PRESIDENTE CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GALICIA-CFV
Juan Güell: «Portugal ha puesto el dedo en la llaga, el problema será Marruecos»
El empresario habla sobre la huida de las empresas al país vecino, el retraso en el AVE y las nuevas medidas fiscales
![Juan Güell, en el exterior de la sede del Círculo de Empresarios](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2017/02/26/Abc,2017-02-24-03-kFfE--620x349@abc.jpg)
El Círculo de Empresarios de GaliciaCFV acogió la visita del exministro García-Margallo, un acto cuyo interés se vio desbordado de tal forma que tuvieron que ampliar la limitación inicial de 20 asistentes. Este 2017 se cumplen 25 años desde su fundación y trabajan en un programa muy intenso. La intención es que durante los próximos meses visiten el organismo las principales autoridades de Galicia, España y Europa . «Ya que es un hito, que lo sea al máximo nivel», apunta su presidente Juan Güell durante un encuentro con ABC.
—Un hito que, no obstante, se ha visto empañado por la baja como socio de PSA, ¿confían en su vuelta?
—Los vigueses tenemos que estar muy agradecidos a PSA, no solo por el empleo que genera para la ciudad, sino porque nos ha homologado a las primeras posiciones de los estándares de calidad mundiales. El producto que se hace en Vigo se exporta a todos los rincones del mundo. PSA ha decidido no participar en las instituciones y eso hay que aceptarlo. Su opinión es valiosa.
—Hay temas sobre los que han manifestado especial preocupación, el más reciente la nueva demora en el AVE. ¿Cree que esta vez se cumplirán los plazos? ¿Es irrenunciable Cerdedo?
—Vigo está dolido. La solución que se planteó en su día es claramente inoperativa. Solo hay que situar Vigo, Santiago y Orense en el mapa para ver la vuelta que hay que dar. Si resulta que para coger el tren a Madrid nos tienen que llevar a Santiago esto son más kilómetros, más trenes y más gastos. Vigo está mal comunicada. El aeropuerto no tiene todos los vuelos que debería, nos quedamos fuera del corredor de mercancías y no somos puerto nodal. No es fácil encontrar una ciudad que haya crecido tanto en los últimos años y es una pena que estemos perdiendo posibilidades. Si la variante de Cerdedo no pudiera ser porque tiene un coste brutal habría que suplirlo con otras actuaciones, pero si empezamos a renunciar a todo, renunciamos a Vigo y a la industria que se pudiera instalar aquí.
—Van a dar la batalla, entiendo.
—Sí. El alcalde la va a dar y nosotros estaremos allí dándola.
—Otra infraestructura que llevan tiempo demandando es el Corredor del Atlántico, ¿qué pasa con este tema?
—Ya hace años que tomamos conciencia de que podíamos quedarnos fuera de los corredores ferroviarios. De hecho en la práctica lo estamos, de modo que el esfuerzo debemos enfocarlo a entrar. Mantenemos nuestra propuesta de 2009 de establecer un ramal al llegar a Valladolid que venga directamente a Galicia. Si tenemos buenos puertos indiscutiblemente debemos tener buenas conexiones de comunicación.
—En este ámbito, ¿es Vigo la gran olvidada de las administraciones?
—En Vigo se da la circunstancia de no le corresponde la capitalidad, siendo tres veces superior a Pontevedra. Es una situación completamente atípica. Yo creo que sí, que Vigo es la gran olvidada porque las medidas se dirigen principalmente a las capitales de provincia y no se nos reconoce este problema. No se puede olvidar que en la medida en que se den oportunidades a Vigo se le dan a Galicia.
—Los empresarios han hecho frente común contra las nuevas medidas fiscales. ¿Hasta que punto son desfavorables para empresas e inversores?
—Lo decía Maquiavelo. Cuando se toma una medida es mejor perjudicar a uno mucho que a muchos un poco. En este caso creo que se les ha ido de la mano. Las medidas del decreto tienen como objetivo intentar arañar algo más de recaudación fiscal, pero se centran principalmente en las empresas y especialmente en las grandes. España tiene un importante problema de competitividad que como no lo resolvamos cada vez se fabricará menos y nos empobreceremos más. Y no es porque nuestras empresas sean peores que las de nuestro entorno, ni mucho menos, sino por su fuerte atomización. En lugar de fomentar que las empresas hagan cosas juntas y crezcan en tamaño, esto se penaliza. El mensaje es: si crece, lo que gane en competitividad lo va a perder en impuestos. A esto se suman las reversiones en las normas. La seguridad jurídica es clave y están incrementando la presión fiscal de forma indirecta
—Un tema que afecta directamente a la competitividad es la deslocalización. Salarios y suelo más barato en Portugal. ¿Es imparable esta huida?
—Portugal no es el problema, está haciendo lo que debe, hacer lo más atractiva posible la inversión. Portugal nos ha demostrado que tenemos un problema por el que nuestras empresas se están trasladando y hay que diagnosticarlo. Las causas son todas las que ha mencionado y otra muy grave que es la excesiva burocratización y la inseguridad jurídica que conlleva. Mientras que en España, a veces, se tardan meses en constituir una empresa, en Portugal se hace en cuestión de horas. Está bien salvaguardar ciertas cosas, pero en ocasiones el celo es excesivo. Portugal nos ha puesto el dedo en la llaga, pero el problema vendrá cuando nuestras industrias se muevan a Marruecos o otras localizaciones más alejadas.
—¿Cómo está afectando la parálisis urbanística en Vigo? ¿Está espantando la situación a los inversores?
—A los inversores seguro. No puedes invertir en lo que no puedes hacer. Tampoco se puede menospreciar al sector de la construcción. Identificamos Vigo como una ciudad industrial, pero la construcción fue hasta 2007 el segundo sector que más VAP aportó a la zona. Las administraciones tengo que decir que en cuanto identificaron el problema se pusieron a trabajar en ello y se ha corregido la situación para las zonas más sensibles.
—La huelga de los estibadores parece inevitable, ¿qué supondría para la economía de Vigo esta situación?
—Es más importante que lo que parece. El ciudadano no va a tardar en notar consecuencias como el posible desabastecimiento de algunos productos. Perderemos portes, los transportistas se verán seriamente perjudicados y, en consecuencia, habrá una disfunción. En resumen, pérdida de competitividad, servicios y dinero.