El año en el que el naval despegó
De los 6.000 empleos generados por el sector en los momentos más duros de la crisis se ha pasado a 14.200 en 2017. Prácticamente todos los astilleros cuentan con carga de trabajo y se han logrado 11 contratos en nueve meses
El naval gallego abandona el dique seco. Desde 2010 las gradas habían estado casi vacías, pero los astilleros han retomado la actividad durante el año pasado. Las dudas sobre la legalidad del tax lease marcaron una crisis que provocó despidos y arrastró a Galicia a mínimos históricos de contrataciones. Pero tras el dictamen favorable del Tribunal Superior de Justicia Europeo, que consideró que el sistema no era contrario a las leyes de competencia, los encargos reaparecen y el empleo se recupera. Del suelo de 6.000 puestos del sector en los años de vacas flacas, se ha pasado a los 14.200 empleos que ofrecen actualmente las compañías asociadas en el Clúster Naval Gallego (Aclunaga), en el que se integra también la industria auxiliar.
«El año 2017 ha sido un año bueno», explica Óscar Gómez, gerente de Aclunaga. «En 2015 empezaron a firmarse algunos contratos, pero hasta 2016 no se empezó a notar en la actividad. Ahora llevamos dos años de subida y creemos que el 2018 va a seguir en ascenso. Hay problemas en algún astillero, pero prácticamente todos tienen contratos nuevos y carga de trabajo», sostiene Gómez. A falta de conocer los datos del último trimestre, que todavía no ha publicado el Ministerio de Industria, entre enero y septiembre los astilleros gallegos lograron 11 de los 28 nuevos contratos firmados en España. Suponen el 51% de las toneladas brutas compensadas (CGT) un indicador que mide, además del peso de las naves, su complejidad de equipamiento por lo que de algún modo estima también la carga de trabajo. A mediados de año, las empresas gallegas tenían 24 barcos en cartera y de enero a septiembre se entregaron 10 buques.
«En el tema de los pedidos hay un pequeño resurgimiento», confirma también el responsable del sector naval de la CIG, Marcelino Amado, quien teme que no acabe consolidándose por falta de políticas públicas claras de apoyo a la construcción de barcos. Amado afirma que otros países siguen apostando por el proteccionismo y los armadores cuentan con apoyos para no encargar barcos fuera. «Aquí el mercado manda, no se está ayudando nada al sector», denuncia .
Para Aclunaga, una de las claves del despegue del naval ha sido la posibilidad de encontrar nuevamente financiación a los proyectos. «Las dudas sobre el tax lease nos paralizaron durante muchos años, si no hay confianza la banca no presta dinero», explica Óscar Gómez. Pero los problemas ahora están en encontrar mano de obra. Con la crisis del naval, muchos trabajadores cualificados se vieron obligados a emigrar y no han regresado. Desde la CIG se demanda a la Xunta más formación. «En la ría de Ferrol hubo que echar mano de compañías de Sevilla o Portugal» , explica el responsable de naval del sindicato. Amado también reivindica mejoras laborales, porque pese a que los pedidos han vuelto, los salarios siguen siendo muy inferiores a los años previos a la crisis. «Hay que estabilizar el empleo, la propia Navantia fomenta una política de subcontratación errática y en Vigo la precariedad aún es peor con subcontratas de las subcontratas», denuncia.
Nuevos segmentos
Con el mercado del petróleo a la baja, la demanda de buques sísmicos y de apoyo off shore ha caído en picado y Galicia ha tenido que buscar nuevos segmentos de mercado durante el pasado año. Esta semana, el astillero vigués Barreras ponía la quilla del primer crucero de lujo que saldrá de las gradas gallegas, encargado por la empresa The Ritz-Carlton Yatch Collection. «Estamos entrando en el mercado del lujo, novedoso para nosotros», explica el gerente de Aclunaga. Las empresas miran también hacia la construcción de megayates, con demanda al alza y durante este año se han desplazado a ferias como la de Mónaco en busca de nuevos clientes.
El astillero Freire también marcó un hito durante el pasado 2017 con la botadura de uno de los mayores buques escuela del mundo, un velero similar al «Juan Sebastián Elcano». A mediados de septiembre salía de Vigo el «Bima Suci», encargado por la armada de Indonesia y que ha supuesto la vuelta a la construcción de grandes veleros con salas nobles, abandonadas desde hacía ya algún tiempo. Freire trabaja ya en la construcción de otro buque escuela para la armada de Arabia Saudí y tiene también en cartera un pesquero.
Aunque los astilleros públicos de Navantia no han logrado nuevos contratos durante 2017, durante el próximo año la actividad en la ría de Ferrol está garantizada con la construcción de los dos buques logísticos encargados por la Armada australiana y la realización de jackets, las torretas que sostienen los aerogeneradores en la eólica marina, en Fene. El próximo año podría concretarse también el encargo por parte del Ministerio de Defensa de las cinco fragatas F-110, que quedaron paralizadas con el inicio de la crisis económica.
Para el gerente de Aclunaga, Óscar Gómez, será fundamental de cara al futuro que se produzca una renovación en la flota pesquera española, para lo que demanda apoyos públicos. El segmento de la construcción de barcos de pesca es uno de los más importantes para el naval gallego, que cuenta con el 30% de las empresas auxiliares muy especializadas en este terreno.
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