Fernando Conde - Al pairo
Doctrina Urdangarín
«Pocas cosas habrán suscitado tanta unanimidad como la indignación popular ante la sentencia que permitirá al ex Duque de Palma y a su esposa vivir en un país extranjero y no pasar por la trena»
![Doctrina Urdangarín](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2017/02/26/fernando-conde-U10108239103KXC--160x110@abc.jpg)
Cada vez que la justicia se saca de la manga una de sus famosas «doctrinas» suelen concurrir los mismos dos elementos, a saber, primero la necesidad de argumentar y sustanciar un juicio -o un no juicio- de manera diferente a como se haría en circunstancias normales; segundo, la fama y renombre de quien está llamado a designarla. Así, en España son bastante mentadas, por ejemplo, la doctrina Atutxa , en honor del expresidente del Parlamento Vasco, o la doctrina Botín , loor del malogrado banquero. Además, lo primero suele venir motivado por lo segundo; de ahí que no se conozca ninguna doctrina Pepe Pérez o Juan García (probablemente porque a Pepe Pérez y a Juan García se les aplicó la ley sin más, y ahora estarán penando sus penas en algún penal).
Pero esta semana, como todos sabemos, la justicia española ha dado una vuelta de tuerca más a la interpretación y aplicación de la ley. Pocas cosas habrán suscitado tanta unanimidad en los últimos años en España como la indignación popular ante la sentencia que permitirá al ex Duque de Palma y a su esposa vivir en un país extranjero -Suiza, para más inri- y no pasar por la trena. Lo cierto es que, en este caso, la monarquía española se encontraba entre la espada y la pared. Cualquiera que fuera el veredicto, la historia tenía reservada una real patada en las posaderas del cuñado. La disyuntiva era grave: o verlo en la cárcel como a un Rodrigo Calderón moderno -y por similares razones-, o verlo exculpado y aguantar con ello el chaparrón. Y dadas las circunstancias, era inevitable sospechar como determinante, al menos tácitamente, el peso específico de la Jefatura del Estado , condenada de manera implícita, o bien a dejar caer a uno de los suyos, o bien a pegarse un tiro en el pie… que ya veremos qué consecuencias tiene en el futuro.
Hay que advertir, además, que esta sentencia, aunque no sea firme aún, llega quizá en el peor momento (los humoristas vascos y catalanes se han apresurado a hacer escarnio del asunto, y de paso, a barrer un poquito más para el convento). Pero, sea como fuere, lo cierto es que la justicia ha alumbrado una nueva doctrina consistente en que, por mucho tiempo que dure un juicio, por muchas pruebas y hechos probados que haya, y por mucho que los españoles seamos iguales ante la ley, siempre quedará la posibilidad de relativizar y retorcer la ley para convertirla en doctrina . Urdangarín ya tiene la suya.