maduración de un proyecto, que, tal y como afirma el propio Unzilla, estuvo a punto de «caerse» en más de una ocasión: «El que se llevaba los grandes guantazos era yo», argumenta el gerente, que asegura que cuando «las cosas no iban bien» trataba de disimular su aflicción ante sus compañeros para no desmotivarlos. En este sentido, subraya que el «apoyo moral» del grupo fue en los inicios de la empresa «casi tan importante como el económico».

«No les podía fallar» , sentencia el empresario, que, a pesar de las dificultades, asegura que gracias a sus socios ha disfrutado de la «mejor experiencia profesional» de su vida.

El plan comenzó a rodar en torno al año 2011, cuando se evidenciaron los primeros síntomas del declive de Fagor. Surgió entonces en algunos empleados la idea de que podrían utilizar su experiencia y sus conocimientos de mercado para «vender logística» a empresas con las que guardaban una «relación histórica». Una vez se confirmó la caída de la multinacional, la idea cobró forma gracias a la ayuda de Jorge de Antonio Prieto , director de desarrollo del negocio; y de Gonzalo Fernández , su actual presidente.

Uno de sus mayores enemigos fue, de hecho, la sombra de Fagor, palabra que por aquel entonces aún «dolía» . Según Unzilla, a pesar de que eran «totalmente independientes», el hecho de que en el pasado formaran parte del servicio técnico de Fagor generaba recelo en otras firmas, que temían que Sareteknika le trasladara su I+D. Todo cambió, añade, gracias a Panasonic, que se convirtió en su primer gran apoyo.

Futuro ilusionante

El respaldo de avales y entidades financieras terminó de catapultar a Sareteknika, que en este tiempo ha facturado en torno a 20 millones de euros en servicios de posventa y ha dado trabajo a más de 800 personas relacionadas con la actividad. Una treintena de ellas trabaja en el almacen que posee en el polígono de Lezama Leguizamón de Etxebarri, cerca de Bilbao, en el cual invirtió el pasado año medio millón de euros y que cuenta con capacidad para almacenar hasta 30.000 referencias vivas .

«Estamos donde queríamos estar», subraya Unzilla, que se muestra optimista respecto al futuro de una empresa que ya ha captado la atención de marcas de primera línea como Atlantic, Wesen y Haier.

De ser arrastrados por la crisis de Fagor a levantar un pequeño imperio con sus propios ahorros

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