Sosa Wagner, a Ciudadanos: «Entrar en gobiernos deja más impronta»
El exeurodiputado critica las primarias y se muestra aliviado por no estar ya en UPyD
Su propuesta de que UPyD y Ciudadanos alcanzasen alguna fórmula de colaboración electoral fue el desencadenante de la crisis del partido que dirige Rosa Díez. Representante de UPyD en el Parlamento Europeo entre 2009 y 2014, Francisco Sosa Wagner relata en «Memorias europeas. Mi traición a UPyD», publicado por la editorial Funambulista, sus vivencias en Bruselas y Estrasburgo, y cómo afrontó en solitario el reto de enfrentarse al aparato burocrático de la Unión Europea. A modo de diario, Sosa Wagner traza un retrato detallado de la realidad de la política europea, mientras lo acompaña de sus experiencias más personales. Con una sinceridad brutal, el libro termina con un amargo relato de los hechos que lo alejaron para siempre de la vida pública.
-¿Ha traicionado usted a UPyD?
-Me acordé del libro «Mi rebelión en Barcelona», de Azaña. El título tiene una carga irónica. Yo no he traicionado a UPyD, y ahí está mi trayectoria de cinco años defendiendo a unas siglas en condiciones muy adversas.
-Finalmente se negoció con C’s...
-A mí en un Consejo Político me vapulearon . Pero salí de allí pensando que al menos se había abierto la puerta a una negociación. Es verdad que luego no condujeron a ningún sitio, pero la historia está diciendo que lo que no se hizo por arriba se está haciendo por abajo.
-¿Hasta la desaparición de UPyD?
-Ahora se habla de que va a haber un congreso extraordinario después de las elecciones. Yo cada día voy a la catedral de León para dar gracias por no tener que estar en ese congreso.
-¿Cómo valora el cambio de postura de Irene Lozano? Ahora es la alternativa.
-Lo único que quiero decir ya respecto a estas personas es que no he conocido su mejor cara. Carlos Martínez Gorriarán estuvo llamándome corrupto durante un mes en las redes sociales. Son cosas que prefiero olvidar.
-Usted recomienda a C’s que tenga cuidado al aceptar gente que sale de UPyD.
-Y es válido para gente que viene de otros partidos, no solo de UpyD. Hay gente que se interesa por la política para estar en ella, y se va moviendo de un sitio a otro. En el caso de UpyD y de C’s es lógico que de un sitio se pase a otro. Creo que ellos están intentando tomar cautelas. Pero no siempre van a poder evitar que se cuelen personas. La naturaleza humana es la que es y no se va a solucionar ni por medio de la ley electoral ni de las primarias.
-En el libro critica las primarias. Ciudadanos quiere imponerlas al resto de partidos.
-Pretender el funcionamiento democrático de los partidos es pedir peras al olmo.
-Reconoce que Rosa Díez le dijo que «vigilaría» el proceso.
-Sí, se vigilan ciertamente. Está en la naturaliza del dirigente querer vigilar. No siempre tiene éxito. Pero es un sistema que hay que pensarlo de nuevo. Yo entendía como una dificultad organizativa que hubiera unos cargos orgánicos elegidos por los afiliados y luego paralelamente se crearan estructuras de poder ligadas a las elecciones primarias. O una cosa o la otra. Se están creando dos legitimidades , y eso es un problema a meditar.
-¿Qué opina de Podemos? En el libro se refiere a ellos como un peligro.
-Las fórmulas que ellos proponen yo no las comparto. Sin embargo, valoro la aparición de Podemos y de Ciudadanos como muy positiva para la vida política española porque hace desaparecer la claudicación permanente ante los partidos nacionalistas. Pero también por la cuestión de los pactos. Esos acuerdos parece que ahora van a ser obligatorios, y es muy bueno para el sistema.
-Entonces, ¿considera que es bueno entrar en gobiernos? Sabe que Ciudadanos se opone.
-Yo así lo creo. Y esto también hay que aclararlo. Entrar en un gobierno no tiene por qué presentarse como que se hace para buscar los cargos. Hay que aclarar a la gente que entrar en gobiernos y en coaliciones electorales no es malo. Si están en el gobierno los partidos pequeños, más impronta dejarán.
-¿Qué le parece lo que sucede en Andalucía?
También a Ciudadanos y a Podemos tienen que dejarles respirar. Acaban de llegar. Vamos a ver que pasa el domingo y sobre las líneas de acuerdos que puedan darse en toda España vamos a crear unas líneas de actuación. No les impulsemos a tomar ya una decisión sobre una experiencia aislada que se ha producido en una región española.
La experiencia europea
-¿Cómo fue enfrentarse a esa burocracia europea en 2009?
-El Parlamento Europeo está más pensado para los grandes grupos políticos. Nosotros optamos en ese momento por ir a los «no inscritos». Muy pronto empecé a llamarlos los proscritos. Yo al final de la legislatura había votado en el pleno más de 22.000 veces, y con voto nominal 6.333 veces. Eso solo en el pleno. Se abordan una cantidad de asuntos para la que los grandes grupos están más preparados. El "no inscrito" que además era solo uno pues yo tenía que hacerlo solo. En un mismo día se abordaban cuestiones muy diversas.
