entrevista

Villar Mir: «Como empresa privada, soy un servidor de Manuela Carmena»

El presidente del Grupo Villar Mir defiende que la recuperación económica lograda por Rajoy en solo tres años «es un milagro»

Villar Mir: «Como empresa privada, soy un servidor de Manuela Carmena» Ernesto Agudo

marisa gallero

Su despacho en Torre Espacio está orientado al norte, puro equilibrio entre la luz y el sol cuando lo que priman son unas grandes cristaleras que miran a la sierra y a los cimientos de la quinta torre, el último proyecto urbanístico de su grupo empresarial, una trayectoria imposible de resumir en unas pocas líneas . Sin embargo, su carrera política tiene una fechas claves: de diciembre de 1975 a julio de 1976, cuando ejerció como mano derecha de Carlos Arias Navarro en el primer Gobierno del Rey Juan Carlos. Una etapa intensa en la que se decidió la orientación de la Transición y el futuro de España. Al conversar con Juan Miguel Villar Mir, quien fuera vicepresidente para Asuntos Económicos y ministro de Hacienda en el primer gobierno de la Monarquía , estás atenta a su ceja arqueada, que enfatiza antes de que pronuncie sus palabras.

-¿Cómo se vincula al primer Gobierno de la Monarquía sin tener trayectoria política?

-Jamás he pertenecido a ningún partido político. Cuando me dieron el premio nacional fin de carrera estaba en Cádiz trabajando. En el telegrama recomendaban ponerse camisa azul para recibir el premio del jefe de Estado en el Pardo; me excusé. Nunca me he puesto ningún símbolo político. Igualmente soy el único español que ha dicho dos veces no a ser ministro de Franco.

-¿Quién le llamó?

-Carlos Arias Navarro. Cuando fui a verlo a la oficina de Presidencia, pensaba que le diría por tercera vez no. «Presidente esto ha cambiado -le dije. Es una España distinta, creo en la Monarquía y en la democracia, y me sentiré honradísimo de pertenecer a este Gobierno». Fue un caballero, un hombre serio, siendo franquista aceptó todo lo que le propusimos. Como no había partidos políticos, se escogió a personas que tuvieran prestigio. Frente a mí estaba el vicepresidente para asuntos políticos, Manuel Fraga. A su lado, el de Asuntos exteriores, José María de Areilza; a mi derecha, el ministro de Justicia, Antonio Garrigues Díaz-Cañabate. Y al final de la mesa, Adolfo Suárez, ministro secretario general del Movimiento, de la Falange.

-¿Cómo se afronta el cambio de una dictadura a una democracia en un punto tan clave como la economía?

-Pedí nombrar al equipo económico completo; éramos seis ministros. Toda la política económica y monetaria iba a depender de mí. Había que hacer un gran esfuerzo de contención de gasto público, de la inflación y de la carrera salarial, que también incluía en aquella época al Banco de España.

-¿Fue una sorpresa que el Rey designará a Adolfo Suárez?

-No. Adolfo Suárez era un político puro. Ese sí que había estado con camisa azul y los días de gala, con la chaqueta blanca. Pero hay que entender que no había hecho otra cosa que estar en la Falange.

-¿Pudo haber continuado con el Gobierno de Adolfo Suárez?

-No, yo seguro que no.

-¿Por qué?

-(Hace un silencio rotundo, para terminar riéndose). Había estado en un momento importante de la historia de España, siendo vicepresidente económico y ministro de Hacienda. Estaba convencido de que Suárez, para no crearse dificultades en los aspectos políticos, iba a tener cuidado de no tomar ninguna medida económica que pudiera incomodar. Y el país necesitaba medidas de austeridad.

- ¿Se podría decir que empezó su grupo empresarial con una peseta?

-Tengo todavía la póliza de compra. El Grupo Villar Mir lo creé cuando tenía 56 años. El 31 de julio de 1987 compré la primera empresa, Obrascon, la «O» de OHL. Llevo compradas en torno a 30 empresas, cuanto más grandes y mayores dificultades financieras, mejor. Partía de fondos propios cero, soy de familia de clase media. No he tenido ningún antecesor que haya sido industrial, empresario, financiero, ni rico. El desafío que me puse fue, sin dinero, hacer un grupo industrial nuevo.

«Llevo compradas treinta empresas; cuanto más grandes y más dificultades mejor»

-¿Ha puesto en venta Torre Espacio para financiar deuda?

-Creo sinceramente que es el mejor edificio de España, por el diseño y la calidad de construcción, pero no deja de ser un producto más de mi actividad empresarial. En este momento, en Madrid tengo otros compromisos como el centro Canalejas o las sedes de los grandes bancos de España, que estaban desahuciados y llevaban 8 años cerrados, cayéndose a trozos. Ya hemos tramitado todos los permisos. Y he sido adjudicatario de la quinta torre antes de que se fuera Ana Botella del Ayuntamiento de Madrid. Hubo un concurso, y ofrecimos una solución técnica mejor, y un pago al Ayuntamiento más alto. No quiero ser el único propietario de Madrid, y lo natural es vender.

-¿Le preocupa el nuevo equipo de Gobierno de Madrid y su alcaldesa?

-No. Nuestra actitud es muy sencilla, quiero servir a Madrid en régimen de empresa privada obteniendo un beneficio. En este sentido, soy un servidor de Manuela Carmena. No la conozco, no he tenido el honor, ni le he pedido hora todavía.

-El mensaje de Tsipras es que se puede parar a la Troika. Si gana hoy el referéndum, ¿sería una señal de que movimientos como Syriza pueden cambiar las políticas de austeridad de Europa?

-No veo ninguna lucha, David contra Goliat, sino el fracaso del sistema comunista, que quiere vivir de las subvenciones. ¿Qué es eso de luchar contra el FMI? El FMI es el conjunto del mundo, y todos somos accionistas, no es una ONG. Si Grecia debe cada día más dinero, está pidiendo quitas y dice que no lo va a devolver nunca, es natural que el FMI diga «hasta aquí hemos llegado». Ningún país puede consumir más de lo que produce. El fracaso histórico del comunismo es total. En ningún país del mundo, desde la revolución de invierno de 1918, ha sido capaz de crear estados de Bienestar.

«Todo lo que dice Rivera me suena sensato»

- Como empresario del Ibex 35, ¿está detrás de la creación de Ciudadanos de Albert Rivera?

-Cada vez que oigo a Albert Rivera me parece que su razonamiento es siempre equilibrado y sensato. Hay otros políticos que no sé que quieren decir cuando hablan. Le seguí primero en Cataluña, y fue una voz importante contra las tendencias independentistas que estaba defendiendo Artur Mas. A Rivera no he tenido el honor de saludarle nunca, no le conozco, pero todo lo que dice me suena razonable, tiene un sitio en la política española.

-¿Su voto es cautivo?

-No tengo compromiso con nadie, pero sí creo que Rajoy ha sido el presidente que necesitaba España.

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