RELACIONES INTERNACIONALES
Rajoy pone a prueba su inglés
Con 95 viajes a sus espaldas, el presidente del Gobierno se ha convertido en uno de los líderes con mayor agenda internacional
Que Mariano Rajoy no domina el inglés no es ninguna novedad. Y que durante los primeros meses de su mandato se sentía más cómodo en Moncloa que viajando, tampoco. Pero lo que podría parecer un importante handicap para alguien que va a presidir un país necesitado de ganarse la confianza de los grandes actores internacionales para evitar el desastre económico, se ha diluido como un azucarillo por los resultados de su política. Y es que lejos del cliché de presidente casero y lector de periódicos deportivos que las encuestas otorgan a Rajoy , el jefe del actual Ejecutivo es, con diferencia, el presidente de Gobierno más internacional de toda la democracia, según comentan extraoficialmente sus colaboradores.
Pero pese a no estar familiarizado con las relaciones internacionales y ni resultarle cómodo por el escollo del idioma, Rajoy asumió muy pronto que esta legislatura tenía un componente internacional muy agudo y que tenía que profundizar mucho más que sus predecesores en este ámbito. Tanto Felipe González, como José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero centraron su primera legislatura en la política nacional. Rajoy necesitaba cultivar una buena agenda internacional si quería ganarse la confianza exterior y sacar al país de la ruina económica que bordeaba . Su estrategia ha sido cuidar mucho las relaciones personales directas. Suplir la laguna del inglés con el contacto franco directo y para eso ha viajado en sus primeros años más que sus predecesores, de manera que ha puesto el pie en los cinco continentes antes de acabar la legislatura. Antes de afrontar su renovación como presidente, ha sido recibido por los líderes de Estados Unidos, China, Alemania, Francia, Japón, Italia, Rusia, Portugal, incluso el Papa... así hasta sumar 95 viajes oficiales.
Ambiciosa agenda exterior
Hoy, al borde del final de la legislatura, el jefe del Ejecutivo es uno de los mandatarios más veteranos del panorama político internacional y su ambiciosa agenda exterior ha dado sus frutos. La rigidez y el recelo con que todo lo español, incluyendo al propio Rajoy, era recibido por los líderes del norte de Europa durante los primeros meses de la legislatura han dado paso a la amistosa cercanía y familiaridad que han caracterizado esta semana su visita al lago Huwenow junto a Ángela Merkel. Un paraje que la Cancillería reserva para agasajar a invitados especiales, a líderes que considera amigos, uno o dos veces al año , y que hasta ahora, por ejemplo, ni siquiera ha pisado el actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, emponzoñadas sus relaciones por el asunto del espionaje entre aliados.
Al sortear el rescate y lograr mejorar la situación ecónomica, Rajoy se ha ganado a pulso el respeto de sus homólogos que ven en él a un líder fiable, al tiempo que la propia experiencia ha dado al presidente alas y confianza. «Cada vez se siente más cómodo en la esfera internacional. Es como cualquier relación, cuanto más te ves y más te conoces, más empatía desarrollas y entre los presidentes pasa lo mismo», comenta un miembro del Ejecutivo. «La relación que tienen hoy Rajoy y Merkel, es casi la de dos amigos», comenta otro. ¿Y el idioma? «La diferencia con otros líderes no es tanta. Para las conversaciones básicas, que son las que te permiten ganar cercanía, Rajoy no los necesita, y cada vez se suelta más . Para los asuntos oficiales que se pueden tratar en los pasillos de manera informal sí usa intérprete y es cierto que otros presidentes no lo hacen, pero él no quiere que haya problemas de entendimiento en ningún asunto importante. Y en los consejos y reuniones oficiales todos los líderes usan intérprete por a envergadura de las materias que se tratan y porque es una manera de dignificar la propia lengua. Nadie quiere deslices», subraya un ministro.
Moncloa asegura no disponer de los datos para saber si Rajoy es el presidente español que más ha viajado de la democracia, pero sí es seguro que es el que lo ha hecho de forma más intensa , con maratonianas jornadas de trabajo. «Sólo pone un límite: ajustar al máximo los horarios del avión, para poder hacer todo lo que haya que hacer, estando fuera de España en el menor tiempo posible. Viajes que sus predecesores hicieron en cinco días, él los hace en tres», comenta un miembro del Ejecutivo. «Así, puedes saltar en 72 horas entre diferencias horarias de ocho o nueve y vuelta, una auténtica paliza. Y en el avión siempre que puede va trabajando», comenta otro. ¿El viaje que más le ha emocionado? Dado su carácter reservado, «es difícil saber cuál ha sido el desplazamiento más importante para él», reflexiona uno de sus colaboradores. «Pese al simbolismo de la Casa Blanca, probablemente asistir a la coronación del Papa Francisco , por lo histórico del momento, o ser el primer líder europeo en ser recibido por el Pontífice». Pero ¿quién podría elegir entre pisar por primera vez El Elíseo, la Casa Blanca, el Vaticano o pasar revista a las tropas en Tiananmen?