Raquel Cánovas - CUENTOS CORTOS PARA SER FELIZ
La ranita
«Cuando a la noche volvía a su lago-casa a dormir, todas las demás ranitas le reprochaban haberse ido»

Esta es la historia de una ranita que vivía en un gran lago. Como todas las ranas, se esperaba de ella que aprendiera muchas cosas del entorno en el que vivía , que se dedicara a cuidarlo y a zambullirse en el agua y tomar el sol, como hacían el resto de sus compañeras.
Pero esta ranita era muy inquieta, y una vez que hubo conocido cada recoveco del lago , empezó a explorar por los alrededores para ver qué más cosas habían por ahí por conocer.
Cuando a la noche volvía a su lago-casa a dormir, todas las demás ranitas le reprochaban haberse ido. Le decían que fuera del lago no se iba a ninguna parte y que lo que tendría que hacer es dejarse de explorar nada porque todo estaba ya en el gran lago.
La ranita se apenaba cada mañana, se hacía reproches a sí misma y se preguntaba “¿ por qué habré elegido yo buscar cosas diferentes de las que buscan mis compañeras ranas ?"
Aún a pesar de esto, la ranita exploradora no podía dejar de recorrer caminos diferentes cada día. Algo había en lo nuevo que la fascinaba de tal manera, que le era imposible acomodarse en todo lo que ya conocía.
Cierto día, un montón de ranas asustadas , presas del pánico, empezaron a gritar de una en una a la ranita que dejara ya esos sueños locos y volviera al gran lago a cumplir con su misión de rana.
La ranita se hundió en el fondo del lodo un buen tiempo , pero su inquietud la sacó de allí.
Se fue entonces por un camino lleno de charcos, que hubieran sido chulísimos, de no ser porque la ranita estaba demasiado triste para apreciar su belleza. Acabó en una cueva en la que encontró a un sapo sabio gigante que le dijo estas palabras:
-“Ranita exploradora, no dejes de explorar”
-“Estoy muy triste, no puedo seguir haciéndolo mucho más, me siento demasiado sola. Me gustaría ser como las demás ranas”
-“Ranita exploradora quiero que mires dentro de ti y que te des cuenta de quién está diciendo esas palabras”
La ranita, se miró el ombligo y de él empezaron a salir todas las ranas compañeras suyas del gran lago. Una vez estuvieron todas fuera, la ranita le dijo al sapo:
-“Me parece que no era yo, eran ellas. Yo quiero explorar, ver lagos y charcas nuevos, y algún día volver al gran lago a contarles a mis compañeras lo que he visto”
-“Ahora que ya sabes quién eres tú realmente, ve a explorar y cuando quieras vuelve al gran lago”
La ranita exploró muchos charcos , y muchos lagos, incluso llegó al mar.
Exploró hasta que llegó a una gran cascada maravillosa , que era para ella el lugar perfecto para vivir. En ella, el agua era cristalina y limpia, y había comida abundante, además, aquella cascada estaba llena de grutas en la montaña, por lo que las posibilidades de explorar allí eran infinitas, jamás se aburriría como en el gran lago.
Tan bien se sentía allí, que quería compartir su dicha con sus compañeras del gran lago porque ¿quién sabe? Tal vez alguna se aventurara a vivir en otro lugar mucho mejor que el gran lago.
Hizo un largo y divertido viaje , por el que conoció muchos nuevos charcos y lugares, pero ninguno tan maravilloso como su gran cascada maravillosa.
Le costó mucho encontrar el gran lago porque, tras una sequía, se había convertido en el lago seco .
Sus compañeras estaban en graves apuros , pero aún estándolo, permanecían allí, porque tenían miedo a lo desconocido.
Se alegraron mucho de volver a ver a la ranita exploradora.
Cuando ésta les contó la maravillosa cascada en la que había decidido instalarse se quedaron todas boquiabiertas. En cierta manera, todas anhelaban vivir en un lugar así. En el gran lago ya no quedaba agua en la que zambullirse y aquello que sabían hacer, ya no les servía de nada.
Hicieron una reunión y decidieron emprender el viaje hacia la gran cascada maravillosa con la ranita exploradora.
Ésta, se sintió muy orgullosa de haber escuchado su propia voz , en lugar de la de sus compañeras, porque gracias a eso, ahora todas vivirían en un lugar mejor.
Dedicado a las ranitas exploradoras grandes y pequeñas del Ceip Els Tolls, Benidorm