Cuando la descortesía provoca que ir al colegio sea un caos en Toledo
Algunos padres dejan sus coches mal estacionados en doble fila varios minutos para acompañar a sus hijos a clase

Toledo, avenida de Francia. Quince minutos antes de las 9 de la mañana, hora de entrada en el colegio Maristas. Los automóviles empiezan a estacionar en doble fila en la calzada más próxima a ese centro educativo. Se trata de una calle de dos carriles en cada sentido.
Aunque hay algún espacio libre para aparcar correctamente (como muestra la fotografía que hay sobre estas líneas), hay conductores que deciden dejar sus coches mal estacionados para acompañar de la mano a sus hijos al interior del colegio. Hasta 10 vehículos (turismos y monovolúmenes), en menos de 150 metros, llegan a cometer la infracción al mismo tiempo. Algunos están allí detenidos hasta cinco minutos. Esta situación provoca frenazos y retenciones en la circulación, ya que solo se puede circular por el carril de la izquierda.
Curiosamente, en la otra acera hay otro centro educativo, el colegio público Ciudad de Nara, aunque no se aprecia que los conductores se marchen de sus vehículos tras aparcarlo en doble fila.

Multa: de 80 a 200 euros
Un policía local es testigo de ello, pero él está regulando el tráfico en el paso de peatones que comunica las dos aceras. Un minuto después de las nueve, el agente se marcha a pie y pasa de largo de los diez coches que aún continúan mal estacionados en doble fila junto al colegio Maristas y con sus conductores ausentes. [ En Toledo se castiga con una multa de 80 euros si el vehículo está en doble fila y con 200 si el conductor no está ].
El policía va a buscar a un compañero, que está regulando otro paso de peatones en la ronda de Buenavista, donde el colegio Maristas tiene otra entrada. Allí, el aparcamiento para minusválidos existente, con capacidad para dos vehículos autorizados, sirve de apeadero a los alumnos que llegan en coche hasta la misma puerta. Los turismos paran, los estudiantes se bajan y los automóviles se marchan.

A 450 metros de los Maristas, en la avenida de Portugal, varios automóviles han aparcado en uno de los dos carriles de bajada o, como alternativa, se han subido en parte de la acera. Los conductores abandonan sus vehículos para acompañar a sus hijos —algunos casi más altos que sus padres o madres— al colegio público Alfonso VI. Faltan siete minutos para las 9 de la mañana y ABC ha comprobado que hay espacio libre para aparcar correctamente a unos doscientos metros. La imagen de Los Maristas se repite aquí también. Los coches aparcan incorrectamente en línea, a pesar de la presencia de un policía local, que regula el paso de peatones. Este agente es uno de los 23 que se encargan de esta tarea por la mañana (la cifra baja a once para las salidas de alumnos de los colegios).
Un coche de la Policía Local pasa en paralelo a uno de esos vehículos mal estacionados. No para, a pesar de la retención que existe por culpa de esos turismos, que están cometiendo una infracción. Un utilitario negro tiene dos ruedas encima de la acera y las otras dos en la calzada, aunque hay una línea blanca continua. Tiene las luces de emergencia encendidas. A los 12 minutos de haber abandonado su vehículo, su conductora aparece, se sube en su coche negro y se marcha. Hacía cinco minutos que el timbre del colegio había indicado el comienzo de las clases.

Zonas con restricciones
Ni la avenida de Portugal ni la de Francia son zonas VAP (Vías de Atención Preferente). En cambio, sí están reguladas como tales la avenida de Europa y la de la Reconquista, como así lo anuncian grandes indicadores pintados en el suelo y placas colocadas en posición vertical. Eso significa que soportan un mayor tráfico y donde pueden generarse más problemas. Por eso, no se permite estacionar de 7.30 a 9.30 horas y de 13.30 a 15.30 horas, restricciones que coinciden con el horario escolar.
Sin embargo, varios son los vehículos que estacionan incorrectamente en doble fila a la altura del colegio Virgen del Carmen (más conocido como las Carmelitas) a la entrada y a la salida de los alumnos. A 350 metros de la puerta de entrada suele haber aparcamiento libre y gratuito.
Otro colegio donde el tráfico es muy denso a esas horas es el colegio de Nuestra Señora de los Infantes. Tiene varias entradas para los alumnos. En el acceso por la avenida de Europa, los coches de los alumnos suelen provocar problemas de circulación, aunque el caos de vehículos en doble fila sucede en el paseo de Bachilleres, donde hay otra entrada.

Donde sí han encontrado un «bálsamo de Fierabrás» a ese descontrol circulatorio es en el colegio Divina Pastora, situado en el casco viejo. Y eso a pesar de que el tráfico en esa zona de Toledo siempre es muy complicado debido a sus calles tortuosas.
El programa se llama Pedibús , puesto en marcha en 2012. Desde entonces, colaboran padres voluntarios y profesores (25 en total), la Policía Local y los agentes de Movilidad. Este año, cien familias se benefician del servicio por la mañana y por la tarde. Los niños de cada familia tienen asignados un número, que se corresponde con el vehículo en el que vendrán a recogerlos. Los escolares, de 3 a 11 años, salen en grupo y los voluntarios, que tienen un seguro de responsabilidad civil pagado por el colegio, se encargan de ir distribuyéndolos a medida que llegan los automóviles. « Todo esto solo funciona si los padres colaboran », afirma Sagrario Labrador, directora de primaria e infantil del colegio.
Quizá en esa colaboración de los progenitores esté la clave para poner coto al caos circulatorio en otros colegios de la ciudad.
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