Raquel Cánovas - CUENTOS CORTOS PARA SER FELIZ
El alga mágica
«El duende de las aguas las utilizaba para saber en qué lugares los humanos más amaban y cuidaban el mar»
Miri era una sirena que habitaba las aguas de una hermosísima bahía. Nadaba por todas las aguas de aquel reino jugueteando con los bancos de peces.
Según las estrellas de mar le habían contado a Miri, las algas de aquella bahía eran mágicas , no sólo porque daban de comer a muchos seres vivos, también porque el duende de las aguas les había dado el poder de mantener limpita y oxigenada el agua para que fuera del agrado de todos los habitantes del mar y visitantes marinos, y proteger la playa de que desaparezca con las mareas. Además, el duende de las aguas las utilizaba para saber en qué lugares los humanos más amaban y cuidaban el mar, ya que esta mágica planta desaparecía cuando el agua estaba contaminada o el mar era maltratado.
Este alga mágica se llamaba Posidonia.
Al parecer, las personas humanas desconocían la magia de la posidonia , pues muchas de ellas se sentían repugnadas si veían a la posidonia en la arena.
Incluso, a veces, cuando personas humanas se bañaban cerca de la orilla, Miri simulaba ser un alga y les acariciaba los pies con su cola para ver cómo saltaban diciendo “me ha tocado algo” y se divertía mucho con esta travesura.
La posidonia no se enfadaba por estas cosas de los humanos , porque era más sabia y más mágica.
Un día Miri se puso a hablar con una gaviota que había subida encima de una boya. Le contó que había venido de tierras muy próximas a la bahía en las que las algas mágicas estaban dejando de existir.
La sirena Miri, aterrorizada de que tal cosa pudiera suceder en su bahía , nadó a toda velocidad en dirección a la playa de la bruja del viento, que vivía en una montaña mágica encantada junto al mar, en la que el viento había dibujado hechizos y conjuros.
- ¡Bruja del viento, sal! - gritó Miri- Necesito que me ayudes, por favor.
La bruja salió de mala gana de entre dos torres de arena con sombreros.
-Qué quieres Miri, ¿qué te pasa?
-Una gaviota me ha contado que cerca de aquí las algas mágicas, las posidonias, están desapareciendo . Tengo mucho miedo de que tal cosa pueda suceder en mi bahía, necesito tu ayuda, por favor, bruja del viento.
La bruja del viento ya había visto en su caldero mágico que estas cosas estaban pasando en el planeta tierra. Estas cosas y otras mucho más feas. Se puso un poco triste, pero se repuso en seguida para brindar su ayuda a la sirena Miri.
-Está bien Miri. Te diré lo que vamos a hacer. Puesto que la causa de que la posidonia haya desaparecido son los humanos , sólo los humanos podrán frenar su destrucción. Esta noche de luna llena conjuraré los vientos a tu favor. Te convertirás en aire. Como aire, podrás entrar en los humanos que elijas para que hagan cosas que ayuden a proteger la mágica posidonia.
Qué encargo tan difícil aquel de ser viento, cuando Miri siempre había sido sirena. Pero bueno.
Aquella noche Miri se volvió viento y viajó por la playa y el pueblo, por todas las casas, susurrando al oído de todos sus habitantes que debían proteger a la posidonia.
Pero no pareció ser suficiente, porque a la mañana siguiente ninguno de los humanos a quienes Miri había susurrado parecía haber comprendido nada, todos decían que “habían estado soñando cosas muy raras”.
Entonces Miri, como viento que era, sopló con mucho enfado sobre el mar, provocando olas enormes y asustando a los habitantes marinos y terrestres.
Después, Miri se dio un paseo por las calles y llegó a una escuela. Se acomodó en lo alto de un aula y escuchó a una maestra decir a sus alumnos:
«Los cuentos están llenos de magia, porque enseñan tanto a los niños como a los mayores».
Y Miri comprendió que si quería que los humanos protegieran la posidonia se lo debía enseñar, tanto a niños como a mayores, a través de un cuento.
Se fue a buscar a alguien que pudiera escribir el cuento del alga mágica. Tenía que ser alguien a quien le gustara escuchar al viento de vez en cuando… y no muy lejos de allí encontró a la persona adecuada.
Para que ese cuento fuera leído y comprendido por muchos niños y mayores, Miri sopló al oído de muchas personas a las que también les gustaba escuchar el viento de vez en cuando, que escucharan no sólo la voz del viento, también la voz del mar, que pedía su ayuda.
Desde entonces, Miri ha estado soplando aquí y allá , llevando la voz del viento y la voz del mar a los humanos.
Hasta llegar hoy a ti.
Este cuento no es un simple cuento. Es la voz de una sirena que se convirtió en viento, del viento que se convirtió en cuento, para que tú pudieras escuchar la voz del mar.
¿Qué te dice a ti?
Si pudieras enviar tú un mensaje al mar ¿cuál sería? Déjaselo en este post.