Sorteo de Lotería

Brea del Tajo: un pueblo con un Gordo de Navidad de monumento

Los vecinos, que siguen abonados al número que han agotado, han liquidado hipotecas, comprado coches y viajado

La localidad agrícola, de 560 habitantes, y de las más pobres de la región, fue agraciada con 120 millones en 2016

Alberto Fanego
M. J. Álvarez

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El pueblo de Brea de Tajo , situado a 70 kilómetros al oeste de Madrid, se situó el año pasado en el mapa. Fue el día 22 de diciembre, el del sorteo de la Lotería de Navidad . La suerte les tocó de lleno y repartió 120 millones del Gordo . Casi nada. Y todo ello para un municipio de tan solo 564 habitantes. Fue la Asociación de Mujeres la artífice del maná que cayó como llovido del cielo en una localidad esencialmente agrícola y de servicios gracias al 66513, adquirido en el distrito de Arganzuela en la administración número 4 del paseo de la Esperanza. Y fue esta, que buena falta les hacía, la que llenó de alegría a los breanos. Al 80% de ellos.

No en vano la localidad, con un 20% de paro y un 15% de ancianos, era de las más pobres la región: ocupaba el octavo puesto por la cola en renta per cápita en 2013, e l último año del que hay datos . «Ahora estaremos entre las más ricas, seguro», dice ufano el alcalde del municipio Rafael Barcala, del PP.

Y todo ello, gracias a Antonia Reyes, la presidenta de la asociación de mujeres y los 300 décimos que vendió. Llevan un recargo de dos euros para las actividades del centro, por eso algunos no jugaron. «Estamos abonadas a ese número desde hace once años cuando pusimos en marcha la entidad. Fui a comprar lotería y me preguntaron si tenía alguna preferencia; les dije que no, que me daba igual. Entonces, me ofrecieron el 66513 que había desechado un pueblo vecino y hasta hoy», explica esta jubilada de 66 años, que fue cocinera del centro de menores infractores del pueblo. Relata que a los dos años les tocó lo que jugaban, a los cinco, 200 euros y a los diez mayor de todos los premios. Reyes no quiere decir el nombre de la localidad que rechazó el número para no causar malestar. Tal vez ni lo recuerden.

Para la historia

Ellos sí. Un monolito en la entrada del pueblo lo inmortaliza para la posteridad. Es de hierro. «No sé si es el primer monumento al Gordo de España, pero es el nuestro y estamos muy orgullosos. Se les ocurrió a unos vecinos la misma noche del sorteo. Querían hacer algo que quedara para la historia y barajaron varias ideas: poner una calle, plaza o avenida», evoca. Pero no había quórum. Al final, triunfó la de inmortalizar el número, junto a una placa y colocarlo junto al colegio. Costó 300 euros, calderilla, comparado con los 400.000 euros por cabeza que ganó cada vecino por décimo jugado. «Bueno, 320.000 limpios tras el 20% que hay que pagar a Montoro », bromean los breanos. El cerrajero de un municipio cercano lo instaló gratis: también resultó agraciado.

Fue con motivo de las fiestas patronales en honor de la Virgen del Rosario , el 1 de octubre pasado, cuando se inauguró el monumento. Pidieron permiso al Colegio de San Ildefonso para que acudieran los niños que volvieron a cantar el premio otra vez. Fueron los reyes de las celebraciones. «Fletamos un autobús para que vinieran con sus familias y disfrutaran de las atracciones».

Aunque la suerte del pueblo cambió, el municipio no tiene ninguna entidad bancaria. La única sucursal que había (Santander) cerró sus puertas seis meses antes del sorteo. Tienen un cajero automático y una oficina móvil de Bankia que acude cada 15 días.

«No nos hemos hecho ricos. Desde luego que nos llevamos un buen alegrón porque ese pellizco no cae todos los días. Hemos tapado agujeros y vivimos mucho más desahogados», explica una vecina mayor que no quiere decir su nombre. Están hartos de los medios de comunicación. No es el caso de María José López que acaba de inaugurar el 2 de diciembre el único restaurante de Brea: El Campanario. Su dueño lo había cerrado y ella y su marido estaban pensando montar un negocio . No sabían cuál. El premio les hizo dar el paso definitivo. Ambos conservan su trabajo en Madrid, a la espera de ver cómo marcha su aventura. «Este es un pueblo humilde, de gente del campo que vive de la aceituna, sobre todo, los melones y las calabazas. El Gordo ha supuesto un alivio para ellos, ya que estaban todo el día mirando el cielo preocupados por la falta de lluvia. Ahora están más relajados, aunque siguen con sus tractores, sus faenas agrarias y hablando de la sequía», indica.

Los breanos han empleado el dinero en liquidar hipotecas , reformar sus viviendas en vez de parchearlas, poner la calefacción y olvidarse de las estufas y darse algún capricho como cambiar de coche –hay 25 nuevos cuyas matrículas empiezan por la letra J– o hacer viajes a sitios deseados, relatan otros. «Yo me llevé a mis hijos a Eurodisney. Compartía dos décimos con la familia y aún no sé en qué vamos a emplear el dinero», afirma una empleada municipal.

La locura por la compra de lotería se ha desatado en el pueblo. «Lo hemos vendido todo. Este año compré 430 décimos en vez de 300. Ha venido gente de Madrid y de los pueblos de alrededor», explica la presidenta de la asociación de mujeres. Ella esta satisfecha de haber repartido esa lluvia de millones entre sus paisanos , los ancianos y empleados del centro de día, los del centro de menores... Con su décimo se acaba de comprar un coche que lleva la letra K y ahora planea un viaje a Tierra Santa, ya que es un amante de los viajes. Un abuelo que asistía al centro de mayores, cansado de ver cómo la vieja furgoneta que les traslaba les dejaba tirados cada dos por tres, compró una nueva: 40.000 euros. Fue su regalo.

«No se puede explicar lo que se siente. Ves el dinero en la cuenta y no te lo crees», dice una agraciada con el premio

El alcalde recuerda cómo se enteró de la noticia. «Estábamos en el colegio en plena representación previa a las vacaciones y los que montamos la función fuimos los padres . Los teléfonos empezaron a sonar diciendo que había tocado pero no se sabía dónde ni cuánto. Los niños se quedaron desconcertados y pararon la obra. Acabaron la función a toda prisa convoqué a los vecinos en la plaza y di la mejor noticia de mi vida», agrega A él también le tocó un número compartido con la familia.

«Bah. No se puede explicar con palabras lo qué sentí cuando un amigo me dijo: "Oye, que nos ha tocado el Gordo" . Es un sueño hecho realidad. Incluso ves el dinero en tu cuenta y sigues sin dar crédito. Te quedas sin habla», dice la hostelera María José López.

El pueblo, que tiene dos casas rurales, es ahora más visitado que nunca, desde que la Lotería de Navidad lo situó en el mapa.

Brea del Tajo: un pueblo con un Gordo de Navidad de monumento

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