Curri Valenzuela

Errejón al PSOE, ¿Sánchez a Podemos?

Curri Valenzuela

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La historia reciente de España nos demuestra que Iñigo Errejón militará dentro de no mucho tiempo en el PSOE. La larga lista de los ex dirigentes de extrema izquierda que terminaron en el socialismo avala la teoría: Enrique Curiel, Nicolás Satorius, Diego López Garrido, Cristina Almeida, Jose María Mohedano, Antonio Gutierrez, Rosa Aguilar…Todos ellos tránsfugas que descubrieron que para conservar el poder tenían que cambiarse de chaqueta en un momento determinado de sus carreras.

Por lo general les fue bien, aunque no por mucho tiempo. En política, como en la vida, el pez grande se come al chico. Casi todos los conversos tuvieron escaño en la bancada socialista durante un par de legislaturas, antes de diluirse en el anonimato de la vida privada. Solo queda en activo Rosa Aguilar, rescatada por Susana Díaz como consejera de Cultura para aprovechar el tirón popular que se ganó como alcaldesa de Córdoba.

A estas alturas de la bronca de Podemos Errejón ya sabe que va a perder el pulso que mantiene con Pablo Iglesias, una lucha entre dos gallos de corral que ellos disfrazan discutiendo sobre procedimientos con un lenguaje («asamblea ciudadana», «Vista Alegre II») que trata de enmascarar que su disputa solo tiene que ver con el poder. Iglesias lo quiere para él aunque nunca llegue a La Moncloa; Errejón, para ponerse de acuerdo para gobernar con el PSOE. Así que ya tiene un pié colocado en el estribo del tren socialista.

El aún número dos de Iglesias tiene demasiado en común con ese Pedro Sánchez de gira por España para reivindicar que pudo haberse convertido en presidente del Gobierno si los suyos no se lo hubieran impedido. Parece un E.T. que en vez de ir musitando «mi casa…» va susurrando «Podemos…». Ya sabe que después de ser defenestrado por sus barones y de su suicidio mediático frente a Evole no tiene futuro en el PSOE, pero por lo que parece aún pretende hundir un poco más a los suyos, evitar que Susana Díaz herede la secretaría general y plantar la semilla para un futuro entendimiento de todas las fuerzas de la izquierda de este país para formar el Gobierno que a él se le escapó de sus manos.

De transfuguismo del PSOE a la extrema izquierda no hay antecedentes en la democracia de este país, pero Sánchez ya ha emprendido ese camino que sí recuerda al de ese Jorge Vestrynge que se pasó de AP al PSOE y luego a Podemos, en una huída sin final.

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