El flamenco «salva» a las salas de teatro en su peor mes del año

La venta de entradas cae hasta un 30% como consecuencia del calor y las vacaciones

Un cartel de Rafael Amargo corona la fachada del Teatro La Latina MAYA BALANYA

B. Sevilla.

Los madrileños tienen un interés notable por el teatro . Es lo que dice la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España 2014-2015 –elaborada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte–. De hecho, le dan una puntuación de 6,2 sobre 10 y sitúan este espectáculo por delante de otras artes escénicas, como el circo (4,3), el ballet/danza (4,2), la ópera (3,8) o la zarzuela (3,7). Las cifras lo confirman: la Comunidad de Madrid –con 5.289.000 espectadores – es una de las regiones en la que más personas asistieron a una función de este tipo en el último año.

En agosto ese interés se mantiene, pero una parte de los aficionados al teatro se marcha de vacaciones y, en consecuencia, rara vez se cuelga el cartel de «entradas agotadas». Es lo que apuntan en el Teatro La Latina , donde la afluencia de público ha disminuido, aproximadamente, un 20%. «La función de Rafael Amargo es la que ha hecho que la bajada no se note en exceso», apunta un empleado pues, según sus palabras, este espectáculo de flamenco sirve de «gancho» para muchos turistas. El periodo estival también transforma la lógica de los meses de invierno : «Ahora vendemos pocas entradas los viernes, porque mucha gente aprovecha el fin de semana para hacer una escapada fuera de la ciudad». En el lado opuesto está el miércoles que, a juicio de este trabajador, es el «mejor día» de la semana para el Teatro La Latina.

A unas pocas calles, en la plaza de Tirso de Molina, se encuentra el Nuevo Apolo . «El público en verano siempre se resiente porque la gente prefiere conciertos y otros espectáculos al aire libre», informan fuentes del teatro. Allí también ofrecen una función de flamenco, la de Carmen de Bizet . Según las mismas fuentes, este es un « lenguaje universal » y atrae a personas «de cualquier nacionalidad».

La fuga de residentes fuera de la capital también ha pasado factura al Lara . Pese a tener un público fiel más autóctono que turístico, este teatro no cierra por vacaciones. Al contrario: mantiene una amplia programación en los meses estivales. ¿Las obras más demandadas? Siguen siendo « Burundanga » y «La llamada». Pero no han podido con este agosto de calor y exilio: sus ventas han mermado un 30% .

Lo insólito es que ni siquiera en pleno centro se forman colas. Desde el otro lado del cristal, la taquillera del Teatro de la Luz Philips Gran Vía confirma que «casi todas las funciones están más flojitas». Y cuenta una curiosidad: «Hemos tenido ballet como obra principal , eso hace que –incluso en pleno verano– venga mucho extranjero. Al no existir diálogos , no es necesario hacer un esfuerzo para entender la obra. Lo mismo ocurre cuando se programa flamenco».

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