Ocio
Una belleza inconmensurable
El Parque Natural del Alto Tajo, en las provincias de Guadalajara y Cuenca, es el lugar perfecto para una escapada perfecta
Parece mentira, pero así es. A 200 kilómetros de Madrid, con sus millones de personas, sus incontenibles decibelios y sus infinitas partículas de contaminación, se encuentra la naturaleza en su estado más puro . Aire limpio. Especies vegetales que llenan el otoño de un colorido paradisíaco. Animales casi olvidados por estar al borde de la extinción. En definitiva, paz y tranquilidad a raudales para el que quiera dar uso a esa palabra tan de moda: desconexión.
Hablamos del Parque Natural del Alto Tajo . Un territorio de más de 100.000 hectáreas situado entre el sureste de la provincia de Guadalajara y el nordeste de la de Cuenca. Una maravilla en la que el rey es el Tajo, un río al que la sequía está estrangulando, pero que en esta zona aún se conserva transparente. Un espacio para visitar en primavera, por el deshielo; y, sobre todo ahora, en otoño, por el cromatismo del paisaje.
«El Tajo discurriendo entre gargantas mientras los buitres sobrevuelan nuestras cabezas. Lugar perfecto para una escapada perfecta». Este comentario de Trip Advisor sintetiza en pocas palabras lo que es este rincón.
El parque natural tiene hasta once rutas oficiales, todas señalizadas, para hacer en coche, bicicleta o a pie . En ellas el viajero se asombrará con los valles estrechos de formaciones afiladas como cuchillos. O con los cañones y hoces fluviales, que forman uno de los conjuntos más importantes de Europa.
Entre los vegetales domina el pino, por delante de los quejigos, las sabinas y las encinas. No obstante, el Alto Tajo es el refugio del 20 por ciento del total de especies de la flora ibérica. En cuanto a los animales, habitan el águila real, el águila perdicera, el halcón peregrino, el alimoche, el buitre leonado o el búho real.
Territorio inexplorado
Se trata de un territorio casi inexplorado por la mano del hombre. Los 38 municipios (36 de Guadalajara y dos de Cuenca) que están dentro de los márgenes del parque natural no suman entre todos 5.000 vecinos. Son una quinta parte de los que había a mediados del siglo XX.
Entre los pueblos que merece la pena visitar está Riba de Saelices, emplazado en el valle de los Milagros y en cuyo término municipal se encuentra la Cueva de los Casares , declarada monumento histórico desde 1935 por las pinturas rupestres que alberga. O Checa, una de las villas más bonitas de Castilla-La Mancha. O Chequilla, con su plaza de toros de rocas.
O Peralejos de las Truchas, donde sienten verdadera devoción por Bruce Springsteen. Tanto, que hace un año le entregaron en persona la placa que le acredita como «hijo adoptivo» del pueblo. Y todo porque, en uno de los conciertos de «The Boss» en España, una vecina mostró una pancarta con el nombre de Peralejos de las Truchas y esta llamó la atención del genio estadounidense. Ahora solo falta que Springsteen haga un hueco en su gira para tocar en el Alto Tajo...
Una buena fecha sería el primer sábado de septiembre. Ese día se celebra «la fiesta ganchera» . El póstumo homenaje a un oficio y una tradición: el de los gancheros que durante cinco siglos condujeron los troncos cortados desde el río Tajo y el Guadiela hasta Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina.
La fiesta está declarada de Interés Turístico Regional y se celebra de forma rotatoria en cinco municipios: Poveda de la Sierra, Peñalén, Zaorejas, Taravilla y Peralejos de las Truchas. La jornada se acompaña de degustaciones culinarias, corte de troncos, juegos tradicionales y música de dulzainas.
La literatura del Alto Tajo
La zona del Alto Tajo ha inspirado a autores como José Luis Sampedro y José María Merino. El primero escribió «El río que nos lleva» , una novela que retrata la vida de los gancheros. Un libro que fue llevado al cine por Antonio del Real. Merino, mientras, recibió en 2012 el Premio Nacional de Narrativa por «El río del Edén» , ambientada también en la zona.
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