De los diecisiete noes al silencio sepulcral de Pedro Sánchez
Si se atiende a su presencia pública, las estrategias de Sánchez tras el 20-D y el 26-J son opuestas
Solo hay un elemento en común: mantener el liderazgo del partido
La actitud de Pedro Sánchez tras el resultado de las elecciones del 26-J queda muy alejada de la que el secretario general del PSOE mantuvo durante los días posteriores a los comicios celebrados en diciembre de 2015. Solo existe una similitud: Sánchez se vuelve a enfrentar al Comité Federal del PSOE, y esta vez lo hace con la sombra de los 85 escaños obtenidos en las urnas; una cifra que se ha vuelto a convertir en el peor resultado en la historia del partido . Un hito que Sánchez firmó por segunda vez consecutiva. La supervivencia en el liderazgo del partido es, pues, el elemento común de ambas estrategias.
Hace siete meses, tras el 20 de diciembre, el PSOE celebró su Comité Federal ocho días después de las elecciones. Durante esa semana Sánchez reclamó su papel de líder del partido ante la prensa respondiendo a periodistas e, incluso, concediendo una entrevista en televisión; algo que contrasta con el silencio en el que el líder socialista se ha sumido tras su comparecencia en la noche electoral del pasado mes de junio, en la que no dio paso al turno de preguntas.
En diciembre, la crisis interna y la oposición de los barones fueron dos de los aspectos que trató de acallar a golpe de titular, los mismos conflictos ante los que ahora guarda silencio.
«Mi persona es quien marca y quien propone las líneas políticas»
Pedro Sánchez
Tan solo tres días después de las elecciones, el 23 de diciembre de 2015, Sánchez mantuvo un encuentro con Rajoy en La Moncloa. Tras este, el líder socialista compareció ante la prensa y lanzó un mensaje con el que respondía a las críticas de Susana Díaz . «Ella tiene cultura de partido y sabe que es esta dirección federal y mi persona, como secretario general, es quien marca y quien propone las líneas políticas», apostilló. Además, remarcó en sendas ocasiones su negativa a apoyar un gobierno liderado por el Partido Popular o por su líder, Mariano Rajoy.
Sánchez también aprovechó para, a pesar de un «no» que dio hasta en diecisiete ocasiones al PP, abrir la puerta a una presidencia del Congreso socialista. Lo que después se materializó con el nombramiento de Patxi López como presidente de la Cámara Baja.
Esa misma noche, el secretario general del PSOE acudió en prime-time al informativo de Pedro Piqueras, junto con quien hizo balance del resultado electoral. Frente a las cámaras, Sánchez se refirió a Pablo Iglesias como un «rehén de sus acuerdos políticos con sus socios territoriales». Una afirmación que poco concordaba con el proyecto que propuso en «El País» tres días después (el 26 de diciembre): el «pentapartito de izquierdas» . O lo que es lo mismo un Ejecutivo conformado por el PSOE junto a Podemos, Izquierda Unida-Unidad Popular y los diputados independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya y Democràcia i Llibertat (la marca de Artur Mas para el 20-D).
Un Ejecutivo que sus barones, y en concreto Susana Díaz, no vieron con buenos ojos, puesto que lo entendían como el intento para «fagocitar» al PSOE de Podemos. El mismo fantasma del pacto acecha tras trece días ausente en los que su figura y su liderazgo se han visto cuestionados. Incluso la «vieja guardia» rechaza abiertamente la posibilidad de que Sánchez vuelva a protagonizar un intento de investidura.
Hace seis meses, no dudó en referirse a sí mismo como alternativa de Gobierno. A través de la red social Twitter, el 28 de diciembre de 2015 -el mismo día en el que se celebró el anterior Comité Federal- Sánchez se presentó como el líder del «cambio» . «Si el PP es incapaz de liderar este nuevo tiempo, el PSOE abordará la legítima responsabilidad de ofrecer una alternativa de Gobierno », escribió en su perfil personal.
Estos mensajes en clave de posible investidura se fueron sucediendo desde el día 23 de diciembre, y hasta su encuentro con los barones el día 28. «Si llega ese momento, el momento del diálogo con otros partidos para formar Gobierno, el PSOE lo hará con luz y taquígrafos», anunció entonces.
Cuarto: si llega ese momento, el momento del diálogo con otros partidos para formar Gobierno, el PSOE lo hará con luz y taquígrafos.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 28 de diciembre de 2015
Tres apariciones públicas y la cercanía de internet fueron los aliados en los días que Pedro Sánchez que se enfrentaba a su propio partido. Ahora, llega al Comité Federal acompañado de un silencio sepulcral en el que ni siquiera ha recurrido a las manifestaciones espontáneas de las redes sociales, salvo una referencia a los socialistas europeos tras el referéndum celebrado en Reino Unido el pasado mes de junio. Incluso, los líderes regionales que han visitado esta semana Ferraz son quienes informaron de sus conversaciones con el líder del partido socialista. En estos quince días, a Sánchez solo se le ha visto en una foto robada en un chiringuito de Mójacar , acompañado de su mujer y oculto tras una gorra y unas gafas de sol.
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