Miquel Porta Perales - EL OASIS CATALÁN

PSC-PSOE

Lo peor que le puede pasar a un partido político es que deje de ser útil y devenga comparsa

La relación PSC-PSOE nunca ha sido un camino de rosas. Lógico si tenemos en cuenta que el PSC no es una federación del PSOE, sino un partido federado con el PSOE. Un PSC –en la política catalana, el llamado hecho diferencial se propaga como una mancha de aceite- cargado de aspiraciones “propias” –del programa al grupo parlamentario en las Cortes- en una Cataluña en que todo es, o ha de ser, por definición, “propio”. Cosa que implica continuar con el suicida “no es no” ante la investidura de Mariano Rajoy –hay que distanciarse del PP a cualquier precio, disciplina de partido incluida- y la cantinela del “derecho a decidir” en versión, o no, canadiense. ¿Así se marca perfil y espacio ante el soberanismo o se coquetea con el mismo? Frente a ese PSC –tanto monta monta tanto Miquel como Núria-, el PSOE recela. Y vuelve la idea del rapto de la Federación Catalana del PSOE por el PSC, formulada por Alfonso Guerra en sus memorias. ¿Reconstruir la Federación Catalana del PSOE? Hoy, no funcionaría. De una debilidad surgirían dos debilidades que, probablemente, deberían pactar para no desaparecer del mapa. Menudo negocio.

Llegados a este punto, ¿qué pretende el PSC? Todo es muy prosaico. El PSC le dice al PSOE: “no me ates con una cuerda y déjame tranquilo, porque de lo contrario el socialismo en Cataluña pasará a ser una fuerza irrelevante”. Y continúa: “déjame votar “no” a la investidura de Mariano Rajoy y seguir con el “derecho a decidir” para conservar lo que pueda del voto metropolitano y competir con Catalunya sí que es Pot, Podemos y los comunes colauistas. Y de paso, a ver si pesco algún voto de la Convergència moderada en vías de disolución. O eso o el descalabro”. Con estos mimbres, Miquel Iceta quiere renovar el PSC. ¿Qué hubiera hecho Núria Parlon? ¿Qué intentará hacer Núria Parlon en una segunda oportunidad, si la tiene? Refundar el PSC. Es decir, “comunizar” el socialismo catalán. Lo peor que le puede pasar a un partido político es que deje de ser útil y devenga comparsa.

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