Waltraud 2015, un vino con arte dentro y fuera de la botella
La artista alemana Waltraud Maczassek, esposa de Miguel A. Torres, ha creado la nueva presentación de este Riesling del Penedés
![Waltraud Maczassekk](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2016/06/15/Waltraud_Maczassek-kJh--620x349@abc.jpg)
Todo buen vino es una obra de arte siempre que la intervención humana logre, valiéndose del mejor fruto de la naturaleza, una creación expresiva de emociones, percepciones y sensaciones. Para completar la obra artística también importa el envoltorio , de forma que un buen caldo siempre empieza por su etiqueta. Además, si el vino tiene nombre de mujer, evoca creatividad y elegancia. En el caso de Waltraud 2015, la nueva añada del vino de Bodegas Torres elaborado con la variedad Riesling, refleja la comunión hispano alemana fruto del amor entre Miguel A. Torres y Waltraud Maczassek, que decidieron compartir sus vidas desde 1967 y echar raíces en el Penedès a partir de sus respectivas pasiones: el vino y el arte.
El vino Waltraud 2015, además de llevar el nombre de la matriarca de la familia Torres, lleva la impronta artística de su esencia a partir del diseño de su nueva presentación. La etiqueta de esta añada interpela al consumidor con un mensaje sugerente, poético a partir de la esencia plástica de una cepa, de su espíritu. Como la elegancia de este blanco de la variedad Riesling plantado en el Penedés .
La artista, que también contribuyó durante 25 años a la expansión de las bodegas familiares en su país natal, poniendo los cimientos del que es hoy en día uno de los más importantes mercados mundiales, ha dibujado con trazos zen la expresiva forma de una cepa, origen de todo vino. Según su autora, se trata de “un dibujo directo e intuitivo, minimalista, de la mente a la mano, sentido y cerebral”. Maczassek añade que ha querido hacer “un diseño moderno y a la vez personal , con pocos trazos, porque, al igual que la escritura, los trazos hablan mucho de uno mismo”.
Nacida en Frankfurt, Waltraud Maczassek ha dedicado su vida a la familia y al arte y ahora compagina su creación artística con la presidencia de la Fundación Miguel Torres, dedicada a la protección de la infancia mediante el apoyo a proyectos impulsados por organizaciones públicas y privadas en todo el mundo. Con Miguel A. Torres tuvo tres hijos –Ana, Mireia y Miguel-. La pasión que ha sentido siempre por la pintura y la fotografía la llevaron a estudiar Bellas Artes y Pedagogía en Alemania y, años más tarde, a ampliar sus estudios en Barcelona, licenciándose en Bellas Artes.
Desde la figuración inicial, trabajando a partir de mapas como concepto de la tierra conocida, transitó por los collages y obras matéricas y también la alquimia hasta llegar a la abstracción lírica de su obra actual, donde persigue lo simbólico que une a los seres humanos en contraposición a la idea de las diferencias que nos separan. Su relación con la pintura se antoja u n proceso de búsqueda continua, de exploración de territorios desconocidos, que guarda cierto paralelismo con la elaboración de un vino. “Crear, para mí, es energía, expresión y sensibilidad”, comenta la artista. Y añade: “Ahora mi pintura habla de la naturaleza, de la creación desde el microcosmos al macrocosmos, de la complejidad de los sistemas de la vida”. Porque como es arriba es abajo y como es abajo es arriba, siguiendo las leyes de la correspondencia, de forma que lo que se observa a través de telescopios es igual que lo microscópico. Y Waltraud lo plasma en sus lienzos .