Artes&Letras
Urueña: letras al abrigo de las murallas
La primera Villa del Libro de España cumple diez años. El pequeño pueblo vallisoletano de Urueña ya contaba con una destacada tradición cultural que apuntalaría la apertura de una decena de librerías
U rueña se convirtió el 1992 en el pueblo más pequeño de España con una librería abierta al público. Pero nada hacía presagiar entonces que aquella localidad vallisoletana -que rondaba, y ronda, los 200 habitantes- llegaría a contar con diez libreros en activo dentro de sus murallas. La apertura de la Villa del Libro en 2007 apuntalaría la tradición cultural surgida alrededor de la Fundación Joaquín Díaz.
Jesús Martínez, el pionero de la librería Alcaraván, «culpa» precisamente al etnógrafo y músico Joaquín Díaz de su llegada a Urueña. Trabajaba en una librería de Madrid cuando lo conoció y empezó a hacer escapadas al pueblo para llevarle los libros que le pedía.
Dice que se enamoró del lugar la primera vez que lo vio. Y pronto se dio cuenta de que los turistas que paseaban por sus calles «no eran los habituales», sino personas con inquietudes culturales atraídas por el centro etnográfico de la Fundación y por el patrimonio. Quizá no fuese tan descabellado dejar la capital y seguir con su mismo oficio, pero en Urueña. Otro amigo, el escritor soriano Avelino Hernández, defensor del medio rural en la vida y en la literatura, le dio el ánimo que le faltaba. Eligió para su librería un nombre de pájaro y unía así sus dos pasiones, los libros y la naturaleza, tema muy presente en sus anaqueles.
Alcaraván era una sorpresa más para los visitantes. «Tuve que poner datáfono, para que pudiesen pagar con tarjeta, porque no tenían previsto hacer un gasto añadido en libros», recuerda Jesús Martínez de los inicios. Veinticinco años después, continúa con su oferta pegada a la tierra: publicaciones relacionadas con Castilla y León, con el folclore y la tradición, con los viajes... que dejan un pequeño espacio para productos gastronómicos, también del entorno.
Donde antes había dos restaurantes, hoy hay cinco. Algunas fachadas y tapias se adornan con pasajes literarios caligrafiados. Las puertas en mal estado se cubren con grandes vinilos con imágenes de escritores. El Centro e-LEA (Espacio para la Escritura, la Lectura y sus Aplicaciones), bautizado con el nombre de Miguel Delibes, desarrolla una programación permanente de exposiciones y actividades culturales... Y Jesús Martínez es un vecino más de Urueña, además de concejal de Cultura. Pero ya no es el único librero. Tiene nueve compañeros y no los ve como competencia. «Mejor mal acompañado que solo», bromea con el refrán del revés.
La Diputación de Valladolid vio el potencial cultural de Urueña, donde también habían arraigado escritores o músicos como Amancio Prada o Luis Delgado , este con su Museo de Instrumentos Musicales. Tras adquirir solares abandonados y convertirlos en librerías, el 15 de marzo de 2007 la institución provincial inauguró la primera Villa del Libro de España, que ahora celebra su décimo aniversario. La trascendencia del proyecto, dice su director, Pedro Mencía, va mucho más allá de la actividad comercial: ha contribuido a rehabilitar espacios degradados y a la revitalización del municipio y de su entorno. «Va a ser la garantía de pervivencia de un pueblo con un patrimonio espectacular», añade.
No continúan todos los que se embarcaron en la aventura en aquellos primeros pasos a las puertas de la crisis económica. Ha habido cierres y reaperturas. Sí permanece desde el principio José Antonio Largo, al frente de la Boutique del Cuento. Con librería en Valladolid y, posteriormente, en un centro comercial cercano a la ciudad, ha terminado por cerrar esos dos establecimientos para volcarse en Urueña, rodeado de libros desplegables y tradicionales, y con sección añadida para adultos. Al lado, una plazuela se ha convertido en el «Corrillo de Hans Christian Andersen».
