José Luis Martín - En las cañerías
La voz
Hacía falta oír la voz del presidente de Castilla y León. Muchas cosas han pasado en estas últimas semanas. La inestabilidad política nacional obliga a ciertos líderes consolidados como él a lanzar mensajes de serenidad a los ciudadanos. Falta nos hacen. Castilla y León se ha convertido en una isla de estabilidad institucional. Mientras que a nivel nacional se tiran los trastos y en otras comunidades aún siguen sin aprobar sus presupuestos, envueltos en polémicas estériles, aquí se gestiona y se buscan soluciones a los problemas. La mayoría simple es hoy en día un logro para cualquier partido, porque significa que lo planficado y presupuestado puede ir saliendo adelante con no pocas cesiones y mucho diálogo. Herrera es ya, junto con el gallego Núñez Feijóo, el reducto del PP con poder en España, en un complejísimo momento en el que su partido puede perder el Gobierno de España. En medio de todo esto, el presidente autonómico se reunió ayer con sus altos cargos para exigirles «capacidad de iniciativa» y para sacar pecho de su «gobierno estable». Arranca con fuerza 2016. En una mezcla entre Debate de Investidura y Debate sobre el Estado de la Región fijó compromisos y trabajo con plazos concretos y cortos. Se los exige a sí mismo y a los suyos. Deberes que contribuyen, sin duda, a seguir con el despegue y los buenos datos económicos de la Comunidad. Sólo falta que todos, los 77 altos cargos de la Junta, recojan ese guante y tomen conciencia de que nos encontramos antes un semestre decisivo, aunque por fortuna aquí, en lo referente a la gestión de la Administración autonómica, los vaivanes son controlables. Otra cosa es lo que suceda en La Moncloa, que también afecta. Y mucho. La financiación autonómica y local podría quedarse en el cajón por mucho tiempo. A pesar de ello, Castilla y León camina, como casi siempre, por su vereda y ayer Herrera se aplicó el refrán popular que dice: «El ajo de enero llena el mortero». Veremos el resultado de esta siembra.