anécdotas históricas del congreso
La humildad del joven diputado Francisco Silvela
Fue un regeneracionista convencido, empeñado en acabar, ya entonces, con la lacra de la corrupción en la política
En 1870, con apenas 27 años, Francisco Silvela llegó a las Cortes como diputado por Ávila del partido conservador, que dirigía Antonio Cánovas del Castillo . De mayor, fue un regeneracionista convencido, interesado en acabar con la lacra de la corrupción en la política. Pero en estos primeros tiempos, apenas era un pipiolo que, eso sí, ya apuntaba maneras de hombre educado y cabal.
Y si no, que se vea su reacción ante ese primer debate en abril de 1870, en el que sus compañeros conservadores discutían con el ministro de Fomento, Echegaray , quien había anunciado que llegaría el día en que la religión no fuera una materia que se estudiara en las escuelas.
Recoge Luis Carandell en su libro «Se abre la sesión» cómo el joven diputado tomó la palabra por primera vez y lo hizo con la humildad, tan extraña en la juventud, de reconocer sus carencias: «Señores diputados, nunca he sentido tanto ser joven y no poder traer a esta Cámara más que el tributo de mis ilusiones y de mis esperanzas; nunca he sentido tanto no traer sobre mi frente la nieve de las canas y en mis labios la autoridad de la experiencia, aún a costa de sus amargos desengaños; nunca, señores diputados, he sentido tanto que mi voz sea tan desautorizada y tan pequeña como en este momento».
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