anécdotas históricas del congreso
Castelar: el don de la palabra de un republicano recalcitrante
Intervino de forma magistral cuando Congreso y Senado aceptaron la renuncia de Amadeo de Saboya al trono de España
De Emilio Castelar dicen que fue uno de los mejores oradores que ha tenido la política española. En Madrid se puede disfrutar de un bello monumento a su memoria que se erigió por suscripción popular, y que salió del genio del escultor Mariano Benlliure. De su vida política, hay miles de anécdotas, pero hoy nos detenemos en una que recuerda Luis Carandell en su libro «Se abre la sesión».
En ella se cuenta cómo el 11 de febrero de 1873, el Congreso y el Senado, reunidos en Asamblea Nacional, aceptaban formalmente la renuncia al trono de España del rey italiano Amadeo de Saboya, que se marchaba tras dos frustrantes y tormentosos años con la sensación de que, como dijo el propio monarca, los españoles eran «ingobernables».
A la hora de aceptar su renuncia, se produjo la intervención de Castelar, que resumió los últimos 80 años de monarquía en España: «Señores –dijo–, con Fernando VII murió la monarquía tradicional; con la fuga de Isabel II, la monarquía parlamentaria; con la renuncia de Amadeo de Saboya, la monarquía democrática. Nadie ha acabado con ella; ha muerto por sí misma. Nadie trae la República; la trae una conspiración de la sociedad , de la Naturaleza, de la Historia. Saludémosla como el sol que se levanta».
Castelar participó de los gobiernos de la primera República cuyo nacimiento entonces anunciaba: fue primero ministro de Estado, y luego presidente (el 7 de septiembre de 1973). No tuvo empacho en gobernar por decreto, en un intento de mantener el orden . La mayoría federal se planteó por ello presentarle una moción de censura, que él intentó atajar mediante una cuestión de confianza que perdió. El golpe de estado del general Manuel Pavía (3 de enero de 1874) se le adelantó.
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