Hidroeléctricas de la Costa da Morte
Feijóo deja en manos de Ferroatlántica desbloquear la venta de las centrales
El presidente reitera que la Xunta solo atiende a «solicitudes y proyectos reales»
El comité maniobra en la Cámara para alterar un acuerdo de los partidos
El conflicto abierto en la Costa da Morte por la intención de Ferroatlántica de deshacerse de sus centrales atravesó ayer otro escenario: el de la arena política. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, recordó a los grupos del Parlamento de Galicia que mientras la compañía no pase por la ventanilla de la administración una solicitud formal de venta, su gobierno no tomará ninguna iniciativa. «Las administraciones públicas hablan en base a proyectos reales y cuando tengamos solicitudes reales, este Gobierno se va a pronunciar ». Lo hará sobre las concesiones que hoy día asientan la actividad de la empresa en los ríos Xallas y Grande. «En el caso de que tengamos una propuesta, la analizaremos con tres premisas: el cumplimiento de la ley, la garantía de interés público y el empleo», desmenuzó el presidente, poco antes de proclamar que el Gobierno gallego «está con los trabajadores». Mensaje doble, por tanto, de prudencia y tranquilidad ante un episodio que ayer despertó las intrigas parlamentarias de los partidos.
Un sector del comité de empresa de Cee-Dumbría , presente en la tribuna de invitados, promovió contactos con portavoces de PP, PSdeG, En Marea y BNG para modificar un acuerdo aprobado por amplia mayoría en la Comisión de Industria. Los impulsores del cambio, vinculados a la CIG, querían alterar una parte del texto que apelaba «al máximo consenso social y sindical» para desarrollar el plan de inversiones de 200 millones planteado por la compañía.
Algunos representantes del comité intuyen «con preocupación», como relataron a ABC, que la Xunta promueve reducir la tensión para facilitarle la operación a Ferroatlántica. El Bloque y En Marea secundaron la tesis durante las conversaciones de pasillo y las espontáneas reuniones que mantuvieron con los trabajadores en O Hórreo. Ayer se sucedieron varias.
El PSdeG, abierto a maquillar la propuesta, se remitió a su compromiso con el acuerdo salido de la Comisión —que impide segregar la actividad de la empresa— mientras el PP, por medio de su viceportavoz Miguel Tellado , se comprometió a acelerar los trámites para que los sindicatos pudieran reunirse con el conselleiro de Industria, Francisco Conde .
Tanto Feijóo como Conde recordaron que la tarea de la Xunta no es tomar decisiones en base a promesas, no ya de Ferroatlántica, sino de cualquier otra empresa. «¿Con qué anuncio me quedo, con el de vender o con el de invertir?» , preguntó el presidente a la portavoz del BNG, Ana Pontón , para evidenciar que es la multinacional —participada por Villar Mir— la que está obligada a pronunciarse.
Pontón alertó al empresario madrileño que «Galicia no le debe nada». Al contrario, «Villar Mir le debe mucho a Galicia». Cuestionado al respecto por En Marea, el conselleiro de Economía adelantó que se va «a garantizar la ley y salvaguardar el interés público» de la concesión. En caso de que Ferroatlántica formalizara su propuesta de venta, Feijóo dejó claro cuál será el protocolo de actuación . Primero, trasladará los términos de la solicitud a los alcaldes de la comarca, a quienes le seguirán los representantes sindicales y el comité de empresa. Con los tres actores, dijo, «estamos en contacto». Seguidamente, analizarán todas las alternativas. En ellas caben los intereses de otras factorías, como la de Sabón (Arteixo) , que dependen de la venta de las centrales para recibir una inyección de inversiones.
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