El Ejecutivo ve bien el rodillo en el Congreso a cambio de lograr acuerdos urgentes

El pacto del techo de gasto, déficit y salario mínimo, principal logro del primer mes

Congreso de los Diputados JAIME GARCÍA
Mariano Calleja

Esta funcionalidad es sólo para registrados

En el primer mes, que se cumple hoy, del nuevo Gobierno de Rajoy la política se ha desarrollado en dos planos. En el Pleno del Congreso, la oposición, mayoritaria en la Cámara, ha castigado al Ejecutivo con varias derrotas sonadas, pero sin consecuencias prácticas. Mientras tanto, en los despachos del Congreso y también de La Moncloa se dialogaba hasta la extenuación y se lograba, esta misma semana, el primer gran acuerdo de la legislatura, que alejaba de momento el fantasma de un nuevo bloqueo, esta vez por un Gobierno sin capacidad de gobernar.

En La Moncloa hay satisfacción por el balance de este primer mes. Es poco tiempo, y queda casi todo por delante, pero ya se han producido algunos resultados en la «buena dirección», es decir en la del acuerdo y el pacto con el principal socio del Ejecutivo, Ciudadanos, pero también con el PSOE. Con los 137 votos que tiene el PP, incluidos los de sus socios UPN, PAR y Foro, el Gobierno no puede dar un paso sin hablarlo con los demás y los gestos positivos dirigidos a sus socios potenciales son continuos. Ya en la formación del Gobierno, Rajoy «sacrificó» a uno de los hombres de mayor confianza, Jorge Fernández Díaz. Y después el PP también se vio obligado a cambiar su propuesta como presidente de la Comisión de Exteriores en el Congreso.

A la hora de elegir el mejor y el peor momento en estos treinta días de Gobierno, en La Moncloa no se lo piensan: este jueves ha sido el día más satisfactorio, tras alcanzar un pacto con el PSOE para el techo de gasto, los objetivos de déficit público y el salario mínimo, que allana el camino hacia los Presupuestos de 2017, auténtica piedra clave del primer año de legislatura. Las conversacionesdel ministro Montoro y de la vicepresidenta Santamaría han sido continuas, pero el protagonismo del acuerdo se lo ha llevado el PSOE. El Gobierno asegura que el decreto-ley con las medidas aprobadas para alcanzar el déficit público está «contrastado» con los grupos de la oposición, por lo que no espera ningún problema en su convalidación.

Pero hay otro momento, otra imagen, que ha marcado un hito positivo en este primer mes del Gobierno: la cumbre de Berlín. Después de casi un año en el que España desapareció prácticamente de la escena internacional por la parálisis política, Rajoy fue convocado a una reunión en la capital alemana el 18 de noviembre junto con Angela Merkel, François Hollande, Theresa May, Matteo Renzi y Barack Obama. Era la despedida del presidente de Estados Unidos saliente de sus principales socios europeos, las primeras potencias económicas de la Unión Europea, y Merkel quiso que España, a la cabeza del crecimiento y de la creación de empleo, tuviera silla propia. «¡Por fin!», saludó Obama con un afectuoso abrazo a Rajoy cuando vio al presidente del Gobierno. Después de aquella reunión, Merkel almorzó a solas con Rajoy, y quedó de manifiesto que España es, hoy por hoy, uno de los socios europeos más fiables, si no el que más, con los que cuenta la Unión Europea y también la canciller en la defensa del proyecto europeo.

Fue en ese almuerzo en la Cancillería cuando Merkel comentó a Rajoy que en Alemania se diría que él tiene «piel de elefante», por su resistencia y fortaleza, como ha quedado demostrado no solo en los años más duros de la crisis en España, sino también en esos más de 300 días de bloqueo en los que Rajoy supo aguantar y esperar frente a todo tipo de presiones hasta que le llegó el momento.

La otra cara de la moneda

Esos han sido los momentos más positivos para el Gobierno y en concreto para Rajoy. La cruz de la moneda de este inicio de legislatura fue la muerte de Rita Barberá en un hotel muy próximo al Congreso de los Diputados, por un infarto, dos días después de declarar en el Tribunal Supremo. Ese fue el día más duro para el PP y para su presidente, quien a duras penas pudo contener la emoción en los pasillos del Congreso tras conocer la noticia.

En La Moncloa asumen que los «supermartes» del Congreso les tocará sufrir. Es el día en que la oposición se toma la revancha contra los años de mayoría absoluta del PP, con iniciativas que suponen un rechazo a las grandes reformas aprobadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy en los años anteriores. El Pleno ha pedido la derogación de la ley de Educación, pero también ha querido tumbar la ley de Seguridad Ciudadana y ahora llega el turno de la reforma laboral . Son iniciativas que no tienen efecto jurídico, como recordó Rajoy el miércoles pasado. En la sesión de control, aseguró que el Gobierno cumplirá las que sean «obligatorias», y las mociones o las proposiciones no de ley no lo son.

El Gobierno sabe que el «rodillo» de la oposición, votando en contra por mayoría en las principales reformas, producirá un desgaste y un daño si se mantiene en el tiempo: «Bienvenido sea si al final se aprueban los grandes pactos», comentan fuentes parlamentarias del Partido Popular. «Se pierden votaciones intrascendentes y se cierran pactos imprescindibles. El balance es bueno», concluyen en La Moncloa.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación