El populismo irrumpe en las grandes capitales con el aval decisivo del PSOE

Concejales de la izquierda radical acatan la Constitución por «imperativo legal» y al grito de «sí se puede»

El populismo irrumpe en las grandes capitales con el aval decisivo del PSOE abc

mariano calleja/gabriel sanz

La izquierda extrema consumó ayer su llegada al poder en algunas de las principales ciudades de España, entre ellas Madrid y Barcelona, y tardó muy poco en mostrar su rostro auténtico. En el Ayuntamiento de la capital, Manuela Carmena , apadrinada por Pablo Iglesias, dio una lección de populismo en su primer discurso como alcaldesa, mientras muchos de sus concejales prometieron respetar la Constitución con la coletilla que pusieron de moda los proetarras de Batasuna en el Congreso: «Por imperativo legal».

Esa fórmula se repitió ayer a lo largo y ancho de España, y en Cataluña se acompañó de otros latiguillos a favor de la «república catalana» y la «independencia». En Barcelona, fue la propia alcaldesa, la activista antidesahucios Ada Colau, la que prometió por «imperativo legal». Todo, entre gritos de «sí se puede», abucheos al PP y banderas republicanas, algunas con símbolos de las Brigadas Internacionales, para arropar a los representantes de las marcas blancas de Podemos, como pudo verse en Madrid. En Pamplona, los concejales de UPN y sus familiares fueron insultados y amenazados tras la toma de posesión del nuevo regidor, Joseba Asirón, de Bildu.

Los insultos se sucedieron en otros puntos de España, como Badalona, donde un pentapartito, todo un frente anti-PP con el apoyo decisivo del PSC, permitió gobernar a la izquierda radical, pese a tener solo cinco de los 27 concejales, seis menos que el PP, que fue la lista más votada. La nueva alcaldesa, Dolors Sabater, de Guanyem Badalona en Comú, prometió trabajar para que se instaure «la república catalana», mientras muchos de sus seguidores insultaron al candidato del PP, Xavier García Albiol.

El protagonista en la sombra de este sábado fue el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que acudió al Palacio de Cibeles para arropar a Carmena y se mostró encantado con su «no discurso» sin papeles y su tuteo generalizado. Iglesias, entre gritos de «presidente, presidente» que le dedicaron sus seguidores, aseguró que su objetivo es estar en La Moncloa.

En ese ambiente transcurrió una jornada histórica, en la que la izquierda radical se aupó al poder de la mano de un PSOE más encogido, pero que logró el objetivo principal de su jefe de filas, Pedro Sánchez: formar un cordón sanitario contra el PP por toda España, pese a ser la fuerza más votada en la mayoría de las grandes ciudades. Los populares solo van a gobernar 20 de las 40 capitales donde fueron el partido más votado. Ante esa situación, el PP advirtió al PSOE de que con su actitud está renunciando a ser alternativa de Gobierno y se está convirtiendo en partido bisagra.

Mariano Rajoy se pronunció en Twitter: «Enhorabuena a los concejales del @PPopular. Mi apoyo a los que aun ganando no han podido ser alcaldes por pactos excéntricos y sectarios. MR». En un segundo tuit, asegura: «Convencidos de qué es lo que #España necesita, el @PPopular va a seguir trabajando desde la centralidad por la recuperación de todos. MR». El PSOE respondió calificando de «sectario e indigno» esos tuit.

El frente de desalojo impulsado por el PSOE se empezó a visualizar en Madrid y Barcelona, pero también en Valencia, con Joan Ribó; Zaragoza, Pedro Santisteve; Cádiz, José María Fernández «Kichi», o Santiago, Martiño Noriega. En Vitoria, los socialistas permitieron con su voto en blanco que el PP perdiera el único símbolo de su poder en el País Vasco, lo que permitió la elección de Gorka Urtaran, del PNV.

El PP mantiene alrededor de 3.000 alcaldías, más que ningún otro partido, pero ha cedido 15 de las 34 capitales de provincia que ganó en 2011. Los populares mantienen Málaga, Almería, Granada, Murcia, Santander y Logroño, y han recuperado Orense y Cuenca. El PSOE, pese a su fuerte retroceso, ha pasado de nueve a 17 alcaldías, y aunque ha perdido Zaragoza, se ha hecho con plazas como Sevilla, Las Palmas de Gran Canaria, Palma, Córdoba e incluso Oviedo, pese a ser la tercera fuerza más votada. IU gobernará en Zamora.

En la jornada de constitución de los más de 8.000 consistorios predominó ese «todos contra el PP» que el secretario de Organización del PSOE, César Luena, volvió a justificar con el argumento de que «los españoles votaron pluralidad y cambio, y el PSOE está liderando en toda España el cambio y la pluralidad».

El riesgo del «sorpasso»

La afirmación de Luena encubre datos muy «preocupantes» para el futuro, según ha reconocido en privado el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y en público no pocos dirigentes socialistas, algunos de los cuales alzaron la voz en el primer Comité Federal tras el 24-M; entre otros, Susana Díaz -que ha permitido el pacto que ha dado la Alcaldía de Cádiz a Podemos-, Eduardo Madina, e incluso algunos ganadores en lo autonómico, como el asturiano Javier Fernández o el extremeño Guillermo Fernández Vara: los 5,6 millones de votos logrados en estas municipales (25,02%), recordaron, son 450.000 menos que los logrados por el PP y representan el peor resultado del PSOE desde las primeras elecciones municipales (1979).

De hecho, respecto al «catastrófico» 2011 son aún 675.000 votos menos. Solo la debacle del PP permite disimular que ese voto exsocialista no se ha ido a la abstención sino a Podemos y sus plataformas satélite. Sólo en Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza, la izquierda asamblearia que gobierna desde ayer ha obtenido medio millón de votos más que el PSOE; un dato que hace que muchos dirigentes no tengan claro que Sánchez vaya a beneficiarse en las elecciones generales; más bien al contrario. Dan por hecho que Pablo Iglesias está en una operación de «sorpasso» del PSOE en las generales solo (Podemos) o en compañía de otros (la plataforma de unidad que le reclaman IU y muchos de su partido). Antes del 24 de mayo, eso parecía imposible, pero la media docena de grandes ciudades que va a gobernar, más su papel decisivo en las investiduras como presidentes de Vara en Extremadura; Fernández, en Asturias; Ximo Puig, en la Comunidad Valenciana (ahí Compromis va a entrar en el Gobierno); y Javier Lambán, en Aragón, ya no lo hace tan inverosímil.

Por eso, no todo el mundo en el PSOE comparte tanta versatilidad pactista con quienes Felipe González denominó el pasado jueves «los monaguillos» del presidente venezolano, el bolivariano Nicolás Maduro. A pesar de que el exmandatario dejó a Pedro Sánchez el recado de que los pactos deben servir para dar «coherencia y estabilidad», no solo para ocupar instituciones, su sucesor al frente de la Secretaría general del PSOE está decidido a seguir adelante.

No a la «batasunización»

«El día después» preocupa, en palabras de un dirigente regional a ABC. Haber dejado manos libres en Madrid a Manuela Carmena por no «contaminarse» entrando en su gobierno municipal -«cheque en blanco a Podemos», lo ha denominado el exsecretario general del PSM Tomás Gómez- intranquiliza a sectores socialistas que ayer vieron con pavor a varios de los concejales de Ahora Madrid prometer su escaño «por imperativo legal», como hacen los diputados abertzales de la antigua Batasuna, hoy Bildu.

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