¿De qué se ríen esos nacionalistas?

El pasado jueves, diputados como Ramon Tremosa o Josep Maria Terricabras aprovecharon la Comisión de Libertades, Justicia e Interior en el Parlamento Europeo para manifestar su apoyo a un informe de Plataforma per la Llengua donde se recogen supuestas pruebas que evidenciarían la discriminación que sufren los hablantes en catalán.

Les da igual que se vean obligados a sostener una tesis tan alejada de la realidad con cuatro anécdotas mal contadas. Con ellas ya tienen suficiente para tapar la realidad y convertir la excepción en norma. En el mundo de fantasía de los nacionalistas, los catalanohablantes son héroes que viven sometidos a una administración que los persigue y discrimina. Por supuesto, estos eurodiputados no dijeron nada de que en las escuelas catalanas solo se dediquen dos horas a enseñar español. No hablaron de los padres que tras reclamar más horas de español en el aula para sus hijos, se han visto forzados a cambiarles de colegio. O que la administración catalana use de forma abrumadoramente mayoritaria el catalán. O que el establishment emplee el catalán para apuntalar una agenda nacionalista. No formo parte de esa comisión, pero pude intervenir y decir estas cuatro verdades. Al resto de eurodiputados catalanes, carentes de mejores argumentos, les sobró mala educación como para estarse riendo durante mi intervención. Si se pusieron juntos para transmitir una imagen de consenso, yo, que me puse junto a ellos, acabé con el hechizo.

Mientras que Miguel Ángel Aguilar, el ex ministro socialista, tuvo una buena intervención, no hubo ningún representante del Partido Popular Europeo, a pesar de que Francesc Gambús, uno de los suyos, había apoyado al delirante informe. ¿A nadie de ese partido se le ocurrió pensar que podía ser una buena idea asistir a la comisión para contrarrestar ese despliegue de imaginación?

Teresa Giménez Barbat eurodiputada ALDE

@gimenezbarbat