Plan E en Castilla-La Mancha

Plan E: cuando el cartel costaba más que la obra

Aquel invento de José Luis Rodríguez Zapatero para llenar España de pequeñas obras con el fin de frenar el desempleo, dejó 570 millones de euros en Castilla-La Mancha y 66.000 parados más en año y medio

Cartel de una obra promovida por el Ayuntamiento de Bargas (Toledo) Ana Pérez Herrera

JUAN ANTONIO PÉREZ

Cuando a finales de noviembre de 2008 José Luis Rodríguez Zapatero anunció que su plan para frenar la sangría del paro era gastar miles de millones de euros en obras públicas, Pedro Castro, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), exclamó: «¡Los Reyes Magos han llegado a los ayuntamientos!» . Y ya se sabe que los Reyes Magos llegan a todos los lugares. Así que, de los 919 municipios de Castilla-La Mancha, 918 se apuntaron al llamado Plan E . Solo Illán de Vacas, con seis personas censadas, se quedó sin su obra.

Pese a que el Gobierno adelantaba el 70 por ciento del dinero al adjudicarse la obra, Caja Castilla-La Mancha (CCM) ofrecía anticipos a los ayuntamientos. Casualidad o no, meses después, en marzo de 2009, CCM se convirtió en la primera caja intervenida por el Banco de España. Hace unos días, la Audiencia Nacional condenó a dos años de cárcel a Juan Pedro Hernández Moltó e Ildefonso Ortega, entonces presidente y director general de CCM, respectivamente, por falsear las cuentas de la entidad.

CCM ofrecía anticipos a los ayuntamientos para pagar las obras. Ahora sus jefes han sido condenados a cárcel

El Plan E se dividió en dos fondos, dotados con más de 12.000 millones de euros en total , de los que Castilla-La Mancha recibió 570 (349,865 millones del primer fondo y 220,866 del segundo). Entre 2009 y 2010, en la región se proyectaron 4.921 obras y, al contrario de lo que se cree, estas no fueron faraónicas: el Gobierno especificaba que ningún proyecto podía superar los cinco millones de euros. Ocurrió lo contrario: cientos de ellas tuvieron un presupuesto irrisorio.

En la provincia de Guadalajara, por ejemplo, hubo siete pueblos cuyas demandas no superaron los 2.000 euros . En Tordelrábano, la reparación de registros de saneamiento costó 1.081 euros; en Valtablado del Río, iluminar el acceso al centro médico valió 1.513 euros; en Torremochuela, pavimentar la calle Calleja supuso 1.622 euros; en Fuembellida se puso una escalera en un edificio municipal por 1.730 euros; en Iniéstola, arquetas para contadores de agua por 1.838 euros, y en Chequilla y Torrecuadrada de Molina acondicionar el pavimento de la plaza de la Iglesia y rehabilitar la fachada de la Casa Consistorial valió 1.946 euros.

Cada cartel costó entre 1.200 y 1.900 euros. Hubo pueblos en los que eso fue lo que valió la obra

Además de fijar un límite de coste, el Gobierno obligaba a poner al lado de cada proyecto un cartel que publicitaba el Plan E. Todo lo austero que el Gobierno fue con las obras, se gastó en carteles. ABC cifró el coste de cada cartel en 1.200 euros. El diario económico «Expansión» lo subió a una horquilla de entre 1.500 y 1.900 euros. El gasto total en estas vallas publicitarias fue de 63 millones. Hoy, si es que todavía están en pie, son chatarra.

Devolver el dinero

Hay otra conclusión: en algunos pueblos de Castilla-La Mancha, el cartel costó más que la obra. Por si el disparate se hubiese quedado corto, tiempo después el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas pidió a los ayuntamientos que no colocaron el cartel que devolvieran el dinero del Plan E.

En 2013, un informe del Tribunal de Cuentas acreditó que la mitad de las más de 30.000 obras de este plan se hicieron sin licitación pública. Belmonte (Cuenca) fue un ejemplo. De once proyectos, nueve tuvieron el mismo presupuesto: 58.000 euros . La mejora de la red de saneamiento valía exactamente igual que el soterramiento de contenedores o que la rehabilitación de un edificio para jóvenes y asociaciones. Precisamente en 2013, ABC desveló que el ayuntamiento belmonteño había endosado al Plan E obras que nunca se ejecutaron.

El objetivo del Plan E era frenar el desempleo. En enero de 2010, el socialista Gaspar Zarrías, secretario de Estado de Cooperación Territorial, visitó Toledo y dijo eufórico que el primer fondo del Plan E había superado las expectativas al crear 22.296 puestos de trabajo en Castilla-La Mancha, un 30 por ciento por encima de las previsiones. Del segundo fondo no se dieron cifras.

La evolución del paro explica mejor que cualquier declaración política cuál fue el «éxito» del Plan E. A finales de 2008, según la EPA, en Castilla-La Mancha había 148.000 parados. A mediados de 2010, cuando se dio por concluido el Plan E y después de que el Gobierno hubiera «invertido» 570 millones de euros, los parados eran 214.000.

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