Ignacio Miranda - Por mi vereda
Intransigencia y libertad
Que nos dejen tranquilos y respeten la libertad de asistir a un espectáculo legal
La reciente celebración del Toro Júbilo en la localidad soriana de Medinaceli volvió a saldarse con incidentes, igual que sucedió hace dos meses en el torneo del Toro de la Vega de Tordesillas . Con un aparato mediático menor, unos ochenta antitaurinos acudieron a protestar contra el festejo en la villa ducal justo antes del comienzo en el acondicionado ruedo de su Plaza Mayor. Algunos se resistieron a abandonar ese espacio y tuvieron que ser desalojados por la Guardia Civil. Incluso uno de ellos, durante el forcejeo, propinó un cabezazo a un agente que motivó su detención .
Llama poderosamente la atención la actitud de este sujeto, de 31 años. De tanto amar al ganado de lidia, que no habrá visto de cerca en su plácido hábitat de la dehesa ni por asomo; de tanto identificarse con los astados cuyos «derechos» defiende, adopta comportamientos similares . En vez de emplear argumentos razonables, acomete en una muestra evidente de radicalidad.
Ítem más. Sorprende el origen del manifestante arrestado : Cataluña. Tras haber logrado la supresión de las corridas de toros en esa comunidad autónoma -no así de los bous al carrer habituales en municipios de voto mayoritariamente nacionalista, hecho muy curioso-, extienden la campaña de hostigamiento a otras provincias. Eso sí, ni una sola crítica a la endémica corrupción de su tierra, al golpe de estado en ciernes. O, al hallarse en Soria, a la renovación de las listas que encarna el rumboso Posada. Toda su ira contra los toros.
Enésima prueba de la intransigencia de un colectivo que ya cansa a los aficionados. Que nos dejen tranquilos y respeten la libertad de asistir a un espectáculo legal.
