Curri Valenzuela - CHISPAS
Subasta de medidas populares
Después de cuatro años dedicado a recordar casi en exclusiva lo bien que hizo Rajoy en evitar el rescate de la economía española, el PP se está centrando en hacer propuestas de las que importan a esa clase media que le ha ido abandonando en las urnas a lo largo de este tiempo en número aún mayor de lo que ha disminuido su propio volumen. Lo que necesita ahora es que la gente se crea tanta promesa. En especial la de bajar nuevamente los impuestos.
Muchos contribuyentes que ya están recibiendo estos días la devolución del IRPF se extrañan de que es mayor de lo que habían calculado. O sea, que no se habían creído que Montoro les hubiera bajado la cuota hasta que lo han visto en su cuenta corriente. Tanto recuerdan que Rajoy les subió los impuestos después de prometer que los reduciría y tan mala fama, merecida, han acumulado los políticos sobre su incapacidad para cumplir sus compromisos, que la gente ya solo cree lo que ve.
Muchas de las medidas anunciadas ayer por Rajoy ya estaban en su programa del año pasado; alguna, como la de aumentar las subvenciones a la maternidad, recuerdan demasiado al cheque bebé de 500 euros que ya ayudó en su día a Zapatero a ganar unas elecciones; otras, como la de conciliar la vida familiar a base de cambiar el horario de las oficinas, son de difícil cumplimiento. En conjunto, sin embargo, parecen más factibles que la última (por ahora) promesa de Pedro Sánchez, la de que seis meses después de que él comience a gobernar nadie se quedará sin luz ni agua por falta de pago.
Resulta muy difícil de creer que el PSOE sería capaz de enchufar todos los contadores de agua y luz precintados aun en el caso de que un mal padre de familia se haya gastado el dinero de los recibos en jugar a las máquinas tragaperras. Más aún parece imposible garantizar esa renta mínima que Podemos promete sin justificar de donde sacaría el dinero más allá del tópico de hacérselo pagar a los ricos.
Por lo que respecta al PP, es interesante que centre su debate en las cosas que preocupan a la gente, pero al participar en esta subasta de ocurrencias corre el riesgo de ser tan poco creible como sus oponentes y de olvidarse de que lo que de verdad importa a quienes le votan y a los que le han dejado de votar es tener un Gobierno que les baje los impuestos para que ellos luego se gasten el dinero como mejor les convenga y en las ocurrencias que más les gusten.