Las bases dan a Iglesias todo el poder y el futuro de Errejón queda en sus manos

La militancia responde a las amenazas de abandono de su líder con un apoyo rotundo

íñigo Errejón junto a Irene Montero, Pablo Iglesias, Rafael Mayoral y Monedero Isabel Permuy

La estrategia del plebiscito funcionó a la perfección. Tras un año de disputas públicas entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, las bases de Podemos han cerrado el debate. Y de forma más contundente de lo esperado: el secretario general de Podemos no sólo lo seguirá siendo, sino que tendrá más poder .

Con la reelección como líder asegurada (obtuvo el 89% de los votos en esa categoría , en la que Errejón no competía), lo relevante estaba en la votación para conformar el próximo consejo ciudadano. La votación se realizaba mediante un sistema de puntos en listas abiertas con sesgo mayoritario. La candidatura de Iglesias obtuvo el 50,78% de los puntos, que se traducen en 37 de los 62 consejeros electos (el 60 por ciento). La candidatura de Íñigo Errejón obtuvo el 33,68% de los puntos, que le reportarán 23 asientos en el Consejo. El hasta ahora número dos del partido controlará un 37% de la dirección del partido. Los anticapitalistas, con el 13,11% de los puntos, se vieron lastrados por el sistema y tendrán dos representantes (un 3,22%).

Iglesias sale reforzado de la cita por varios motivos. Aunque se ha visibilizado la división de Podemos, en el Consejo Ciudadano saliente no tenía mayoría. Fue por ello que en varias ocasiones recurrió a las consultas a los inscritos , para sortear un órgano en el que podía tener problemas para imponer sus tesis. Ahora controlará el 60% del órgano . Realmente será más, porque los 17 secretarios generales autonómicos son miembros natos, y entre ellos eran mayoría quienes apoyan a Iglesias.

La victoria de Iglesias fue más amplia de lo esperado. Con él como cabeza de su lista al consejo, los errejonistas veían difícil plantarle cara en ese duelo. Gran parte de sus esperanzas estaban puestas en la votación de documentos . El precedente de las primarias en la Comunidad de Madrid, donde Rita Maestre ganó la mayoría de documentos pese a perder luego la secretaría general ante Ramón Espinar, animaban a los errejonistas a esperar un buen resultado en este apartado. Pero fue precisamente en el que Iglesias convirtió su sólida victoria en un triunfo incontestable . Su candidatura, «Podemos para Todas», fue la más votada en todos los documentos (igualdad, ético, político y organizativo). Superó el 50% en todos ellos. En los dos más importantes, el político y el organizativo, dejó a Errejón con un 33,7% y un 34,8% de apoyo respectivamente.

La posición de Errejón

La fuerza de Errejón queda así clara: sus tesis son las favoritas para algo más de un tercio de los inscritos. Y ese peso se traducirá en su representación en el Consejo. Pero se ha demostrado insuficiente para doblar el brazo a Iglesias en su apuesta por dirigir Podemos hacia una estrategia más rupturista y en el que la movilización social tendrá un papel preminente en la estrategia del partido.

Pero los resultados suponen una rebaja importante de las expectativas. La posición de Errejón se había visto reforzada en la consulta a las bases para fijar las reglas de Vistalegre II. Aunque Iglesias y su equipo se impusieron también, lo hicieron por escaso margen (41% frente a 39%). Políticamente aquel día Iglesias perdió y Errejón ganó. Un sentimiento que hizo que a partir de entonces fuese el portavoz en el Congreso de los Diputados quien empezase a marcar distancias respecto a la posibilidad de alcanzar un pacto previo. «No vale cualquier acuerdo», señaló en varias ocasiones.

Tras perder por la mínima esa consulta y las primarias de la Comunidad de Madrid se sentía con fuerzas para un último intento. Se sentía con fuerzas para competir entendiendo que las bases estaban visibilizando la existencia de « dos proyectos equilibrados ». No ha sido así. Y ahora su futuro es la gran incógnita por despejar, lo que marca el futuro inmediato tras el cónclave.

Ayer, tras conocer los resultados y en su primera valoración, Errejón dijo estar «a la orden» de Pablo Iglesias y planteó que será la nueva dirección la que tenga que tomar decisiones. Pero en ningún caso salió a anunciar que dimitía como portavoz en el Congreso o al menos que ponía su cargo a disposición de Iglesias. Preguntado por si quiere seguir como portavoz, Errejón ha sido claro: «Si estiman que soy útil, para mí será un honor». Si no le quieren en ese puesto tendrán que cesarlo. Es más, Errejón dejó claro que defenderá su posición y la de su equipo: «Estoy convencido de que va a prevalecer la responsabilidad. Y que somos más fuertes cuando somos capaces de integrar. Hay un mandato claro de pluralidad». Pese a que ahora se queda sin mayoría en la dirección fue contundente: «Voy a seguir siempre defendiendo las ideas que creo que ayudan más».

En su discurso tras ser refrendado como secretario general, Iglesias no dio pistas sobre sus planes para Errejón. Es más, de sus palabras podría interpretarse que no habrá consecuencias. Dijo Iglesias haber entendido el mandato de «unidad y humildad» que habían puesto las bases encima de la mesa. Pero no será así. Errejón sigue siendo demasiado importante como para acabar (políticamente) con él, pero perderá gran parte de su poder.

Poco después de hablar Errejón, la número dos de la candidatura de Pablo Iglesias, Irene Montero, se negó a ir más allá sobre el futuro de Errejón: «No hurtemos la decisión a los órganos democráticos». En referencia a que la cuestión se tratará en un Consejo Ciudadano que se celebrará el 18 o el 25 de febrero. Ha planteado que en su opinión Errejón debe seguir jugando «un papel fundamental», pero inmediatamente ha añadido « como Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Nacho Álvarez », tres personas que no iban en ninguna lista a la dirección. Comparación poco esperanzadora para el errejonismo.

Como siempre, fue Juan Carlos Monedero el más convincente. Pese a no ocupar cargo alguno, sin ser nada lo sigue siendo todo. Y más será tras este correctivo a Errejón. El fundador apostó sin vacilar por «una revisión de cargos ». Y añadió que «el secretario político de cualquier formación es el secretario general y el número dos es el de Organización». Lo más probable es que en el nuevo Consejo de Coordinación la secretaría política desaparezca. Habrá que ver si Errejón logra un puesto en este grupo y si es meramente simbólico o si directamente queda fuera. Tiene más opciones de mantener la portavocía en el Congreso, pero no son pocos en el entorno de Iglesias quienes creen que no puede ser la voz de un proyecto político que lleva semanas criticando.

La advertencia de Iglesias de abandonar si sus tesis no eran refrendadas cimentó su victoria sobre cualquier otro debate. Con ella Podemos apuesta nítidamente por una vía rupturista, que priorizará la confrontación social a la oposición parlamentaria.

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