LA RICA ESPAÑA

Lamprea: un «vampiro marino» con buena fama en Galicia y Poniente

Este pez en peligro de extinción divide a quienes lo consideran un manjar y a quienes opinan que es un animal terrorífico

Lamprea: un «vampiro marino» con buena fama en Galicia y Poniente ESTACIÓN DE HIDROBIOLOGIA «eNCORO DO CON» DE LA UNIVERSIDAD SANTIAGO DE COMPOSTELA

RUTH PILAR ESPINOSA

La lamprea es un vampiro marino, un alimento peculiar y un animal terrorífico. Al menos, esa es la idea que uno puede formarse sobre la especie si realiza una rápida búsqueda en internet. Amén de toparse con Wyman Manderly, el Señor de Puerto Blanco en la ficción creada por George R. R. Martín , y al que apodan socarronamente Lord Lamprea por la gula con la que engulle las empanadas elaboradas a partir de este pez tan abundante como valorado en Poniente. Más allá del mar Angosto y de las páginas de la saga literaria Juego de Tronos, la tradicional cocina gallega también prepara, sirve y consume con gusto la lamprea.

La lamprea, en realidad, no es un espectro imaginario de comportamiento disoluto al que le guste salir por la noche dispuesto a chupar la sangre de cualquier víctima propiciatoria. El empleo peyorativo del término «vampiro» tendría su origen, probablemente, en Estados Unidos; curiosamente, como el de Tom Cruise y Brad Pitt (Entrevista con el vampiro, 1994). Bromas aparte, en los Grandes Lagos de Norteamérica una forma local de lamprea marina (no nativa y considerada una peste) está causando tremendos daños en los stocks pesqueros (en especial sobre el salmón, la trucha y la perca) y costando grandes sumas de dinero a las administraciones implicadas en su control. Hace dos años, sin ir más lejos, el departamento de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos decidió «envenenar» un afluente del río Michigan para acabar con la lamprea, vertiendo pesticidas en las aguas donde sus ejemplares desovan. Un tipo de medida habitual que suele realizarse cada tres o cinco años para eliminar sus larvas.

La lamprea chupa la sangre a más de medio centenar de especies de peces

La lamprea, en efecto, es hematófaga. Por las marcas observadas en los cuerpos de sus hospedadores ahora conocemos, gracias a los estudios realizados por los miembros de la Estación de Hidrobiología de «Encoro do Con» de la Universidad de Santiago de Compostela , que su alimentación no se basa en una simple adhesión, la cual podría explicar la necesidad de ahorrar energía durante la migración, puesto que los peces a los que se «enganchan» siguen un camino opuesto (a contracorriente) al suyo. El gran número de estas señales que no implican perforación demostraría, también, que la lamprea busca las áreas que le son más propicias. Suele elegir el lado izquierdo, debajo de las aletas pectorales (situadas detrás de las branquias), para desplazarse a continación hacia el corazón. Su saliva, al contener sustancias anestésicas, impide que el hospedador quiera librarse de ella. Además, la lamprea es capaz de detectar el estrés de su hospedador, por lo que puede optar por buscar otro o agarrarse con más fuerza si notase que éste se altera en exceso.

Las diferencias ecológicas, morfológicas, psicológicas y taxonómicas de las especies que hospedan lampreas sugieren que éstas no hacen distingos a la hora de fijarse en peces cartilaginosos, óseos y/o cetáceos. Si acaso, el principal motivo de selección parece guardar relación con el tamaño de los individuos: prefieren los que son capaces de proporcionarles más nutrientes durante un mayor tiempo. Lo cual es comprensible dado que las larvas de lamprea pasan entre cuatro y diez meses sin alimentarse durante su proceso de metamorfosis.

Alta concenrtación de lípidos

La lamprea posee una boca circular con varias filas de colmillos en forma concéntrica y con mecanismo de ventosa ideal para extraer sangre. Con la lengua raspa el tejido y produce un efecto de émbolo succionador. Cuando «engancha» un pez difícilmente lo suelta. Circunstancia de la que se han aprovechado en muchos lugares para emplear lampreas a la hora de pescar ejemplares de la familia de los mugílidos.

¿Pero cómo se las captura a ellas? Los métodos más genéricos en Galicia, en los ríos Miño y Ulla, son las nasas, aparejos de malla y aros de hierro con un orificio de entrada y sin salida que se colocan en el fondo del lecho, y las «pesqueiras», construcciones sumergidas de grandes sillares de piedra que se alinean en perpendicular o en oblicuo al curso del agua para atrapar a los peces cuando tratan de salvar el obstáculo.

¿Y cómo se cocinan? En esta ocasión, la respuesta no es tan sencilla. Hay tantas maneras como paladares, siendo la más popular la denominada «a la bordalesa» (en su propia sangre). En Galicia, la lamprea se considera un suculento manjar, pese a su peculiar sabor y a que no es, precisamente, un plato muy digestivo debido a su alta concentración de lípidos. Como todo, con moderación. La que debió faltarle al rey inglés Enrique I, del que se dice que murió como consecuencia de un atracón de lamprea.

Noroeste peninsular

En los ríos gallegos se ha observado una tendencia alcista en cuanto al número de ejemplares de lamprea. Pero se trata de una especie amenazada a nivel local. Que su población en un río concreto sea elevada no significa que su estado de conservación sea satisfactorio, dado que el área de distribución histórica original de la lamprea en España se ha reducido considerablemente. Hoy solo persiste en el noroeste de la península ibérica. En el sur, donde se había citado, como en el Tajo, ha desaparecido. Y en el delta del Ebro un proyecto europeo se está volcando en recuperar la especie.

Los adultos en fase de remonte fluvial se topan con presas y otras barreras insalvables. Las larvas, por su parte, afrontan como pueden las extracciones de áridos y el alto grado de contaminación orgánica (procedente de focos urbanos) confirmado en los hábitats fluviales.

Solo se declaran el 30% de las capturas totales de lampreas

El furtivismo y la sobrepesca por su elevada cotización y demanda en el mercado también amenazan a la lamprea. Los pescadores declaraban (en los últimos años en los que se dispone de datos) unas cifras de capturas muy inferiores a las que se obtendrían calculando éstas a partir del número de embarcaciones y de «pesqueiras» o a partir de las ventas de los intermediarios o de los restaurantes. La Estación de Hidrobiología de la Universidad de Santiago de Compostela estima que dicho volumen corresponde solo al 30% de las lampreas que se atrapan en realidad. Para mejorar la trazabilidad del producto, la Xunta de Galicia , desde la temporada pasada, ha dispuesto puntos de venta autorizados donde las cofradías registran a los ejemplares. Desconocemos si existe una inspección similar en los pagos de Willian Manderley, en el principal puerto del Norte: Puerto Blanco.

Lamprea: un «vampiro marino» con buena fama en Galicia y Poniente

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación