Tribunales

Juzgan a un hombre por matar y decapitar a otro en Ejea hace 20 años

La Guardia Civil logró resolver el crimen dos meses antes de que prescribiera, gracias a una huella guardada desde 1996

El juicio se celebra esta semana en la Audiencia Provincial de Zaragoza Fabián Simón

R. Pérez

La Audiencia Provincial de Zaragoza juzga desde este martes y hasta el próximo jueves a un hombre acusado de haber matado y decapitado a un amigo suyo hace más de 20 años en la localidad zaragozana de Ejea de los Caballeros . El crimen tardó en resolverse 19 años y 10 meses. Es decir, se dio con el presunto culpable tan solo dos meses antes de que hubiera prescrito y, por tanto, de que nadie hubiera podido responder por aquella macabra muerte.

Una bravuconada del presunto asesino es la que permitió reabrir el caso . Quien se sienta ahora en el banquillo es Pablo Miguel C. L., que fue arrestado en noviembre de 2015 por haber protagonizado una pelea en un bar de Ejea. Una vez en los calabozos, se encaró con los policías locales y les amenazó con matarlos «igual que había matado a Eduardo Montori» . La amenazante salida de tono fue autoinculpatoria, los policías locales lo hicieron constar en el atestado y cuando llegó a manos de la jueza de Ejea ésta decidió reabrir el caso por aquel asesinato que había quedado sin resolver casi 20 años antes.

Ordenó que se reabriera el caso. Los expertos en criminalística de la Guardia Civil se pusieron manos a la obra de inmediato, rescataron todas las pruebas recogidas cuando ocurrió el crimen y que no habían logrado dar sus frutos para dar con el asesino, y volvieron a tratar de encajar las piezas.

A la postre, lo fundamental fue una huella impregnada en una mancha de sangre que los investigadores habían localizado en la vivienda de la víctima nada más producirse el crimen. El problema es que, con las técnicas de entonces, los resultados del análisis de la huella no fueron concluyentes. Ahora, sin embargo, se disponen de técnicas mucho más depuradas que las de hace 20 años. Tras semanas de trabajo contrarreloj, el cotejo de esa huella logró dar un resultado concluyente: correspondía a Pablo Miguel C. L., que de inmediato fue imputado por el crimen.

Él ya había sido investigado tras aquel asesinato, pero quedó libre por falta de pruebas suficientes . Ahora, sin embargo, gracias al cotejo de esa huella guardada desde 1996, se sienta en el banquillo.

Le notificaron su imputación en julio del año pasado. La recibió en prisión, en la cárcel de Zuera, donde se encontraba cumpliendo condena por otros delitos.

El crimen por el que se le juzga ahora ocurrió en la madrugada del 9 de septiembre de 1996 . En aquel momento el acusado tenía 24 años. Según el fiscal del caso, era amigo de la víctima y compartía con él trapicheos de drogas. El acusado acudió a casa de la víctima y entre ambos hubo una acalorada discusión que acabó en crimen macabro: Pablo Miguel C. L. -siempre según las investigaciones y el escrito de la Fiscalía- asestó 16 puñaladas a Eduardo Montori, que en su mayor parte afectaron a órganos vitales. La víctima cayó mortalmente herida. El acusado cogió el cadáver, lo colocó sobre una cama, le cortó la cabeza y quemó el cuerpo .

El fiscal pide para el acusado una condena de 18 años de prisión por asesinato , y que indemnice al hijo de la víctima con 80.000 euros. Por su parte, la acusación particular eleva la solicitud de condena a 20 años de cárcel por asesinato -o subsidiariamente una pena de 15 años por homicidio-.

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