José Antonio Largo recuerda los inicios de la Villa del Libro «con mucha fuerza». «Después las aguas se calmaron, y ahora estamos expectantes a ver si nos ponen un cartel en la autovía», dice sobre la vieja reivindicación de contar con señalización propia en la A-6 que depende del Gobierno central.
La Boutique del Cuento tiene en la Villa del Libro un complemento a medida, el Museo del Cuento, dependiente del Centro e-LEA y formado por los fondos de la colección particular de Rosana Largo, hija del librero y constructora de objetos y personajes de los relatos clásicos. La exposición se renueva cada cierto tiempo y la colección es reclamada desde distintos puntos de España.
Esperanza Serrano también se sumó al proyecto desde los inicios. Primero con una asociación de calígrafos, después en solitario. , códices, escritura... Su responsable ejerce como calígrafa desde 1993 y recibe encargos de diplomas para reconocimientos que otorga Nueva Economía Fórum, y que han ido a parar a manos de personas como Ban Ki-moon, Angela Merkel o Durão Barroso. Imparte talleres de caligrafía en el Centro e-LEA, con la colaboración de otros profesores, que han plasmado pasajes literarios en las fachadas.
Aunque parezca algo ajeno a estos tiempos digitales, la caligrafía interesa, especialmente a diseñadores gráficos que han vuelto a los orígenes, señala Esperanza, encantada de trabajar en un sitio «maravilloso» y muy cerca de Valladolid.
Tras las puertas de la librería El Grifilm se esconde otra historia singular de los nuevos habitantes de Urueña. Isaac García es catalán e Inés Toharia, madrileña. Vivieron en Gales, muy cerca de la primera ciudad de los libros del mundo, Hay-on-Wye. Luego se cruzó en su camino Nueva York, donde vivieron antes de decidir dar un salto gigante, y no solo por la distancia. «Justo cuando la gente se iba de España, nosotros decidimos volver», explican. De la ciudad de los rascacielos, sin aclimatación previa, al pequeño pueblo.
No escaparon al vértigo y las dudas iniciales, pero hoy se declaran «contentos» de haber dado el paso. Fue en 2011 y siguen aquí. De nuevo se impuso la pasión por los libros, en este caso con el cine como tema principal. Además, participan e impulsan otras actividades, como un cinefórum. Y tienen una pequeña productora. Con internet ya es posible vivir alejados del ruido de las ciudades.
Los periodistas vascos Tamara Crespo y Fidel Raso ya tenían vinculación con Urueña antes de abrir Primera Página en agosto de 2015 , a la vuelta de su último destino profesional en Ceuta. Son de los libreros que viven en el pueblo y de los que completan la faceta comercial con otras muchas. Cuando hizo balance de su primer año, Tamara contó veintidós actividades, desde presentaciones de obras a talleres de fotografía y de observación de estrellas, o un fin de semana dedicado a Japón. Las materias de sus estanterías: fotografía, viajes y periodismo, una especialidad ésta última que no es frecuente ver en las librerías. «Y es todo un mundo, hay periodistas que escriben ficción y no ficción».
«La Villa del Libro va a ser la garantía de pervivencia de un pueblo con un patrimonio espectacular»
La especialización ha encontrado en la Villa del Libro ejemplos singulares, como el de Efímeros Pluscuam(im)prefectos , un proyecto que llegó a Urueña en 2015 -aunque se ha paralizado por circunstancias personales,- y que está vinculado a la colección Martínez-Leis. Su fondo, integrado por publicaciones antiguas, tebeos y fanzines, ha estado expuesto en el Centro e-Lea.
Víctor López-Bachiller dejó Barcelona, donde trabajaba en el campo de la publicidad para hacer lo que «de verdad» le gusta. Primero compartió proyecto con un socio y, ahora en solitario, pasa «al menos cuatro días a la semana» en Urueña, en la librería Páramo, de libros descatalogados, antiguos y de segunda mano. También para él la conexión a internet es fundamental, ya que buena parte de su negocio es de la venta ‘on line’. Reconoce que la afluencia de público es «desigual» y que los inviernos son «flojos». El verano ya es otra cosa, y «se nota que cada vez conoce más gente la Villa del Libro».
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