Carina Mejías - TRIBUNA ABIERTA
Comprar silencios
El silencio es con frecuencia una mala respuesta para quien desconfía de sí mismo a la hora de afrontar los problemas
Cuando preguntaron a Ada Colau su opinión sobre el ex alcalde Xavier Trias, afirmó: "nunca quiso escucharme”. Curiosa actitud ante quien ganó su popularidad como líder de la plataforma anti desahucios, organizando sonadas movilizaciones durante los duros años de la crisis inmobiliaria y algún tiempo después descubrimos que Trias quiso ingenuamente ganarse su complicidad, pagándole un sueldo como activista con fondos públicos a la actual alcaldesa. Pero el silencio es a veces la peor mentira y los fondos municipales, en principio destinados para una finalidad altruista, sirvieron para financiar la campaña electoral que la llevó a la alcaldía.
Ese no fue el único silencio que pagamos los barceloneses. Hace unos meses, supimos que el desalojo de los ocupas del mal llamado ‘banco expropiado’ en el barrio de Gracia, era la consecuencia del impago del alquiler que había asumido el Ayuntamiento. Evitar que los ocupas convirtieran el barrio de Gracia en un campo de batalla nos costó a todos los barceloneses 65.000€ al año, IBI e impuesto de basuras incluido. Una cesión al chantaje de quienes utilizan la violencia para conseguir sus fines. Pagar su silencio no evitó el problema.
Hace ahora un año, diez familias del barrio de la Teixonera fueron desalojadas de su edificio en ruinas y realojadas en un hotel con cargo al presupuesto municipal. Meses y meses sin respuesta y de eso hace ya más de un año en el que para evitar que se amplificara el conflicto siguieron pagando el alojamiento. Y ya se sabe, el que paga manda y el que cobra calla. ¿Alguien dará alguna explicación?, ¿Quién nos resarcirá de tanto despilfarro?
Estos son solo algunos ejemplos de cómo se pagan silencios a quienes mantienen posiciones diferentes o pueden generar problemas y en lugar de enfrentarlos y encontrar una solución se usa el dinero público para enmudecerlos.
El silencio es con frecuencia una mala respuesta para quien desconfía de sí mismo a la hora de afrontar los problemas. En democracia, el silencio y la inacción solo los enmascaran. La democracia requiere de diálogo para exponer con claridad los problemas y la búsqueda de medios para resolverlos. A Trías le costó la alcaldía, que la nueva alcaldesa vaya aprendiendo de los errores.