«El asesinato de mi hijo en ‘La Chopera’ fue una cacería humana»

Rosario, madre de una de las víctimas, asegura que el acusado planeó el crimen

Lugar donde sucedió el doble crimen. Al fondo, la caravana donde José Muñoz Mójica vivía Abel Martínez
Manuel Moreno

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A Rosario Jiménez las lágrimas le entrecortan la voz cuando describe cómo era su hijo, Miguel Ángel Cortés Jiménez :«Aparentaba menos edad, era delgadito, obediente, con ilusiones y sueños, siempre con los cascos puestos y su música». Tenía 19 años cuando «Willy», como le conocía todo el mundo, murió acribillado a balazos en el merendero «La Chopera», en El Casar de Escalona, la tarde del 29 de abril de 2012. «El asesinato de mi hijo fue una cacería humana», asegura Rosario.

Willy no fue la única víctima mortal ese día. También falleció asesinado en ese paraje David Fernández Vilches , un conocido delincuente de 30 años que estuvo relacionado con la muerte de un joyero de Talavera de la Reina en 2007.

José Muñoz Mojica , alias «el Comanche», está acusado de la muerte de David y de Willy. El juicio con jurado popular por este doble crimen se celebrará en la Audiencia Provincial de Toledo el próximo lunes. El Ministerio Fiscal pide para el encartado, que no tenía licencia de armas, una pena de 18 años de cárcel por cada asesinato. « Es una cifra ridícula por una muerte . ¡Yo voy a tener presente toda la vida los disparos a mi hijo!», exclama Rosario.

La madre de Willy asegura que el doble asesinato se podría haber evitado: «Una semana antes, ‘el Comanche’, que consumía drogas y alcohol, iba con su coche por el pueblo diciendo que iba a matar a David y que las escopetas las llevaba de copiloto».

Según la versión de Rosario, que está citada para declarar en el juicio el 8 de febrero, horas antes del crimen José acudió a un cumpleaños en el pueblo y luego se marchó. «Mandó a un muchacho que le llevara unas armas a ‘La Chopera’ —afirma la madre de Willy—. Había planificado el asesinato».

José se dirigió al merendero, donde regentaba el chiringuito, tenía una caravana donde vivía y había una pequeña caseta también. David vivía a unos 500 metros de allí. «José sabía que David tenía una orden de arresto domiciliario y sabía que lo iba a encontrar en su casa. Por eso ‘el Comanche’, que iría bien calentito, entró con su coche haciendo trompos en la parcela de David. Fue la trampa que le preparó. David estaba borracho, se cansó y se fue a buscarlo al merendero, donde José ya lo estaba esperando con la escopeta; sabía que David iba a llegar».

Según la fiscalía, ‘el Comanche’ cogió el arma que habitualmente guardaba en el local —una escopeta de cañones superpuestos del calibre 12/70, marca Lamber— y le disparó a pocos metros de distancia. David, herido mortalmente en el tórax, cayó desplomado al suelo y falleció en el acto.

Willy, que estaba pasando unos días en casa de David, se dirigía hacia el chiringuito cuando José lo vio. «El Comanche», armado con la escopeta y un revólver del calibre 38, iba al volante de un turismo Mercedes matrícula 6621-BJM, se detuvo y disparó a Willy cuando huía, primero con la escopeta y luego lo remató con el revólver a corta distancia. «Mi hijo tenía ocho disparos en su cuerpo: uno en la cabeza, tres en un brazo, en el tronco y en las axilas... Tenía heridas de dolor», explica Rosario mientras solloza. «¡Por eso digo que el asesinato de mi hijo fue una cacería humana!».

Willy murió por una «destrucción encefálica», según la fiscalía, aunque el cadáver del joven no fue hallado hasta el día siguiente por perros adiestrados de la Guardia Civil.

«No eran cuñados»

¿Qué hacía Willy en casa de David? Rosario cuenta que su hijo vivía con ella en Madrid, buscaba trabajo en un mal año (2012) y un día decidió ir a El Casar de Escalona, donde su padre tiene una casa. «Llevaba viviendo unos días en casa de David porque este no podía salir de su domicilio. ¡No sé qué hacía allí!», exclama Rosario.

Aclara que David y Willy no tenían ninguna relación de parentesco, aunque el Ministerio Público, en su escrito de calificación, afirma que eran cuñados. «Mi hija había tenido una relación sentimental con David —explica Rosario— y mi hijo llamaba a todo el mundo hermano, primo o cuñado. Nunca llamaba por su nombre a la gente, siempre le gustaba tener un trato familiar».

La madre de Willy habla de que su hijo fue quien «pagó y perdió» la «guerra» entre José y David, «dos psicópatas viviendo en la misma zona , que intentaban demostrarse que uno era más fuerte que él otro, pero que no dejaban vivir tranquilo en el pueblo a nadie».

«El asesinato de mi hijo en ‘La Chopera’ fue una cacería humana»

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