-Cuenta como muchos grupos querían cortejar a UpyD ya en 2014
-Hasta Marine Le Pen nos mandó dos emisarios. Lo atribuyo a desconocimiento por su parte y a su angustia por lograr un país más para poder formar su grupo parlamentario propio. Luego si he tenido el cortejo de los dos grandes grupos. Pero nuestra ambición fue siempre entrar en el grupo liberal.Teníamos el problema de la presencia de nacionalistas vascos y catalanes. Era un temor muy entendible porque nos habían hecho una campaña feroz. Pero la verdad es que el interés era unánime porque nosotros entrásemos. (cuatro de UpYD y dos de C's)
-¿Por qué la idea de Europa no llega a la gente?
-Yo creo que los medios de comunicación españoles tienen una parte de responsabilidad en eso. No tiene reflejo la cantidad abrumadora información que se genera. Yo me desesperé un poco porque elaboramos informes muy relevantes en Europa, como el de las interconexiones energéticas. Yo habré puesto en circulación unas 200 preguntas parlamentarias y nadie hacia ni caso. Hay una distancia que deben de cubrir los medios de comunicación. Se tratan cuestiones que afectan muy directamente al ciudadano.
-Existe la tentación de avanzar hacia los Estados Unidos de Europa
-En el libro digo que Europa no debe aspirar a ser una nación, porque no lo ha sido nunca, ni falta que hace. Pero a la vez habló de la necesidad de construir un relato de Europa. Una historia común y una cultura que pueda representarnos. Esa es mi visión. Y descartar el uso de la palabra nación. La palabra nación chorrea sangre en el siglo XX. Europa es una construcción política original, de ahí su complejidad.
-Se critica mucho la falta de poderes del Parlamento Europeo
-El PE tiene muchos poderes. Pasa asuntos muy delicados, decide todas las grandes cuestiones salvo algunas cuestiones de política exterior o de defensa. Y le da el poder inmenso de aprobar el presupuesto de la UE. Ahora bien, yo lo que sostengo es que el Consejo Europeo, es decir la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno, debe desaparecer de entre las instituciones europeas. Eso no puede ser porque trastoca el reparto de competencias dentro de la UE y lastra el papel de la Comisión Europea.
-También se muestra muy crítico con la situación de Cataluña
-Parece que está en sordina como consecuencia de las elecciones del próximo domingo. Pero volverá otra vez, porque los nacionalistas catalanes no olvidarían sus reivindicaciones aunque cayera un meteoríto sobre la tierra. Yo espero que si esta gente se mete en unas elecciones ahora en septiembre que no tengan el número suficiente de diputados para poder plantear eso que sería una declaración unilateral de independencia. Eso sería una cosa muy grave que el sistema político español no tiene pensada esa figura. Espero que los ciudadanos catalanes sean conscientes de donde se meten si se les ocurre dar el respaldo a una opción independentistas que en primer lugar les sacaría de la Unión Europea, para volver a intentar luego otra vez entrar. Yo espero que eso lo hagan fracasar los mismos ciudadanos, y no me refiero al partido (risas). El nacionalismo catalán es un negocio, pero la ruputura ya no es un negocio, es un contranegocio.
-¿Se han aprovechado del Estado?
-Claro, porque han tenido siempre la llave de la gobernación en España como consecuencia del sistema electoral. Si ahora Podemos y Ciudadanos aparecen en el mapa eso que habremos ganado. Y no es poco. El hecho de que CIU y PNV fueran fundamentales para los gobiernos de González, Aznar o Zapatero ha sido para España un estropicio. Que una parte muy pequeña de España se arrogara el derecho a decidir sobre el conjunto. Esto en ningún país federal nadie lo puede entender.
-¿Qué percepción encontraba en Europa al respecto?
-El diputado europeista es muy adversario de las fórmulas nacionalistas, porque sabes perfectamente que eso es la destrucción de Europa. Los nacionalistas son antieuropeos. Los de la derecha y los de la izquierda. Tanto Marine Le Pen como la extrema izquierda, aunque son grupos comunistas más marginales no me refiero a IU. En el ámbito europeo se ve muy mal. Sería el final de la UE. No faltaba más que empezaran a proliferar nuevas naciones. Yo si en mi mano estuviera pondría un impuesto especial al que se le ocurriera enarbolar una bandera nueva.
-Usted reivindica su origen socialdemócrata ¿Cómo ve al PSOE?
Yo veo al PSOE en el marco de toda la socialdemocracia europea. Es una ideología con un fuerte poder político e institucional, pero como fuerza ideológica está tambaleándose porque no ha acertado ha advertir los cambios que se ha producido en el mundo. Vemos como Manuel Valls o Matteo Renzi dicen cosas que no tienen nada que ver con la concepción tradicional de la socialdemocracia. Se trata de una ideología que ha sido fundamental en la segunda mitad del siglo XX para estabilizar los sistemas políticos pero que necesita que alguien piense en una renovación. Y es difícil que lo hagan los propios políticos. Tal vez esté en manos de ensayistas, historiadores, y detrás los políticos.
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