Oti Rodríguez Marchante - Barcelona al día
Un festín de película
Una lista de películas como para olvidarse durante todo agosto del terrible septiembre que nos espera con la paliza del 1-0
Será la fecha o la facha, pero Barcelona está que no hay quien la soporte. Entre el calor, la humedad, las huelgas de Metro, la colorida vestimenta del turisteo, la turra insomne del independentismo, la brocha gorda de sus estrategas, el lápiz romo de sus corifeos… En fin, todo parece calculado para que un ciudadano que aún no haya sudado hasta la última gota de sensatez se escape de la calle barcelonesa por la primera puerta que encuentre.
La solución más socorrida venía siendo salirse de la calle y entrar al cine, aunque la cartelera veraniega no invita francamente a esa salida victoriosa (al menos hasta mañana, que estrene «Dunquerque» el complicado Christopher Nolan). Esta combinación de insoportable y fea realidad con los deseos de encontrar una película, una ficción, por la que escaparse de ella puede acarrearle a uno una azarosa y feliz coincidencia. Un ejemplo:
Cualquiera que tenga el valor de someterse a los peligros de caminar sin prisas por el Paseo de Gracia, pongamos del tramo de La Pedrera hasta Plaza de Cataluña, comprenderá todas las fatigas que pasa Messi para sortear una nube de contrarios y conseguir el gol: intentos de placaje, faltas, empujones, respiración agitada, ajetreo, con el añadido aquí de la exposición de manteros y la barrera de selfies, terrazas y colocadores de propaganda... Una bajada como la subida al Galibier, pero, de repente…, una puerta de escape, mejor aún una pasarela de escape cuando ya, a media calle, te entra «la pájara»… Un cartel salvador que pone Mandarín Oriental, y una programación cinematográfica que es un imán imbatible para un cinéfilo. Una lista de películas como para olvidarse durante todo agosto del terrible septiembre que nos espera con la paliza del 1-0. Desayuno con diamantes, El Padrino, Como agua para chocolate, Forrest Gump, El Mago de Oz, Mujeres al borde de un ataque de nervios, Ratatouille, Octopussy, Pulp Fiction, El silencio de los Corderos, y alguna otra que ya no tuve la capacidad de comerme… ¿De comerme?... En efecto, porque se trata de irse comiendo uno a uno los platos cinematográficos que preparan en el restaurante Moments Carme Ruscalleda y su hijo Raül Balam (alguno de ellos, incluso con gafas 3-D). Hecho lo cual, no es difícil olvidarse de todo eso, esto y aquello que hace insoportable Barcelona y llegar a la conclusión de que es una ciudad increíble, inigualable, a pesar de la fecha y la facha.