Del «juicio político» en Brasil a la «moción de censura» en España

En nuestro sistema las Cámaras no «juzgan» a los presidentes ni los declaran «culpables», pero sí que pueden abrir un proceso de destitución con mayoría suficiente

Dilma Rousseff y Mariano Rajoy, en el Palacio de la Moncloa en 2012 REUTERS
Mariano Calleja

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El Senado brasileño se ha pronunciado contra la presidenta del país, Dilma Rousseff : 55 votos a favor y 22 en contra de ser destituida durante los próximos seis meses . Se abre así un juicio político contra Rousseff, apartada del poder durante el proceso, al estar acusada de maquillar las cuentas públicas y de ocultar la dimensión del déficit presupuestario en plena campaña presidencial. ¿Sería posible algo parecido en España? ¿Es posible aquí que el Congreso o el Senado «juzguen» a un presidente? La respuesta es sí, aunque con muchísimos matices. En España existe la moción de censura , que no deja de ser un «juicio político» contra un presidente, que puede ser destituido por el Congreso.

Se trata de dos modelos diferentes, el de Brasil y el de España , con un lenguaje político también distinto. Pero ambos pueden tener el mismo final: la destitución del presidente, si es «condenado» por una mayoría de la Cámara. En ambos casos, el Poder Legislativo tiene la facultad de poner fin al mandato del jefe del Poder Ejecutivo, pero hay diferencias. En Brasil, como se ha visto, se puede suspender al presidente mientras es «juzgado» por el Parlamento, y en España no existe esa suspensión temporal .

Estos son los dos modelos:

1. El proceso en Brasil para destituir a un presidente empieza en la Cámara de los Diputados, con una votación a favor o en contra. Si al menos dos tercios de la Cámara aprueba llevar adelante el proceso, el debate se desplaza al Senado, que es el que tiene la última palabra. Es el Senado el que «juzga» al presidente y decide finalmente su destitución o no. Basta una mayoría simple y supondría apartar la presidente del poder al menos durante 180 días, mientras se le juzga. Mientras, asume el cargo el vicepresidente, Michel Temer. Es al presidente del Supremo Tribunal Federal al que le corresponde dirigir el juicio en el Senado.

En este juicio político, se llevaría a cabo una nueva votación en el Senado. Se requiere el apoyo de dos tercios para que sea condenada . Si no existe esa mayoría, Rousseff quedaría absuelta y retomaría sus funciones. En cambio, si es condenada, perdería de forma definitiva su mandato y sería ineligible por ocho años y el vicepresidente asumiría el cargo.

2. En España, con la Constitución en la mano, el Parlamento somete a control político al Gobierno y puede exigirle responsabilidad política, mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura (artículo 113).

La moción de censura deberá ser propuesta al menos por la décima parte de los Diputados, y habrá de incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno. La iniciativa, por tanto, es parlamentaria , y no particular, como sí que puede ocurrir en Brasil.

La dimisión forzosa del presidente , que incluye la de todo su Gobierno se produce siempre que el Congreso le niegue su confianza , y también cuando el Congreso adopta una moción de censura . El candidato incluido en esta se entenderá investido de la confianza de la Cámara y el Rey le nombrará presidente.

El caso de Rousseff aplicado en España

¿Cómo se hubiera llevado a cabo en España un proceso similar al de Rousseff?

En España, el papel protagonista para exigir las responsabilidades políticas lo tiene el Congreso . El Senado resulta irrelevante también en este punto, aunque siempre se puede aprobar una iniciativa de «reprobación», que en la práctica no tiene ningún efecto.

Basta que 35 diputados sumen sus firmas y propongan un candidato alternativo para presentar una moción de censura. Esta no podrá ser votada antes de cinco días desde su presentación. Los tiempos, como se ven, son rápidos. Si la moción sale adelante por mayoría absoluta, el presidente tiene que presentar su dimisión, y le sustituiría el candidato alternativo.

La otra opción, ante una presión política y social fuerte, es que el presidente presente una cuestión de confianza . En este caso, si no recibe la confianza de la Cámara, tendrá que dimitir, y el Rey actuará de acuerdo con el artículo 99: ronda de consultas y propuesta de candidato a la Presidencia, que deberá recibir el respaldo del Congreso.

En España, desde la entrada en vigor de la Constitución, se han presentado dos mociones de censura. Las dos fracasaron. La primera fue en 1980, y la impulsó el PSOE contra Adolfo Suárez . Y la segunda, la planteó Alianza Popular contra Felipe González en 1987.

También se han planteado dos cuestiones de confianza : la primera en 1980, de Adolfo Suárez ; y la segunda de Felipe González , en 1990. En ambos casos los presidentes lograron la confianza de la Cámara.

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