Golpe a la mafia Georgiana

«El único ladrón que hay soy yo»

Zviad Darsadze, el «vor» de la red, ganó poder tras su paso por prisiones españolas

«El único ladrón que hay soy yo» abc

pablo muñoz/cruz morcillo

«¿Revienta pisos? Esa es la forma más fácil de verlo, pero lo que de verdad estaba detrás de esa banda era una auténtica organización mafiosa georgiana , perfectamente estructurada y dirigida con mano de hierro por Zviad Darsadze, el único vor que quedaba activo en España. Salió de prisión después de ser detenido en la operación Java, en 2010, y había subido muchos puestos en el escalafón del crimen organizado ruso-georgiano tras esa caída, hasta el punto de contar con el respeto de los máximos jefes de esas tramas en todo el mundo ».

Esta explicación es de uno de los responsables de la investigación policial que el pasado día 3 desembocó con la detención de 40 individuos , de los que una quincena permanecen en prisión. Habrá más golpes a esta estructura criminal -de hecho hay un antecedente, la operación Geo, de septiembre del pasado año, contra la red de pisos y la rama dedicada a la falsedad documental-, porque estamos ante la operación más importante realizada contra estas mafias del Este en los dos últimos años en Europa .

Patas de la investigación

La investigación, de gran complejidad, ha sido realizada por la Brigada de Policía Judicial de Madrid, que fue la que hace algo más de un detectó y fotografió a Darsadze cuando controlaba sobre el terreno la actuación de una de sus células de «revienta pisos», y ha ido relacionando unos grupos con otros; la Brigada de Crimen Organizado de la Comisaría General de Policía Judicial, que se ha centrado en demostrar que se trata de una auténtica organización criminal con conexiones en Francia y Alemania, y la UDEF de la misma comisaría, que hace el análisis del blanqueo de dinero. Todos ellos, coordinados por la Fiscalía Anticorrupción y contra el Crimen Organizado, que cuenta con una amplia «hoja de servicios» en la lucha contra las redes ruso-georgianas.

Los integrantes de la organización, empezando por su jefe, habían adoptado un perfil bajo en su modo de vida, para no llamar la atención. De hecho, Darsadze residía en un piso bajo de la localidad madrileña de Alcobendas y el único indicio de cara al exterior que indicaba que se trataba de un tipo con alto nivel adquisitivo era su mujer, también detenida y encarcelada en esta operación, que gastaba importantes cantidades de dinero en las mejores boutiques de la calle de Serrano.

El «vor» mantenía de forma habitual contactos con otros «colegas» de Francia, Rusia, Alemania e Italia, en los que adoptaba todas las medidas de seguridad necesarias para que escapasen al control de la Policía. « Se les ha golpeado mucho, y han aprendido », aseguran las fuentes. Pero sobre todo controlaba la «obshack» (caja común de la trama) no solo de España, sino también de Francia y Alemania. De hecho, cuando las bandas asentadas en esos países reunían 40.000 euros, de inmediato se lo enviaban a Darsadze para que éste, a su vez, lo mandara a Rusia o Georgia. «Ese detalle -señalan los investigadores- es muy revelador del nivel que había alcanzado este individuo dentro del crimen organizado de esos países».

Mano de hierro

Además, como «vor v zakone» que es, controlaba con mano de hierro la organización. « Aquí el único ladrón que hay soy yo », solía decir a sus hombres. Cuando se producían disputas en la organización llamaba a capítulo a los protagonistas y su palabra era ley. Nada que sorprendiera a los investigadores, porque esta trama «respondía al cien por cien al modelo de funcionamiento de la mafia rusa que ya conocemos». En los últimos días, además, se había producido un incidente entre dos los los miembros de la organización, al parecer por un asunto de faldas, y él intervino. Uno de ellos, al ser detenido, se enfrentó a la Policía: «Está loco?», fue el comentario. de Darsadze. Y para demostrar autoridad ha llegado a amenazar: «Dile (al que sea) que me voy a f... a su madre», una de las expresiones más duras que se pueden decir en este mundo criminal.

Células muy dinámicas

Zviad Darsadze tenía organizado su grupo en c élulas que actuaban por toda España, sobre todo en Madrid, Comunidad Valenciana, País Vasco y Cataluña. «La Brigada de Policía Judicial de Madrid les va a poder imputar más de 200 robos en pisos», explican los investigadores, que creen que aún tendrá que pasar algún tiempo hasta que la banda se pueda recuperar. «Pensamos que los robos en viviendas en la capital van a bajar después de esto; había veces que vaciaban un edificio entero», añaden.

La movilidad, no solo dentro de España sino también en Europa, era la seña de identidad de las células, a las que un miembro de la organización proporcionaba alojamiento y el material necesario para los golpes. Se trata de individuos de una gran especialización, que además eran reemplazados de inmediato cuando había caídas. «Cuando eso ocurría, Darsadze llamaba a Georgia y pedía que se le enviase gente de un perfil determinado, como expertos en aperturas o en vigilancias. Todo, con absoluta profesionalidad, como lo demuestra el hecho de que en una de las casas se ha encontrado una cerradura con la que hacían prácticas».

Por su trabajo, las células cobraban un diez por ciento del botín ; y se cuidaban mucho de no quedarse con más, porque sabían cuáles serían las consecuencias. Las joyas las vendían en al menos tres establecimientos madrileños y las cantidades obtenidas eran millonarias.

Los colaboradores

Por supuesto, el «vor» no tenía nada a su nombre y tampoco manejaba directamente la «obschak» , exactamente el trabajo que antes hizo él para Kakha Shushanasvili, según se supo durante la investigación de operación Java. Quien hacía de «cajero» ahora es Amiran Chabukani, titular además del BMW520 que habitualmente utilizaba su jefe. El lugarteniente del capo, por su parte, sería Archil Giorgiobani, quien hacía de intermediario entre los miembros de la organización y éste y le daba toda la información necesaria para que Darsadze pudiera tomar sus decisiones. Finalmente, también jugaba un papel similar al del anterior Nikolos Akhalashvili.

«El único ladrón que hay soy yo»

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