Política
José Molina: «Yo creía, y lo sigo creyendo, que la unidad de la izquierda era el camino»
El que fuera líder de IU para posteriormente pasarse al PSOE se pronuncia sobre el nuevo gobierno entre socialistas y Podemos
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El nuevo gobierno PSOE-Podemos en Castilla-La Mancha ha hecho que muchos que ya cuentan con algunas batallitas en la política se hayan acordado de José Molina Martínez (Albacete, 1959). Más allá de la casual coincidencia en el nombre con el líder podemita (José García Molina), José Molina pasó de ser el azote del PSOE como portavoz de IU a integrarse en las filas socialistas . Aquello ocurrió en 1997, cuando fue expulsado de IU tras defender un pacto con su rival en la izquierda. Después fue aceptado por los socialistas y obtuvo acta de diputado por este partido entre 2003 y 2015.
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Retirado de la política (activa), ahora es maestro en el colegio público de Santa Ana, una pedanía de Albacete. Un trabajo al que volvió en 2013 cuando la anterior presidenta castellano-manchega, María Dolores de Cospedal , quitó la dedicación exclusiva a los diputados. «Estoy más feliz, más tranquilo y mucho más descansado, sin duda alguna. Contento también de haber recuperado la profesión que empecé a ejercer antes de la política y como ya tenía decidido que iba a volver a la enseñanza, pues al final no hay mal que por bien no venga», dice.
—¿Qué le parece el nuevo gobierno PSOE-Podemos?
—Me parece una buena noticia. Estamos en un sistema constitucional que establece que las leyes se aprueban por mayoría parlamentaria. Cuando los ciudadanos han votado y no hay mayoría, compete a los grupos establecer mayorías estables. En Castilla-La Mancha es imposible un acuerdo del PP con el PSOE y del PP con Podemos. La única posibilidad de gobierno, por tanto, es PSOE-Podemos. Sin duda alguna esto hará que en la región se gobierne con mayor nivel de seguridad y estabilidad.
—¿Este gobierno es un experimento nacional?
—No, no lo creo. Lo que sí creo es que a nivel nacional hay que construir mayorías de esta naturaleza. No creo que sea ninguna rareza que haya un pacto PSOE-Podemos a nivel nacional. No se ha dado en esta legislatura y no por que el PSOE no quisiera, pero Podemos se negó.
—¿A quién beneficia más el pacto en la región, y no me diga que a los ciudadanos?
—Creo que sí que beneficia a los ciudadanos. Hemos vivido muchos años, la mayoría de la democracia, con partidos con mayoría absoluta y si no muy cerca de ella. Pero tengo la impresión de que la situación política actual de reparto de escaños ha venido para quedarse. Ciudadanos disputa al PP un espacio a la derecha, y Podemos disputa al PSOE un espacio a la izquierda. Esto significará necesariamente acuerdos. ¿Si el pacto le vendrá mejor a unos que a otros? Pues no lo sé. Habrá que verlo en las próximas elecciones. Normalmente, dicen que beneficia al que tiene más diputados. No lo sé, ni me preocupa.
—Se lo decía porque en 1995 IU logró su mejor resultado electoral en la región con usted a la cabeza, dos años después usted sale de la formación y se pasa al PSOE, y en las siguientes elecciones IU se hunde...
—Pero en aquella ocasión IU se hunde porque se equivocó. Se rompió, se descuartizó y todos tuvimos culpa. Entonces había una discusión política entre los que defendíamos la unidad con el PSOE para presentar una alternativa a los gobiernos de Aznar; y otros como Julio Anguita que defendían que había que sobrepasar al PSOE para ser la fuerza mayoritaria de la izquierda. Creo que fue la ruptura lo que provocó esa caída en las urnas, no tanto el acuerdo o no con el PSOE. En Andalucía, por ejemplo, siendo Anguita candidato, los mejores resultados vinieron tras un acuerdo con el PSOE. A los partidos se les castiga cuando cometen errores, y la caída del PSOE en las últimas elecciones tiene que ver porque no ha dado respuestas adecuadas a lo que es su espacio electoral.
—¿Ve similitudes entre la situación política actual y la vivida hace 20 años?
—No lo creo. En aquel momento los acuerdos que había entre PSOE e IU eran puntuales.
—¿Ve a miembros de Podemos pasándose al PSOE?
—No lo sé. En esto cualquiera puede evolucionar. Siempre he sido muy laico en la política. Vengo del Partido Comunista, donde empecé muy jovencito. Yo estoy en el sitio en el que entiendo que puedo ser más útil para sacar adelante los planteamientos políticos que defiendo. No soy del PCE, ni del PSOE; estoy en el PCE o estoy en el PSOE. Aunque parezca lo mismo, no es igual. Que un miembro de Podemos pudiera entender que su ideario político pudiera estar mejor representado por el PSOE, pues puede ser, pero también lo contrario.
—En 1995, con el PSOE a punto de perder las elecciones en Castilla-La Mancha, usted puso en duda su apoyo a José Bono, pero después se integró en su partido. ¿Cómo se reconciliaron?
—En aquel momento IU obtuvo unos resultados muy buenos en votos, que no en escaños (solo uno). ¿Qué cambió? Las circunstancias políticas. Llegamos a acuerdos, a veces muy difíciles; y en lo personal, también. Pero es obligación de los dirigentes superar esas diferencias en aras de los intereses generales. Los gobiernos de Aznar se iban consolidando, se consolidaban políticas que PSOE e IU rechazábamos… Yo creía, y lo sigo creyendo, que la unidad de la izquierda era el camino y por eso lo hicimos.